La política migratoria del Ecuador podría haber ayudado a Al Qaeda, según Otto Reich

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El gobierno del Ecuador con su política migratoria ha creado un serio problema de seguridad no solo para sus ciudadanos sino también para todo el hemisferio occidental.  Así lo dice Otto Reich en un artículo escrito por él junto con Ezequiel Vázquez en la revista Foreign Policy y que fue publicada el lunes 2 de abril.

Otto Reich fue subsecretario para asuntos hemisféricos del Departamento de Estado norteamericano y embajador de su país en Venezuela. Vázquez es socio de Otto Reich Associates y colabora con The American Forum.

Aquí un versión en español del artículo:

La desarticulación de las políticas de migración en el Ecuador ha permitido a las organizaciones criminales internacionales y a grupos terroristas, entre los que posiblemente se pueda incluir a Al Qaeda, para usar transitoriamente el país como una base de operaciones con objetivo de golpear a los Estados Unidos.

En junio del 2008, el gobierno ecuatoriano abrió sus fronteras a los extranjeros y terminó con los requerimientos de visado para entrar a su territorio. Esto dio luz verde  al ingreso de personas de África, el Medio Oriente y Asia y otros lugares como Cuba.

Por ejemplo, de acuerdo a los datos de la propia Migración ecuatoriana, antes del 2006 había 92 entradas de ciudadanos paquistaníes, en 2008 eran 178 y en el 2010  fueron 518. Se trata de un incremento de 550 % en 4 años. Más significativo, solo entre el 2008 y el 2010 un estimado de 60 000 cubanos entraron al Ecuador, de acuerdo a fuentes de inteligencia.

La experiencia dice que un gran número de estos inmigrantes entran al Ecuador para obtener la nacionalidad a través de la naturalización y así poder viajar libremente a través de América Latina y eventualmente a los EE.UU. evitando despertar suspicacias por sus nacionalidades de origen. Las rutas por las que entran al continente americano generalmente incluyen una primera parada en Cuba o Venezuela, países con controles migratorios altamente subjetivos. Dos rutas que son repetidas son Paquistán/Afganistán/Irán/Venezuela/Ecuador y Somalia/Dubai/Rusia/Cuba/Ecuador.

De acuerdo con cables diplomáticos de los EE.UU. las autoridades ecuatorianas fueron alertadas en el 2009 por varias agencias sobre este problema. Sin embargo, no fue sino hasta mediados del 2010 cuando empezaron nuevamente a poner restricciones en sus políticas migratorias.  De ahí que el gobierno del Ecuador modificó sus políticas de visados para los nacionales de los países considerados como los más peligrosos.

A pesar de todo, algunos reportes sugieren que, a pesar de este cambio, estos grupos de inmigrantes han desarrollado una infraestructura criminal de una magnitud suficiente para funcionar independientemente. Para hacer ‘bypass’ a los controles migratorios, estos grupos criminales se han especializado en falsificar documentos de viaje, visas, certificados de nacimiento y permisos falsos de residencia que permiten sacar pasaportes ecuatorianos. Estos documentos no son difíciles de obtener porque los mafiosos sobornan a funcionarios incluyendo empleados del registro civil, jueces y otros funcionarios del Gobierno.

Un caso de particular preocupación para la seguridad de los EE.UU. es el hecho de que aún no se pide visa para ingresar al Ecuador cuando se trata de nacionales de países como Irán, Cuba y Venezuela.

Es relevante, en este punto, que por decreto ejecutivo número 1065 firmado por el presidente Rafael Correa el 16 de febrero del 2012, el Ecuador ha facilitado sustancialmente el proceso de naturalización de ciudadanos extranjeros. Esta norma establece que se puede conceder la nacionalidad ecuatoriana a quien haya prestado “servicios relevantes” al Ecuador o que hayan residido más de dos años en el país, abriendo así la posibilidad a cualquier persona a adoptar la nacionalidad ecuatoriana. La demostración de estos riesgos, dice Reich, se resume en dos ejemplos.

Uno es la investigación hecha en el 2011 por la Oficina de Seguridad Interna de los EE.UU. (Homelanda Security Investigations) en Quito, la oficina en Atlanta y de Miami con la Policía ecuatoriana.  La operación permitió el arresto de Ul Haq, un ciudadano paquistaní que, de acuerdo a la Agencia de Migración y Aduanas de los Estados Unidos estaba liderando una operación de tráfico de personas y  estaba tratando de ingresar a los EE.UU. a un miembro de la agrupación radical TTP (Tehrik-e Taliban) de Pakistán.  El TTP fue calificada como organización terrorista por el Departamento de Estado de los EE.UU. en septiembre del 2010.

El segundo caso fue el arresto de Yaee Daswit, conocido como Jack Flora, probablemente el más importante traficante de personas en África y vinculado con células de Al Qaeda.

Reich en su artículo afirma, que si bien no existe evidencia que pruebe que el gobierno de Correa haya establecido su política de fronteras abiertas para atraer a organizaciones criminales, lo cierto es que ese ha sido el resultado. Estos ejemplos demuestran que el Ecuador está convirtiéndose en un estado fallido, hospedando varios tipos de actores peligrosos. También ayudan a entender el contexto en el cual varios tratados financieros, comerciales y energéticos están desarrollando Ecuador con los gobiernos de Irán, Cuba y Venezuela.

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