Madrid, 02 de Junio ¬_RAM_ La expresión Abdicar significa que un rey o un príncipe cede su soberanía absoluta pero no renuncia a ella. Esto fue lo que aconteció el lunes con el Rey Juan Carlos I de España, quien le confirmó al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, sobre su decisión de hacerse a un lado y permitir la coronación del actual Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.
“Espero que en un plazo muy breve, las Cortes españolas puedan proceder al nombramiento como Rey del que hoy es el Príncipe de Asturias”, dijo Rajoy durante una conferencia de prensa en Madrid.
El presidente del gobierno explicó que el gobierno convocará un consejo de ministros extraordinario y promoverá un cambio legislativo inmediato con el objetivo de acelerar lo más posible la sucesión en la jefatura del Estado de manos de Felipe. En su breve alocución, Rajoy no dio precisiones sobre tiempos y plazos.
Juan Carlos había sido proclamado rey de España el 22 de noviembre de 1975, dejará el trono a los 76 años, luego de pasar 39 años al frente de la monarquía.
La abdicación del monarca se produce en momentos en que la monarquía española se ha visto sacudida por diversos escándalos que han perjudicado su popularidad y después de que el rey fuera sometido a varias intervenciones quirúrgicas.
El monarca fue operado 13 veces desde 1954 por diversas afecciones, desde apendicitis hasta rotura de cadera.
El príncipe Felipe de Borbón, de 46, se encontraba en las últimas horas en El Salvador, adonde viajó para la asunción del presidente Salvador Sánchez Cerén.
Rajoy describió a Juan Carlos como “un defensor infatigable” de los intereses españoles y recordó su papel en la transición democrática.
Según los medios de comunicación españoles, se esperaba una comparecencia del rey al mediodía (hora local).
El sitio oficial de la Casa Real colapsó tras conocerse la noticia.
¿Qué es abdicar?
Abdicar: En su primera acepción de la Real Academia de la Lengua, dicho de un rey o de un príncipe: Ceder su soberanía o renunciar a ella.
El artículo 57 de la Constitución española es el que regula la sucesión en el trono de España. Los dos primeros apartados del artículo 57, determinan el orden sucesorio que se habrá de seguir en la etapa monárquica que se inicia con la Constitución de 1978.
El Titular de la Corona puede abdicar del Trono y dejar de ser Rey o Reina -este caso legislativo no está regulado-, abriéndose en este caso la sucesión conforme al orden regular previsto por la Constitución. Más que una alteración del orden sucesorio, cabe hablar de una anticipación en el mismo por voluntad del Titular de la Corona, que deja así paso a la sucesión.
El artículo 57.1 fija el orden sucesorio hacia el futuro: “La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer y, en el mismo sexo, la persona de más edad a la de menos”.
Este orden sucesorio significa que la Corona corresponde, sucesivamente, a los hijos varones del Rey y a sus descendientes, a las hijas del Rey y sus descendientes, a los hermanos y hermanas del Rey y a los demás parientes, siempre en orden de edad y con preferencia de los varones sobre las mujeres entre las personas con igual grado de parentesco.
La fórmula reproducida recoge la de todas las Constituciones monárquicas españolas desde la de 1837, tras las vicisitudes de la última etapa del reinado de Fernando VII, en relación con la Pragmática Sanción y la Ley Sálica. Remontándonos aún más atrás en el tiempo, el precepto enlaza con la línea tradicionalmente seguida en nuestro Derecho histórico desde la Partida Segunda de Alfonso X El Sabio, confirmada en las Leyes de Toro y en la Novísima Recopilación.
En lo referente al Príncipe heredero, el artículo 57.2 constitucionaliza la dignidad de Príncipe de Asturias, denominación ésta de mayor arraigo histórico que la de Príncipe de España, utilizada durante el período inmediatamente anterior.
Ya la Constitución de Cádiz declaraba que el hijo primogénito del Rey se titularía Príncipe de Asturias, así como Infantes de las Españas los demás hijos e hijas del Rey y del Príncipe de Asturias; esta última previsión no aparece en la Constitución actual. Sí, en cambio, en el Real Decreto 1368/1987, de 6 de noviembre, sobre régimen de títulos, tratamientos y honores de la Familia real y los Regentes, que desarrolla esta materia.