¡Como nos cambia la vida!

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El senador Luis Fernando Velasco quien apoya el día del «no al tanqueo de vehículos», programada para hoy como protesta por los altos precios de la gasolina, recordó como ha cambiado de opinión sobre el tema el actual Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, quien antes de estar en el gobierno, en una columna llamada «Candela a la gasolina» en el El tiempo, criticaba al gobierno por no reducir los precios de la gasolina a pesar de la caída en el precio internacional del combustible. El 15 de enero de 2009, el actual ministro creía que el gobierno estaba aplicando una equivocada política fiscal,  irrespetando al escrutinio democrático de la estructura tributaria, era una mala regulación de precios y un diseño poco técnico de fondos relacionados con los hidrocarburos». Hoy como Ministro, Echeverry  dice que  «la gasolina es cara no sólo porque el Gobierno siga el precio internacional sino porque hay casi un 40% adicional de impuestos, por lo cual, admitió que “el Gobierno Nacional es en parte culpable”. Aún así, el funcionario señaló que en el sistema de precio de combustible hay un tema de justicia toda vez que con esos impuestos se financian otras áreas de la economía nacional. 8 agosto 2011 El Espectador)

El siguiente es el texto de la Columna «Candela a la Gasolina» del actual Ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry publicada en el 2009:

«El Gobierno ha anunciado que, a pesar de la drástica caída del precio del petróleo, no reducirá el precio de la gasolina. Con los recursos que obtendrá hará un fondo para estabilizar el precio de los combustibles. Esta es una equivocada política fiscal, es un irrespeto al escrutinio democrático de la estructura tributaria, es mala regulación de precios y diseño poco técnico de fondos relacionados con los hidrocarburos.

En primer lugar, se parte de una confusión semántica según la cual los colombianos tenemos subsidiado el precio de los combustibles. ¿Cómo puede ser subsidiado un precio que está por encima del internacional? Se aduce que Ecopetrol recibe menos de lo que podría. Entonces, alguien se está quedando con la diferencia entre lo que pagamos todos y lo que recibe Ecopetrol: los municipios, en forma de sobretasas. Dejen de llamar subsidio a algo que realmente es una transferencia intergubernamental. Si Ecopetrol quiere toda su plata, que les quite la transferencia a los municipios. No le echen la culpa al consumidor, que paga lo que debe por los combustibles. O ahora, más de lo que debe.

Segundo, es una reforma tributaria no tramitada por el Congreso. Se estima que este año les quitarán a las familias y a las empresas colombianas 2,5 billones de pesos (0,5 por ciento del PIB). En un sistema democrático, una tributación de este monto, o de cualquier monto, debería ser aprobada por el Congreso. No en Colombia. Se desconocen 400 años de historia civilizada, que han enseñado que no debe haber tributación sin representación. Este no es un problema técnico, sino político. Es una burla al sistema de representación del país.

Tercero, es mala política de regulación de precios, porque no hay una razón económica por la cual el Gobierno deba estabilizar un precio tan importante como el de la gasolina, y no otros, como el del tomate, los cursos de inglés, los suéteres, etc. ¿Por qué ahora deben estabilizar este precio y no otros?

Los combustibles son un insumo crucial, y sus precios, fluctuantes como debe ser, transmiten señales ante las cuales los consumidores deben reaccionar, tanto cuando están caros como baratos. Las variaciones de los precios son el sistema de telecomunicaciones de la economía, y las activadoras del ‘sistema nervioso’ de la oferta y la demanda. Quien crea que está haciendo un bien fijando los precios en niveles acomodaticios no entiende el mal que produce al enceguecer a los actores económicos sobre el estado de un mercado crucial.

Finalmente, es mala política de creación de fondos de estabilización. Al inicio de este gobierno existía un fondo técnicamente diseñado, el Faep, creado cuatro gobiernos atrás, que permitía ahorrar en los auges petroleros y desahorrar en los declives, con reglas claras y establecidas en una ley.

Este gobierno lo deshizo, sacó la plata para gastársela justo cuando más crecían otros recaudos tributarios, y aniquiló con ello la única herramienta de disciplina fiscal asociada con la política petrolera. Ahora, sin un diseño técnico claro, sin un Conpes que lo respalde, sin una ley que lo cree y sin una reglamentación que indique cuáles son los criterios de largo plazo que lo rigen, arman un fondo con dinero de los ciudadanos. Es difícil creer en la seriedad para manejar estos recursos, cuando no la hubo para respetar el Faep. Lo gastarán arbitrariamente este año o el próximo, cuando nadie esté mirando, como ocurrió con el Faep.

En suma, esta medida falla en los criterios básicos para evaluar una iniciativa de políticas públicas; revela poco respeto por la discusión técnica de iniciativas cruciales, antes de que vean la luz pública, y un escaso sentido de la oportunidad, pues se aumentan los costos de toda la economía en medio de una desaceleración.

fuente original. El Tiempo

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