Bogotá – Caracas – La Habana, con escalas

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Por Carlos Obregón

El 11 de junio, en La Habana, debe reanudarse la mesa de negociación entre el Gobierno y las Farc para avanzar de fondo en el tema de la participación política, tan complejo como el mismo primer punto de la agenda, el del desarrollo agrario.

Hasta hoy no está claro del todo si ese día se pueda retomar el trabajo de los negociadores. Para que eso suceda habrá que aguardar cómo se sale de la crisis que produjo en las relaciones con Venezuela la visita del opositor Henrique Capriles a la Casa de Nariño. A raíz de ese encuentro, el presidente Nicolás Maduro y el chavismo dijeron que evaluarían el papel de su país en la mesa de negociación como garante de las negociaciones con la insurgencia colombiana.

Aunque algunos son optimistas y creen que esta es una crisis pasajera, en los días que faltan para la nueva cita de La Habana, deberán ocurrir varios hechos cruciales para poner a salvo la negociación, independientemente de que Caracas y Bogotá mantengan tirante la relación bilateral.

Lo primero es la respuesta que dé Venezuela a la invitación de las Farc “para convenir acciones que nos permitan reconstruir la confianza que requiere la continuidad del proceso”. Esto es lo que debe ocurrir en una reunión de los voceros de las Farc con el embajador Roy Chaderton en las próximas horas. Si bien es cierto, como lo dice la analista Socorro Ramírez, que el proceso no se acabará teniendo en cuenta que Venezuela ya hizo el trabajo más importante que fue convencer a la guerrilla de sentarse a negociar, al proceso lo que más le conviene es tener aliados, y Venezuela es uno de de ellos.

La otra tarea crucial es la que debe hacer el gobierno colombiano que luego de la reunión con Capriles debe demostrarle al chavismo que le interesa mantener la armonía sin renunciar a reconocer la existencia de la oposición. Habría que esperar cuáles son las pruebas que entregaría Maduro sobre el complot que se está montando en Bogotá para dividir al chavismo y atentar contra Diosdado Cabello. De ser cierto, no hay duda que el presidente Santos tomaría medidas con el fin de calmar al Gobierno de Caracas.

Y paralelo con ello, un tercer frente sería lograr, como ya se dio con la carta que acaban de enviar líderes del peso de Koffi Annan, Nelson Mandela y Jimmy Carter, más apoyos externos para poner las negociaciones a salvo de cualquier pataleta de los chavistas que no la pasan bien sin su desaparecido líder.

Y esperar, también, que no sigan surgiendo propuestas inoportunas como el anuncio de buscar acuerdos con la OTAN, una propuesta que puede tener su razón de ser, pero que ha sido mal manejada de cara a la opinión nacional e internacional.

Ciertamente. Como van las cosas en el Congreso, antes del 20 de junio habrá nuevo fuero penal militar, pero no reformas a la salud. Y si las hay, no serán lo que el país espera.

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