Américas, hacia una integración equitativa, real y próspera

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Por Francisco Rodríguez G.
Asociación de Periodistas Económicos de Colombia, APE

Además del hecho político de congregar a los líderes de la región, la VI Cumbre de las Américas deja una señal muy clara en materia de integración e interacción económica entre gobiernos, empresarios, trabajadores y sectores sociales de toda la región. Y desde luego, el gran desafío de convertir las palabras en acciones efectivas para proteger a las economías y a la sociedad de la turbulencia económica mundial.
Y es que luego de escuchar a gobernantes, líderes económicos, dueños de empresas, expertos y analistas, el diagnóstico es claro. Las oportunidades están servidas y los retos a enfrentar son mayúsculos. Pero lo más importante es que la iniciativa, el combustible más importante para sacar adelante cualquier proyecto en la vida, es una savia vital que está contagiando a todos y cada uno de los rincones de estas diversas, pero promisorias Américas.
Obviamente, el derecho de las cosas es comenzar a enfrentar sin vacilación los grandes retos, que de acuerdo con los dirigentes que formularon sus planteamientos en la VI Cumbre, se resumen en: trabajar a fondo en la educación para mejorar calidad y acceso, asumir con carácter prioritario el fortalecimiento de la infraestructura, especialmente en Latinoamérica, mejorar continuamente en la reducción de los niveles de pobreza, generar muchos puestos de trabajo estables y avanzar en la senda de la conectividad tecnológica.
Desde luego, estos retos solo serán posibles con la consolidación de la gran alianza público-privada que quedó explícitamente planteada en el marco de la Cumbre.
El otro lineamiento que quedó planteado a instancias de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, fue el de avanzar en una integración en igualdad de condiciones sin que se mantengan las prácticas proteccionistas, a lo que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, respondió que las claves para ello serán las inversiones en educación, conexión eléctrica (en América Latina existen 30 millones de personas que carecen de ella), así como buen gobierno. “Antes pensábamos en socios grandes y pequeños, ahora simplemente tenemos socios en toda la región”, puntualizó el mandatario estadounidense.
A estas voces se sumaron las de muchos presidentes de la región. El presidente del Perú, Ollanta Humala sostuvo que “Estamos analizando cómo lograr que el crecimiento económico se traduzca en calidad de vida para los habitantes del hemisferio”. Su colega de Chile, Sebastián Piñera, enfatizó en la necesidad de invertir en educación e infraestructura, como pilares del progreso socio-económico de la región. Felipe Calderón, presidente de México, advirtió que “el camino del progreso pasa por la apertura y la libertad económica». Y la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, destacó el papel de la mujer en el progreso económico de la región, así como su aporte al fortalecimiento en la equidad de género.

Buenos vientos en A.L.

 

Por su conocimiento e interacción con toda la comunidad gubernamental, privada y social de las Américas, quizás uno de los diagnósticos más acertados fue el del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, Luís Alberto Moreno. “El eje de la economía mundial empieza a cambiar y si América Latina mantiene su crecimiento económico anual a tasas del 4%, podemos duplicar ingreso per cápita de aquí al 2030 y los pobres solo serían el 10% de la población regional. Estamos ante una nueva clase media que nos proyecta a más de 500 millones de personas con capacidad adquisitiva”.
Por ello, explicó, el desafío es promover la conectividad y la integración de las américas en forma sostenible e inclusiva. “El primer paso es conectarnos con cadenas de valor, con red de comunicaciones e infraestructura, pero conectarnos equitativamente”, afirmó. Con respecto a las tecnologías de la información y las telecomunicaciones, planteó que aumentar 10% la cobertura de banda ancha contribuye a aumentar en 1,4% el aumento del PIB. Y dijo que 90% latinoamericanos tienen celulares, lo que facilita un mayor y ágil acceso a las transacciones bancarias. “Tenemos que conectarnos en forma más efectiva, conectémonos para prosperar”, fue su conclusión.
Moreno también llamó la atención sobre el comportamiento del comercio intrarregional, que asciende a US$180.000 millones y corresponde al 19% de las transacciones totales, indicador que es bajo frente a lo que ocurre en Asia, donde las operaciones comerciales entre sus países ascienden a 40%. En su opinión, debería duplicarse en una década.
Pero también el presidente del BID, expresó su preocupación por el desempleo juvenil, cuya tasa llega a 20%. “Se requiere mano de obra calificada y atender a una población cuya edad promedio es de 27 años”.

El impulso empresarial

 

Desde luego, el sector privado, como parte interesada en estas deliberaciones, no quedó simplemente a la expectativa de los anuncios, sino que le dejó ver claramente a los mandatarios de la región, que el impulso fundamental para llevar a la práctica estos buenos propósitos, será la concreción del modelo de alianzas público-privadas. Y en tal sentido, sus principales requerimientos son los de unas políticas gubernamentales claras y estables, el fortalecimiento de la ética social, el respeto a la libre competencia y la generación de proyectos en los distintos renglones, con la convicción de que una gran dinámica de inversiones se materializará en mayores oportunidades para todos.
Por otro lado, un término que quedó acuñado en la histórica VI Cumbre de las Américas, fue el de las multilatinas globales, un concepto que tiene como premisa el aprovechamiento de sinergias, la necesaria alineación del lenguaje común de la región con las costumbres, a fin de fortalecer la participación del recurso humano en este proceso.
Este nuevo poder empresarial, que desde ya comienza a ensamblarse con el aporte de la comunidad empresarial de todos los tamaños y sectores, será el que marcará la pauta al momento de enfrentar factores negativos como la turbulencia de los mercados internacionales, pero también para aprovechar, desde el modelo de las multilatinas, las oportunidades para obtener beneficios en los fuertes bloques económicos, que equivalen a las grandes ligas donde hoy se juega el futuro de las empresas y de los trabajadores.
Y a propósito de éstos, los dirigentes sindicales que contaron con un amplio foro en la VI Cumbre de las Américas, reconocieron que han conquistado un espacio de interlocución y señalaron que este tipo de encuentros no puede ser un “muro de las lamentaciones” y que se requiere pasar de las palabras a las acciones.

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