El líder de la oposición y gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles, exhortó este jueves a todos los presidentes de América Latina a no dejar sola a Venezuela en su lucha contra el Gobierno del mandatario «ilegítimo», Nicolás Maduro.
Capriles expuso desde Colombia la grave situación política, económica y social que existe en Venezuela ante los medios internacionales e informó sobre el reciente caso de «censura del canal de noticias Globovision» el cual, según el líder de la oposición, es controlado ahora por una junta directiva que responde a los intereses del Gobierno oficialista.
«Conatel es un órgano censurador. Quieren que nuestra voz no pueda escucharse y hacernos invisibles. He tenido que diseñar Capriles TV que es por Internet y comunicarme por Twitter. Los presidente de América tienen que saber esto, no dejen sola a Venezuela porque hoy somos nosotros y mañana pueden ser ustedes», sostuvo.
Precisó que su visita a Colombia esta envuelta en «la bandera de la alternabilidad y la democracia en América Latina», explicando que su objetivo es construir una nueva referencia política en el continente que asegure el equilibrio, el respeto y los derechos de cada ciudadano.
«Hay que construir una nueva referencia. Quien gobierna no puede cambiar la Constitución como un traje a la medida», agregó.
Por último aclaró que no es un actor político en el vecino país y que su visita no persigue ningún en la política de Colombia. «No soy un actor político en la situación interna colombiana, yo no tengo aquí un candidato, ni vengo acá a meterme en la política colombiana», dijo.
Capriles se reunió con Venezolanos en Colombia
BOGOTA, Colombia (AP) — El líder opositor venezolano Henrique Capriles se reunió el jueves con compatriotas residentes en este país, a quienes dijo que los venezolanos le daban las gracias a Colombia por la acogida, en referencia a sus encuentros con el presidente Juan Manuel Santos y líderes del congreso local.
Al menos 500 venezolanos lanzaron vivas y aplaudieron a Capriles en una reunión en un local del norte de Bogotá, la cual se produce en medio de la molestia de Caracas por la entrevista de la víspera de Capriles con Santos en la casa presidencial, un gesto interpretado por el gobierno venezolano como inamistoso por parte de Colombia debido a su extrema rivalidad con el opositor.
«Los venezolanos…le dan las gracias a Colombia», dijo Capriles al inicio de su discurso y en referencia a sus encuentros no sólo con el presidente Santos, sino también con líderes del Congreso colombiano.
Santos, cuyo gobierno reconoció la victoria de Nicolás Maduro sobre Capriles en los pasados comicios de abril, no ha comentado su encuentro con el dirigente opositor.
En medio de los vivas de los venezolanos, Maryolaiñe Morales, 26 años, expresó su confianza en lo que dijo sería el «regreso de la democracia» a su país porque «el gobierno ilegítimo de Maduro va a caer muy pronto».
«Afortunadamente nosotros los venezolanos estamos abriendo los ojos y esto, la democracia, en Venezuela tarde o temprano se va a dar», agregó Morales, quien llevaba una gorra tricolor amarillo, azul y rojo, como la que usa Capriles, y que usaba la mayoría de los asistentes al encuentro.
Políticos y analistas consultados telefónicamente por la AP indicaron en la jornada que la reacción de Caracas sobre la visita de Capriles era previsible debido a lo polarizado de la situación del vecino país.
Para el congresista Jorge Enrique Robledo, del izquierdista Polo democrático Alternativo, el hecho de que Santos hubiera recibido a Capriles fue «una irresponsabilidad» porque «las relaciones de todo tipo, y particularmente económicas entre Colombia y Venezuela, son muy importantes» y «un presidente tiene que manejarlas con la prudencia que significa no agriar esas relaciones».
Robledo opinó que la reacción de Caracas a la reunión entre Santos y Capriles «era absolutamente previsible» y se daba por descontado que «iba a caer muy mal en el gobierno venezolano, que es un gobierno reconocido por todos los países del mundo, inclusive por Colombia».
Respecto de la eventual solución al impase surgido por la cita de los dos políticos, el legislador observó que «ahora, ya ante el hecho, lo que queda es echarle agua y bregar a calmar los espíritus y a recuperar las formas. (Es decir), no acudir a los micrófonos, recurrir a las normas de la diplomacia».
Consideró que el incidente de la víspera no va a afectar el proceso de paz que lleva el gobierno de Santos con las guerrillas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia porque, en su concepto, éste «tiene vida propia» y serán el gobierno colombiano y las FARC los que lo conduzcan o no a buen puerto.
Santos ha dicho en reiteradas ocasiones que Venezuela y el fallecido presidente Hugo Chávez colaboraron para que los rebeldes aceptaran sentarse en la mesa de negociaciones.
En tanto, para el analista Vicente Torrijos, profesor de política y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario, en Bogotá, lo sucedido el martes con las relaciones colombo-venezolanas «es una muestra clara de que el proceso de paz (con las FARC) está pegado *con babas*, (o que) es sumamente frágil y depende de las sensibilidades y emociones de un régimen que, como el *neochavista*, reacciona con apasionamientos y con ideología frente a lo que son intereses concretos».
En concepto de Torrijos, Santos cometió «un error de cálculo estratégico. Pensó en su pragmatismo habitual: que una hora con Capriles no iba a tener tanta repercusión ni tanto traumatismo. Al fin y al cabo, en ese pragmatismo, Santos lo que piensa es que algún día Capriles puede llegar al poder y que, poniéndole una vela a Dios y otra vela al diablo, convenía recibirlo».
El incidente, en opinión de Torrijos, «debería servirle a Santos para convencerse de una vez por todas de la trampa en que lo están haciendo caer tanto Caracas como las FARC» sobre sus verdaderas intenciones de negociar la paz. Para Santos «es absolutamente mortificante que exista siquiera la posibilidad de que Caracas retire su apoyo o revalúe su participación en La Habana».