VILLAVICENCIO, Colombia (Reuters) – El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dijo el martes que una derrota suya en las elecciones de este mes podría poner en peligro las negociaciones de paz con la guerrilla y prolongar el violento conflicto interno que ya lleva medio siglo.
Santos, un economista de centroderecha que ha entablado el primer diálogo con las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en más de una década, busca la reelección y aunque es el favorito para los comicios tendría que medirse en segunda vuelta con rivales como Oscar Zuluaga, un crítico enconado de las negociaciones que se celebran en Cuba.
«La verdad que no me gustaría que fuera así, pero con otras personas este proceso de paz no tendría el mismo futuro, hay candidatos que abiertamente han dicho que romperían el proceso», dijo Santos en una entrevista con Reuters en la ciudad de Villavicencio, en la zona central de Colombia.
«Mucha gente me ha dicho: ‘usted tiene que ser el presidente porque o sino todo esto que hemos venido construyendo y la posibilidad de la paz colapsa'», agregó el mandatario.
Zuluaga, un ex ministro de Hacienda derechista aliado al ex presidente Alvaro Uribe, ha dicho que a menos que las FARC declaren una tregua unilateral, suspendería las negociaciones con el grupo rebelde si llega al poder. Hasta ahora la guerrilla ha estado en contra de una tregua unilateral.
«Se está en el fondo decidiendo entre la guerra y la paz», dijo Santos, de 62 años, antes de reunirse con seguidores en la principal plaza de la ciudad.
La mayoría de los colombianos apoya los esfuerzos para acabar con un conflicto que ha cobrado más de 200.000 vidas, aunque muchos dudan de la voluntad de paz de la guerrilla y algunos se oponen a que los líderes rebeldes puedan llegar a convertirse en congresistas sin servir fuertes condenas.
Santos, que ha cosechado apoyo por mantener el crecimiento de la economía y atraer la inversión extranjera, hizo del proceso de paz su principal bandera electoral en la carrera por ganar un segundo periodo de cuatro años.
Pero en casi un año y medio de negociaciones en La Habana, el Gobierno colombiano y la guerrilla no han logrado muchos avances, sólo acuerdos parciales en dos de los cinco puntos pactados en la agenda, mientras los dos bandos siguen chocando en enfrentamientos armados en la selva colombiana.
NO TAN COMODO
Colombia votará el 25 de mayo. El ganador de las elecciones tiene que obtener más del 50 por ciento de los sufragios para evitar un balotaje el 15 de junio, algo que no parece muy probable según los pronósticos.
Zuluaga, el rival de Santos, ha venido acortando en las encuestas la distancia que lo separa del presidente con su discurso de mano dura contra la guerrilla, que pese a haber sido debilitada en los últimos años, ataques recientes contra instalaciones petroleras y mineras recordaron que deben ser tomadas en serio.
Pese a las críticas de la oposición, primero como ministro de Defensa y después como presidente, Santos organizó ataques que terminaron con la muerte o captura de jefes importantes de las FARC y ayudó a recortar a la mitad las fuerzas rebeldes.
Las FARC se levantaron en armas en 1964 como un grupo marxista en lucha contra la desigualdad, pero después se volcaron a los secuestros para financiarse y también se las acusa de tener vínculos con el narcotráfico.
En las negociaciones de paz se han acordado reformas para dar acceso a la tierra a los campesinos pobres y también las garantías para el ejercicio de la oposición política para que la guerrilla abandone las armas y se convierta en un partido.
«Ellos tienen una posibilidad de avanzar políticamente, de eso se trata la democracia. Lo otro sería mantener la guerra y eso es irracional», dijo Santos.
Incluso el presidente deslizó la posibilidad de iniciar un proceso de diálogo también con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda fuerza rebelde del país, en lo que resta de su actual mandato.
«Si hay probabilidad. Yo no estoy haciendo cálculos electorales con los tiempos de la negociación, las cosas suceden cuando tienen que suceder», sostuvo.
De todos modos, Santos aseguró que los colombianos son los que finalmente tendrán la decisión en sus manos. Cualquier borrador de un pacto iría a un referendo antes de ser enviado al Congreso para su aprobación.
«Los colombianos tienen la última palabra, si rechazan la paz, pues seguiremos en la guerra, (…) sería un poco irracional que una sociedad vote por continuar en guerra en lugar de vivir en paz», dijo.