Si había algún colombiano que tuviera dudas acerca del propósito de Juan Manuel Santos por permanecer otros cuatro años en la Casa de Nariño, las mismas quedaron despejadas el pasado viernes cuando el mandatario afirmó que “sí deseo que las políticas que hemos promovido continúen más allá del 7 de agosto del 2014”.
En plata blanca ello significa que Santos aspira a ser reelegido por los colombianos, algo que tampoco resulta muy novedoso a estas alturas del partido cuando el propio Presidente se ha encargado de enviar varias señales en ese sentido. Es claro que con la reelección inmediata establecida desde el primer mandato de Álvaro Uribe, en Colombia nos tendremos que acostumbrar a gobiernos de ocho años. Y Santos, al igual que Uribe, también quiere que sus políticas sean reelegidas. Ocurre, sin embargo, que el cumplimiento de ese propósito dependerá de otros factores, como la aprobación de su gestión por parte de los colombianos, quienes en un 63% se han mostrado contrarios a su reelección. Es decir, el hecho de que Santos quiera seguir no significa que pueda. Si las encuestas mantienen la tendencia desfavorable a su gestión y no mejoran los indicadores de aprobación, entonces Santos debe empezar a diseñar un plan B que permita la reelección de sus políticas pero esta vez en cuerpo ajeno. Y en ese escenario, sin duda alguna, la gran apuesta de Santos es la negociación con las Farc en La Habana. Santos quiere ser el Presidente de la paz y sabe bien que cuatro años no son suficientes ni para negociarla ni mucho menos para ejecutarla. El desarrollo de la negociación será, pues, el gran determinador de la suerte de Santos como Presidente y ahora como “Presidente-candidato”, aunque él haya dicho que el anuncio solo lo hará en noviembre.
General (r) Óscar Naranjo: ¿la fórmula de Santos?
El general (r) Óscar Naranjo, quien también hace parte de la avanzada reeleccionista que el presidente Santos ha enviado a la sede de la Fundación Buen Gobierno al norte de Bogotá, aparece como el candidato más opcionado para ocupar la Vicepresidencia de la República. Naranjo es hombre de confianza de Santos y también una figura con gran reconocimiento nacional e internacional, luego de haberse desempeñado como Director Nacional de la Policía. De hecho, en las encuestas es uno de los colombianos con imagen más favorable. El general Naranjo hizo parte del equipo negociador del gobierno en La Habana y actualmente asesora al gobierno mexicano en la lucha contra los carteles del narcotráfico. Después de la experiencia con Angelino Garzón, Santos quiere un Vice de absoluta confianza.
Santos: todo depende de los resultados de las encuestas
A diferencia de su antecesor que cabalgó sus dos gobiernos con índices de favorabilidad superiores al 76 por ciento, Juan Manuel Santos ha tenido que navegar en aguas más tormentosas, las que hoy lo tienen gobernando con una aprobación que apenas supera el 50 por ciento. Es decir, el escenario reeleccionista de Santos es muy distinto al de Álvaro Uribe. Y ese no es un asunto menor. Santos está acostumbrado a ganar, y embarcarse en una campaña por la reelección con precarios indicadores de aprobación y con el 63 por ciento de los colombianos en contra de su reelección no es precisamente el mejor escenario. Por eso su gran apuesta en el futuro inmediato es quebrarle el espinazo a la tendencia de las encuestas y comenzar a subir en los índices de aprobación que le permitan afrontar la contienda electoral de 2014 con holgados márgenes de aprobación de su gestión, algo que hasta el momento no ha podido lograr. Santos no puede darse el lujo de afrontar unas elecciones donde existan altas probabilidades de ser derrotado. Mucho menos si dicha derrota se la propina el expresidente Álvaro Uribe, su mentor político en el pasado reciente y hoy su mayor enemigo. Por eso Santos se reserva hasta noviembre para hacer el anuncio oficial: si mejora en las encuestas va y si no mejora no va. Y en este último caso se daría paso al Plan B, que tiene como carta principal a Germán Vargas Lleras, quien acaba de renunciar a su cargo para no inhabilitarse. Con Vargas Lleras como candidato presidencial del Gobierno, Santos cumpliría con su deseo de que “los positivos y profundos cambios que estamos realizando no se queden en la mitad del camino”.
Germán Vargas Lleras, el Plan B de Juan Manuel Santos
Germán Vargas Lleras termina su gestión al frente de la cartera de Vivienda como el ministro mejor calificado del gabinete de Juan Manuel Santos. De hecho, el 96.3 por ciento de los consultados por el noticiero CMI el pasado viernes, considera que la política más importante que debe continuar del actual gobierno es la de vivienda. En apenas un año, Vargas Lleras prendió los motores de esa locomotora y la puso a andar, hasta el punto de cumplir la meta de las 100 mil viviendas gratis en menos del tiempo estipulado. Vargas Lleras es, pues, el santista mejor calificado para continuar las políticas de Santos, especialmente la que tiene que ver con la construcción de viviendas. Al dejar de lado su aspiración personal, legítima por demás, y ponerse al servicio de la causa reeleccionista del Presidente, Vargas Lleras dio una prueba contundente de lealtad, cualidad que pesa mucho en materia política y que muy pocos le reconocían al nieto de Carlos Lleras Restrepo, especialmente los uribistas. Su misión al frente de la Fundación Buen Gobierno -la niña de los ojos del Presidente, desde su fundación a mediados de los 90- Vargas Lleras será fundamental no solo para defender la obra de Santos, sino para convertirse en el puente que una a las distintas vertientes que integran la llamada Unidad Nacional, especialmente al Partido Liberal y a Cambio Radical. Con el partido de su abuelo y el de sus inicios, Vargas Lleras siempre ha tenido vínculos muy estrechos, tanto con la base del partido como con sus directivos. Y sobre la suerte de Cambio Radical está demostrado que su gran elector ha sido, es y seguirá siendo Vargas Lleras. De manera que el partido seguirá la directriz política y electoral que le fije su máxima figura. La unión del liberalismo con Cambio Radical es una de las apuestas del proyecto reeleccionista de Santos y esa es una de las tareas asignadas al ministro saliente de Vivienda.
La Fundación Buen Gobierno: ¿la sede de la reelección?
Después de la Presidencia de la República, la Fundación Buen Gobierno es el bien más preciado por Juan Manuel Santos. Desde su creación en 1994, el hoy Presidente se dedicó en cuerpo y alma a un centro de pensamiento que permitiera sacar adelante iniciativas sobre las buenas prácticas administrativas. La Fundación le permitió a Santos empezar a relacionarse directamente con líderes mundiales como el Primer Ministro inglés, Tony Blair, quien es hoy en día uno de sus mejores amigos y consejeros. Trasladar a la Fundación a gente de su absoluta confianza obedece a una decisión estratégica de Santos. Esa será desde ahora una especie de “sede alterna de la reelección”. La presidencia de la misma quedó en cabeza de Germán Vargas Lleras y su director ejecutivo será Juan Meza, gran amigo de Santos. De ella también harán parte, entre otros, Gabriel Silva, Juan José Echavarría, María Emma Mejía, Alejandro Char, el general Óscar Naranjo. Se trata -qué duda cabe- del equipo reeleccionista.
Por Óscar Montes
@Leydelmontes