Durante su campaña para llegar a la Casa de Nariño, el presidente Iván Duque prometió no destruir el Acuerdo de La Habana firmado por el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla desmovilizada de las Farc. Sin embargo, sí manifestó la posibilidad de hacerle unas modificaciones al documento suscrito el 24 de noviembre de 2016.
Esta posibilidad la reiteró dos veces este lunes en Nueva York. Una en el evento Colombian American Association, que le rindió homenaje y a la que asistió Christian Mürrle, uno de los implicados en el caso de los “bonos agua”; la otra, en la Cumbre Anual de Concordia.
“Las personas que realmente han entrado en un proceso de desarme deben de contar con la posibilidad de que les ayudaremos en esa transición porque hay que volver a un ambiente de ley y orden, y quienes quieran seguir haciendo parte de carteles, vamos a tener una política de cero tolerancia”, dijo el mandatario.
Para Duque uno de los temas más importantes es garantizarle a las personas de las regiones, afectadas por más de 50 años de conflicto, que la guerra y la inseguridad no volverá a sus territorios.
“No queremos que las víctimas, ni la población de Colombia, tengan la frustración de que no funcionó el proceso, por lo tanto hemos implementado un plan con militares, con el que hemos atrapado a muchos de esas organizaciones. Hemos estado implementando el programa de interdicción más exitoso y he firmado más de 44 órdenes de extradición. Vamos a ser duros y a llevar a cabo una legislación para personas que sigan incurriendo en actividades delictivas”, enfatizó.
Con respecto a este último punto, insistió acerca de su propuesta de confiscación de la dosis mínima que, según él, será una gran estrategia de lucha contra el microtráfico. “Si queremos tener una paz duradera tenemos que ponerle fin al negocio con una política integral, promover los buenos hábitos y confiscar drogas ilegales en las calles, tenemos que poner control”, expresó.