Por Rudames
BOGOTA, 04 de Mayo ¬_RAM_ Hablar de libertad de prensa es una de las cosas más complicadas que se puedan hacer y precisamente recuerdo algo que decía José María Vigil, “La libertad de prensa, lo mismo que todas las libertades, tendrá sus inconvenientes, tendrá sus peligros; pero con todos ellos es preferible a la tranquila placidez del despotismo, como decía tácito”.
Muchos informes a nivel internacional, como los de Reporteros Sin Fronteras, nos recuerdan que una de las profesiones más peligrosas del mundo es el periodismo, y con tristeza según otros informes uno de los países mas difíciles para ejercer esta bella y dura profesión es Colombia, y hay mucha razón en lo anterior, porque ejercer como buen periodista en un país que libra una guerra fratricida desde hace mas de 50 años, no es cosa fácil y es que trabajar en medio de varios fuegos, no como dicen otros, en medio de dos fuegos, porque en nuestro medio no solo es tener de enemigo a los alzados en armas, como la guerrilla, narcotraficantes, paramilitares y algunas fuerzas del Estado, sino que también hay que jugárselas con políticos deshonestos y el poder económico que es el que más frena las libertades y que no deja que se haga un verdadero trabajo.
La semana que acaba de pasar en los medios de comunicación se hizo gran eco al atentado del que fue víctima el periodista de la revista Semana, Ricardo Calderón, jefe de investigaciones del mismo medio, y se habló francamente que todo lo que estaba sucediendo era simple y llanamente por su labor destacada y profesional en denunciar lo que estaba sucediendo en la cárcel para los militares, de Tolemaida, en donde los condenados hacían de las suyas y pagando sus penas podían salir a las grandes ciudades, no solo de compras sino de francachelas.
Como dice el adagio, blanco es, gallina lo pone y frito se come, no es muy fácil hacer una investigación por ese sector para que se den a conocer los responsables de quienes dispararon en varias ocasiones contra el vehículo en que se trasportaba el comunicador y que salió ileso, considerándose como un verdadero milagro.
En la capital no son muy comunes los ataques a los periodistas, pero hemos registrado en las últimas décadas y en los meses que va corrido del presente año, que el trabajo de varios comunicadores en provincia es bastante peligroso, resultando muchos de ellos golpeados o teniendo que dejar sus ciudades de origen para buscar ayuda de las autoridades.
No hay forma de que se le brinde protección a más de un centenar de comunicadores y los trámites para que las autoridades digan y confirmen que de verdad se está en peligro es bastante engorroso y son pocas las instituciones que se dedican a seguir los procesos que se adelantan en diferentes juzgados, para que los asesinatos de los periodistas no queden impunes.
Muchas veces se trata de desconocer que los ataques a los hombres de la prensa se hacen por parte de sectores que quieren callar los escándalos que se denuncian en las diferentes regiones del país y muchas veces se desvían las investigaciones desconociendo las causas de los mismos.
Hace menos de un mes un político golpeó fuertemente a un periodista en la ciudad de Pereira y otro tuvo que salir corriendo por amenazas desde la ciudad de Cali, pero en varias ocasiones estas noticias no se dan a conocer por no considerar de importancia los medios de comunicación en los que estos laboran.
El Gobierno anuncia investigaciones exhaustivas, esperamos que estas se lleven a cabo y que más temprano que tarde queden aclaradas las situaciones que se han presentado y que así como lo que le sucedió a Ricardo y lo ha destacado la prensa mundial, se dé ayuda a quienes sin muchos recursos tratan de denunciar las trabas, los robos y todas las patrañas de los políticos corruptos, de los alzados en armas y de los grupos al margen de la ley.
El presidente Santos ha hablado en más de una oportunidad en calidad de Presidente y de periodista que en Colombia hay verdadera libertad de prensa, pero se puede ver que en más de una ocasión la situación no está tan clara y los ataques y asesinatos de los comunicadores son pan de cada día.
Colombia es un país en donde se respeta la democracia y una de las maneras de que esto se cumpla es que haya en realidad una verdadera libertad de expresión.
Vale la pena destacar el trabajo que adelanta la Fundación para la Libertad de Prensa –FLIP, que recibe las quejas, pide investigaciones y hacen pronunciamientos a nivel nacional e internacional de lo que sucede con la gente del gremio.
Mientras, la Federación Colombiana de Periodistas -Fecolper insiste en la preocupación por los altos índices de impunidad, pues cuando los asesinatos de periodistas y las demás violaciones a sus derechos humanos no son judicializados o sus investigaciones nunca avanzan, se genera desconfianza en las instituciones que afectan gravemente la libertad de prensa; y ha registrado 225 homicidios -de periodistas y trabajadores de los medios de comunicación en el país, en las últimas tres décadas- 139 crímenes serían por razones del oficio periodístico y 86 casos estarían relacionados con situaciones personales –aunque las autoridades continúan la investigación judicial para esclarecer los hechos y descartar que definitivamente no fue por la actividad profesional.
El Circulo de Periodistas de Bogotá CPB , estimula el trabajo y da cada año un premio de periodistas para periodistas e interviene ante los entes del Gobierno y de la justicia para el bien de sus agremiados.
Los que ejercemos el periodismo de manera activa desde hace más de cinco décadas y las nuevas promociones, esperamos lo mejor por parte de las autoridades, para poder cumplir con nuestro trabajo en todos los campos, en especial en la investigación, porque el pueblo se merece estar bien informado.
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