El Ejército tailandés ha declarado esta noche la Ley Marcial para hacer frente a las protestas antigubernamentales que se registran en el país desde hace seis meses, informa AP citando a fuentes militares de Bangkok.
Esta medida, que tendrá efecto desde las 3 de esta madrugada, dota de poderes adicionales a los militares, a quienes otorga el control del orden público y la administración de Justicia sin consultar con ninguna otra autoridad.
En un anuncio televisado, el jefe del Ejército tailandés, Prayuth Chan-Ocha, ha asegurado que no se trata de un «golpe de Estado» y que el objetivo es evitar violencia entre grupos de manifestantes rivales.
«El Ejército pretende mantener la paz, el orden público y la seguridad de todos los grupos y partidos», anuncia un rótulo en la televisión pública. «Se pide a la población que no tenga miedo y que continúe con sus negocios como es habitual. Declarar la Ley Marcial no es dar un Golpe de Estado», especifica.
Chan-ocha ordenó la disolución del Centro para la Administración de Paz y Orden, excepto los miembros del Ejército, la Marina o las fuerzas aéreas. Los militares asumirán así todas las tareas relacionadas con la seguridad, incluidos los interrogatorios de sospechosos y entrega de pruebas a las autoridades judiciales, hasta ahora a cargo del Gobierno interino.
Los manifestantes antigubernamentales cancelaron una marcha debido a la declaración de la ley marcial. Por su parte, los seguidores del Gobierno, conocidos como los «camisas rojas», anunciaron que continuarán con las protestas en Bangkok.
Crisis política
La medida tomada esta noche por el Ejército tailandés es el último capítulo de un conflicto político y social que ha marcado la realidad del país en los últimos meses.
Tailandia arrastra una grave crisis desde el golpe militar incruento que depuso al hermano de la dimitida primera ministra Yingluck Shinawatra, Thaksin Shinawatra, que vive en el exilio en Dubai para evitar una condena de dos años de cárcel por corrupción que él achaca a motivos políticos.
Además, las elites de Bangkok ven con creciente recelo la emergencia de una conciencia política en las poblaciones rurales del norte, que tradicionalmente habían aceptado que las decisiones sobre su destino fueran tomadas en Bangkok. La oposición, por su parte, acusa al ‘clan Shinawatra’ de haber corrompido las instituciones del país y de mantenerse en el poder gracias a medidas populares que han arruinado las finanzas, informa David Jiménez.
Con este trasfondo, a principios de diciembre, el Ejecutivo de la ex primera ministra Shinawatra disolvió el Parlamento y anunció elecciones generales para febrero, que posteriormente fueron boicoteadas por los antigubernamentales y el principal partido opositor. El Tribunal Constitucional anuló en marzo los resultados de esos comicios y forzó la dimisión de Yingluck y nueve ministros por un caso de abuso de poder.
La ex primera ministra, que también ha sido acusada de negligencia por el polémico programa de subsidios para el arroz por la Comisión Anticorrupción, fue sustituida por Niwattumrong Boonsongpaisan.
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