Bachelet sacará pobres de quebradas de Valparaíso

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VALPARAISO, Chile (AP) — La presidenta Michelle Bachelet planteó el martes la posibilidad de reubicar a una parte de los más de 12.500 damnificados por los enormes incendios que han arrasado esta ciudad portuaria Patrimonio de la Humanidad.
El tema de la reconstrucción empezó a tomar fuerza porque en algunos de los 12 cerros de la ciudad, ubicada unos 120 kilómetros al noroeste de Santiago, la tierra sigue humeando y apenas se ha comenzado retirar los escombros.
«Uno imagina lo que viene después… tiene que haber un período de relocalización de las personas que lo perdieron todo o casi todo. (Hay) muchas personas, tanto en el norte como en Valparaíso, cuyas casas quedaron totalmente inhabilitadas», declaró la mandataria a Radio Cooperativa.
«Es una gran tragedia, pero también es una gran oportunidad para hacer las cosas bien», señaló.
El puerto obtuvo en 2003 el título de Patrimonio de la Humanidad debido a sus casas de brillantes colores en medio de grandes bosques y quebradas, con pocas calles planas y edificios del siglo XIX, donde se mezclan la arquitectura colonial española con otros estilos europeos traídos por inmigrante británicos.
La ciudad está formada por algunos kilómetros de calles planas, junto al mar, rodeadas por 42 cerros y quebradas.
Expertos urbanistas presionan por una reconstrucción planificada, el alcalde Jorge Castro habla de edificar en los mismos lugares, mientras miles de pobladores que lo perdieron todo no piensan moverse de los lugares donde vivían —en el borde de los cerros y en las laderas de las quebradas— a pesar de que los incendios que comenzaron el sábado calcinaron 2.900 casas, 1,090 hectáreas de bosques y mataron 15 personas, informó el martes por la noche el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.
Agregó que «esperamos que el control total del incendio se logre mañana (miércoles)».
«Somos una ciudad demasiado vulnerable: hemos sido constructores y arquitectos de nuestros propios peligros», admitió Castro, quien se queja por la falta de un desarrollo ordenado de la ciudad.
Bachelet, que asumió su mandato hace 34 días, enfrenta dos tragedias simultáneas: un par de terremotos en el extremo norte dejaron 2.635 viviendas inhabitables, de las cuales 847 no se pueden reparar, y otras 5.000 con daños menores. Mientras en Valparaíso los incendios han destruido 2.900 casas y dejado más de 12.500 damnificados, según una evaluación preliminar.
«Vamos a buscar reconstruir con un plan maestro, para imaginar la ciudad de manera adecuada. Tenemos que trabajar con expertos para que nos hagamos cargo de estas cosas», dijo Bachelet en la entrevista con Radio Cooperativa. «Probablemente va a tomar todo el gobierno» de cuatro años, señaló.
Bachelet y su ministra de Vivienda, Paulina Saball, han evitado hablar abiertamente sobre el hecho de que se deberá trasladar a miles de familias que vivían prácticamente colgadas en los cerros, a mitad de las quebradas, sin agua potable ni alcantarillado. Sin embargo, la mandataria admitió la posibilidad de expropiar terrenos para hacer grandes cortafuegos.
Saball señaló que a quienes eran dueños del terreno se les reconstruirá en el mismo lugar, pero a los otros habrá que buscarles soluciones equilibradas, y admitió la creación de «barrios de emergencia», que aunque no lo mencionó, serán para los ocupantes ilegales de las quebradas.
Muchos de los damnificados son de clase media y pobres que tienen la propiedad de los terrenos, pero miles más vivían en condiciones infrahumanas y compartían un pequeño pedazo de terreno con una o dos familias más.
Incluso después de perder lo poco que tenían, se han negado a ir a los albergues municipales porque piensan que pueden perder el terreno que habitaban y ya han empezado ellos mismos a despejar de escombros para tratar de volver a levantar sus viviendas.
La asistente social Nancy Ortega, 60 años, trabaja hace dos décadas con unas 100 familias de la Cuesta Colorada, en el cerro Ramaditas, y ha recorrido la zona desde el domingo, un día después que comenzaron los incendios.
«Quieren continuar viviendo acá. La gente no se quiere ir», afirmó a The Associated Press.
Orión Aramayo, académico de la Universidad Católica de Valparaíso, dijo a la AP que la ciudad «se encuentra abandonada hace más de 50 años por el Estado», que tiene la facultad y la obligación de negar el asentamiento humano en lugares riesgosos o insalubres. «Si es que ya no puede sacarlos, tiene la obligación de garantizarles los servicios básicos mínimos»,
Aramayo, que tiene un doctorado en Planificación Urbana y Regional de la Universidad de Berlín, contó que en el período prehispánico esta zona estaba ocupada por los changos, que la llamaban Alimapu, lo que significa «territorio arrasado por el fuego», lo que significa que las condiciones que producen incendios forestales, como los bosques, las altas temperaturas y el viento son factores que siempre han estado presentes.
Por su parte, Jonás Figueroa, académico de Arquitectura de la Universidad de Santiago de Chile, señaló a la AP que «tenemos que ir hacia otro urbanismo en que prime la seguridad de las personas, pero atendiendo al control de los fenómenos naturales».
Opinó que «hay una responsabilidad del Estado al permitir…» que se levanten estas viviendas en lugares peligrosos» y de alguna manera «deberá mostrar a estas personas que están en un lugar en que se juegan la vida», añadió.
Mientras muchos empiezan a opinar, pobladores consultados por AP dijeron que no se moverán de las quebradas.
Carolina Ovando, 22 años y madre de tres hijos, dijo: «Vamos a levantar (la casa) aquí mismo. ¿Adónde más vamos a ir?»

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