El debate sobre el salario mínimo en Colombia vuelve a ocupar la agenda económica tras las declaraciones del ministro del Interior, Armando Benedetti, quien aseguró que el Gobierno busca elevarlo hasta los $1.800.000 mensuales; en una propuesta, que aún no ha sido oficializada por el Ministerio de Trabajo ni por la Casa de Nariño, pero que representaría un incremento significativo frente al valor vigente para 2025.
¿Qué trabajadores no recibirán el salario mínimo?
Este no es un anuncio menor si se tiene en cuenta que el salario mínimo mensual es de $1.423.500 sin auxilio de transporte y de $1.623.500 al incluir los $200.000 que corresponden a ese beneficio; por lo que si la propuesta de Benedetti se materializara, el aumento sería del 26,47% en el primer caso y del 10,87% en el segundo; muy cercano a lo mencionado por Portafolio semanas atrás.
En un mensaje divulgado a través de su cuenta de X, el ministro afirmó que cuando el presidente Gustavo Petro llegó al poder, el salario mínimo estaba “en menos de un millón” y que hoy podría acercarse a los 1,8 millones de pesos y agregó que el Gobierno ha impulsado medidas que fortalecen el poder adquisitivo, como el pago del 100% de dominicales, festivos y recargos nocturnos, así como la formalización de aprendices del Sena.
En un video que acompañó el mensaje, Benedetti defendió la gestión del Ejecutivo y subrayó que los trabajadores “hoy tienen más plata en los bolsillos”, puesto que la reducción de la inflación, la estabilidad del dólar y la recuperación del crecimiento económico han ampliado su capacidad de consumo. También aseguró que el proyecto del presidente Petro es el “mejor que le puede servir a un trabajador hoy” y pidió continuidad para las políticas laborales actuales.
Las afirmaciones del ministro contrastan con los datos oficiales disponibles, según los cuales, el salario mínimo de 2022, antes del inicio de la administración actual, era de $1.000.000 de pesos más un auxilio de transporte de $117.172. Desde entonces, los aumentos anuales han estado por encima de la inflación, pero no duplican el valor inicial como sugiere Benedetti. Aun así, los incrementos han sido más altos que los registrados en gobiernos anteriores.
Si el nuevo ajuste se concretara, el aumento propuesto sería uno de los más altos de las últimas dos décadas y superaría el incremento del 12% decretado para 2023 y el del 10% para 2024, aunque implicaría un mayor desafío fiscal para las empresas, especialmente para las micro y pequeñas, que son las principales empleadoras del país. Así mismo, el impacto en la estructura de costos podría ser considerable en sectores intensivos en mano de obra.
Benedetti enmarcó su anuncio en un discurso político más amplio en el que afirmó que la clase media debe “entender que los candidatos de la clase alta no los benefician” y advirtió sobre los riesgos de un cambio de rumbo en la orientación económica; todo con el fin de reforzar la percepción de que la actual administración ha mejorado las condiciones de los trabajadores y ha reducido la desigualdad, en un momento en que el Gobierno enfrenta presiones por los resultados de sus reformas.
No obstante, la posibilidad de un aumento de esa magnitud generará debate en los próximos meses, no sin pasar por alto que cualquier ajuste deberá ser concertado en la Comisión Permanente de Políticas Salariales y Laborales, donde participan el Gobierno, los sindicatos y los gremios empresariales.
Tradicionalmente, el incremento del salario mínimo se define en diciembre, tomando en cuenta la inflación, la productividad y el comportamiento de la economía nacional; por lo que, por ahora, el pronunciamiento del ministro del Interior no constituye una decisión formal, pero sí anticipa el tono de la discusión salarial de fin de año.
De concretarse, el nuevo salario mínimo de $1.800.000 marcaría un hito en la política laboral del país y reforzaría el papel del ingreso mínimo como herramienta de redistribución, aunque también abriría interrogantes sobre su sostenibilidad en el mercado de empleo colombiano, que actualmente enfrenta desafíos por la presión de los costos laborales.