Piedras Verdes

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Por Carlos Obregón

En Piedras (Tolima), los habitantes se han unido para oponerse a un proyecto minero que los puede afectar y por eso hicieron una consulta el domingo pasado. En Bogotá, de espaldas a una causa ambiental como la de Piedras, los Verdes –el partido de Antanas y Sergio Fajardo—están divididos por asuntos de cálculos políticos.

Sobre lo primero, habría que destacar que cada día hay más conciencia en las comunidades sobre la necesidad de proteger el medio ambiente, recursos como el agua, por ejemplo, algo que ya había tenido un antecedente importante con el caso del proyecto de Santurbán, en Santander.

Segundo, abre un debate jurídico – político de fondo sobre la validez de este tipo de manifestaciones ciudadanas, amparadas en la Constitución. Habrá discusión para rato si una consulta del constituyente primario está por encima de las normas que postulan que el subsuelo es asunto exclusivo de la Nación.

Tercero y algo mucho más importante: hay comunidades como esta del Tolima, incluidos alcaldes y concejales, que no son vulnerables a las ofertas y promesas de las empresas mineras o los consorcios de represas y carreteras, como ha sucedido en otras partes del país, donde los megaproyectos se están llevando a cabo sin importar los futuros daños ambientales.

La crisis de los Verdes, partido que hace tres años puso a temblar la aspiración del presidente Juan Manuel Santos, es la otra cara de la moneda de la realidad ambientalista en Colombia. Una primera explicación de su crisis actual es que quienes lo usaron para sus fines políticos, lo dejaron abandonado.

Nunca fue en realidad un partido con un norte definido. No han sido verdes, ni oposición ni gobierno. Internamente les terminó costando aceptar unos cargos en el Gobierno y entrar a la Unidad Nacional. Por ahí empezó la división. Por su fragilidad no fueron capaces de hacer respetar el acuerdo para que en el período pasado una valerosa senadora como Gilma Jiménez fuera vicepresidenta de esa corporación.

La crisis de hoy refleja la falta de coherencia ideológica. Unos se quieren ir con los Progresistas de Petro y Navarro, y otros con el Partido Liberal de Gaviria y Serpa.

Ciertamente: ¿a algún colombiano en realidad le importa si Nicolás Maduro es de Cúcuta, Ocaña o Anapoima?

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