Por: Liliana Gómez.–
El 22 de abril los franceses van a votar por la primera vuelta de las elecciones presidenciales y deben escoger entre candidatos de derecha, de izquierda, de centro de extrema derecha y extrema izquierda, entre comunistas, sindicalistas. Todos los sectores están representados en una pelea en la que desde ya se conocen los dos casi seguros ganadores de la primera vuelta y que serán sin lugar a dudas el actual presidente Nicolás Sarkozy del partido de derecha UMP y el candidato del PS François Hollande quien representa a la izquierda moderada. La pregunta que se hace a dos meses de esa decisión es ¿quién de los dos puede ganar el 6 de mayo en la segunda vuelta?
La respuesta simple es que cualquiera de los dos puede ganar, porque la diferencia en las encuestas es de sólo 3,5 puntos. Sin embargo el hecho de que Sarkozy no haya sobrepasado a Hollande durante estas últimas dos semanas cuando ha actuado como candidato puede ser un presagio negativo para él y muy positivo para el candidato del partido socialista. El asunto es que en la encuesta publicada por Paris Match de hoy 1 de marzo, Sarkozy ha perdido un punto lo que lo deja en 25,5 puntos y Hollande ha ganado uno, lo que lo ubica en 29 puntos.
Además está el hecho de que la derecha ha estado en el poder durante los últimos 17 años, primero en cabeza de Jacques Chirac y ahora de Nicolás Sarkozy. Pero no sólo esto sino también el hecho de que los franceses se muestran hastiados por la forma de comunicar del presidente actual que en el principio se mostró muy amigo de los ricos y famosos, se permitió celebrar su elección como presidente en el 2007 en un reconocido y elegante restaurante “Les Fouquetes” ubicado en los Campos Elyseos, acto criticado hasta el infinito por elitista y poco modesto, también el hecho de pasar sus vacaciones en el yate de uno de sus ricos amigos, el separarse, volverse a casar con la modelo y cantante italiana Carla Bruni con un pasado bastante intenso en el tema amoroso y con quien hoy tiene una hija. Sarkozy se dedicó a la farándula en un país en el que sus habitantes no están acostumbrados a mostrar su vida privada, ni la de sus amigos tan de frente. Así que su imagen se desgastó al lado de la peor crisis de los últimos 60 años.
Entonces, Hollande puede ganar y no por bueno, sino porque Sarkozy está desgastado y porque sin importar lo que haga, los franceses le pasan una cuenta de cobro por sus excesos, por su gusto por el dinero, por el “bling bling” (el ruido de las joyas cuando se usan en exceso y se chocan entre sí), por la fama, por la popularidad, por estar en la primera página de periódicos y revistas. De hecho si la personalidad de Hollande fuera más fuerte y los franceses creyeran más en él es seguro que desde ya se sabría quién sería el ganador y el título de esta entrada no sería una pregunta sino una afirmación.
Pero el hecho es que la imagen de Hollande quedó muy golpeada durante las primarias del partido socialista que tuvieron lugar a mediados de 2011, donde sus contrincantes lo trataron con dureza y dijeron que no tenía fuera, que era débil, que nunca había administrado nada. Lo denominaron el rey del cambio de opinión. Este tratamiento es el que hoy puede dejarle una esperanza a Sarkozy de quien se sabe que es firme, luchador, testarudo y que sabe mantener su palabra y su empeño en los proyectos que le interesan.
Hoy, más que por las propuestas que en una época de crisis no son muy diferentes entre los dos candidatos, los franceses van a votar por el candidato que les genere más confianza. En los dos campos se hace un trabajo duro, pero ese trabajo se ve sobre todo en el partido socialista donde Hollande candidato cada día luce más seguro y confiado, cada día tiene más la cara de un presidente y para esto ha hecho desde una dieta para perder peso, cambiado sus gafas, recibido tratamientos en la piel, hasta cursos de comunicación oral que lo muestran menos bonachón y más fuerte y decidido.
Habrá entonces qué ver si los franceses vuelven a votar por Sarkozy en quien poco confían o sí por el contrario votan por Hollande que repito, sin ser la mejor opción política, se convierte en un valor seguro por el hecho de que viene con la palabra cambio (aunque con certeza se puede decir que no ha ofrecido casi ninguno importante). Así que veremos si gana “La Francia fuerte” de Sarkozy o “El cambio es ahora” de Hollande.