Proceso de paz pasó la línea del no retorno

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Por: Ricardo Galán.–

Puede ser que el pánico desatado en las toldas reeleccionistas por los resultados de las últimas encuestas que dan ganador al candidato de la oposición sea una de las causas.

Puede ser el as bajo la manga que la campaña del Presidente Santos tenía guardada para la última semana del proceso electoral, que es cuando en realidad los ciudadanos decidimos por quien votar.

Puede un avance o una trampa. Pero hay que admitir que los 10 puntos de la “Declaración de principios para la discusión del punto 5 de la agenda: “víctimas” firmado en La Habana el 7 de junio de 2014 es el documento más importante firmado por las Farc y el Estado colombiano durante un proceso de negociación.

Va a parecer exagerado pero creo que el proceso de negociación entró en una fase de no retorno. Incluso si el Presidente, Juan Manuel Santos sale derrotado. Desde el sábado cualquier negociación tendrá que partir del respeto y cumplimiento de esos 10 principios.

Que las Farc y el Estado hayan firmado un documento en el cual admiten ser responsables de los daños causados a víctimas inocentes y que les reconozcan a esas víctimas los derechos a exigir justicia, saber la verdad, obtener una reparación y la garantía de que su tragedia no se volverá a repetir marca un hito en la historia de los procesos de paz en Colombia.

“No vamos a intercambiar impunidades”, señala tajante la declaración.

La verdad, la piedra angular

Aunque todos los puntos acordados son importantes, le doy especial valor al compromiso con la verdad.

Dice el punto 5 del acuerdo: “El esclarecimiento de la verdad: Esclarecer lo sucedido a lo largo del conflicto, incluyendo sus múltiples causas, orígenes y sus efectos, es parte fundamental de la satisfacción de los derechos de las víctimas, y de la sociedad en general. La reconstrucción de la confianza depende del esclarecimiento pleno y del reconocimiento de la verdad.”

¿Por qué es tan importante saber la verdad? Porque hay miles de familias en Colombia que no saben qué pasó con sus parientes secuestrados por las Farc, desaparecidos en sus zonas de influencia o integrados a sus filas.

Porque hay centenares de familias cuyos hijos fueron capturados por agentes del Estado de manera legal o ilegal, de los que nunca se volvió a saber.

Porque Colombia está lleno de fosas comunes y tumbas sin nombre cuyos ocupantes y sus familias merecen un reconocimiento, una explicación y un sepultura digna.

Porque Colombia está lleno de campos minados cuyo desmonte es vital para que los efectos de la guerra no se prolonguen en el tiempo.

Porque los colombianos tenemos derecho a saber qué pasó, cuando pasó, por qué pasó y quienes son los responsables de lo que pasó. Las Farc y el Estado tienen la obligación política, ética y moral de contarnos la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad.

Porque la verdad, por dura que sea, es la piedra angular sobre la que deberemos construir un nuevo país basado en la confianza de que la historia no se volverá a repetir. Así veo yo el compromiso que las Farc y el Gobierno acaban de asumir en La Habana.

Si las Farc y el Gobierno firmaron esa “Declaración de Principios” como una mera treta electoral para sacar ventaja en esta apretadísima contienda electoral tacaron burro.

Si firmaron esa “Declaración de Principios” solamente para ganar una elección, puede que la ganen, pero deben entender que a partir de este momento, no les aceptaremos nada menos.

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