Diálogos de La Habana todavía no convencen

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Por Óscar Montes
@leydelmontes

La más reciente encuesta de Colombia Opina, realizada por Ipsos Napoleón Franco para RCN La Radio, La FM, RCN Televisión y revista Semana, demuestra que los colombianos aún no terminan de convencerse de las bondades de la negociación entre el Gobierno y las Farc en La Habana, como a diario pregonan las partes. Podría decirse que lo que se evidencia es una gran desconfianza sobre los resultados finales de la negociación, así como del compromiso del grupo guerrillero con los diálogos y con la salida negociada al conflicto. Una vez más quedó en evidencia que los colombianos creen en la salida negociada, pero desconfían que la misma llegue a feliz término con las Farc, lo que no deja de ser un contrasentido. La encuesta, realizada entre el 12 y el 14 de abril, entre 1.012 colombianos de todos los estratos y residentes en 13 ciudades con más de 200 mil habitantes, evidencia, además, que quienes se oponen a tratamientos benévolos a los guerrilleros que lleguen a desmovilizarse son mayoría, lo mismo que aquellos que prefieren penas duras y drásticas a quienes decidan abandonar la lucha armada. En otras palabras, para la inmensa mayoría de los colombianos cualquier tipo de gabela política es interpretada como impunidad, palabra que asusta a buena parte de los encuestados, incluyendo a quienes son partidarios de la negociación. Y es que la sola posibilidad de que los jefes guerrilleros presentes en la mesa de negociación de La Habana puedan acceder a cargos de representación política aún sigue siendo factor de desconfianza.

Aprobación de diálogos perdió 14 puntos en 7 meses

La caída que ha sufrido en los últimos meses el respaldo a los diálogos de paz de La Habana podría considerarse dramática. En efecto, mientras que en septiembre del año pasado el 77 por ciento de los colombianos encuestados aprobaban la decisión del presidente Juan Manuel Santos de llevar a cabo las negociaciones con las Farc en La Habana, en la reciente encuesta de Semana, RCN La Radio, La FM y RCN Tv, esa cifra se redujo a un 63 por ciento. Este progresivo desencanto por parte de los colombianos tiene que ver, sin duda, con la desconfianza que les genera el hecho de no recibir mensajes claros y contundentes por parte de quienes se encuentran negociando en la Isla. En el caso de los jefes de las Farc, por ejemplo, sus declaraciones en las que desconocen olímpicamente todos los delitos cometidos por esa organización, como el secuestro, el narcotráfico y el reclutamiento de menores, entre otros, solo han logrado incrementar el repudio por parte de los colombianos hacia sus integrantes. Y en el caso de la delegación gubernamental, la opinión pública cuestiona duramente su comportamiento reactivo y hasta su falta de iniciativas.

Más pesimismo, menos optimismo

Pero así como se desploma la aprobación a los diálogos de La Habana, se incrementa el pesimismo sobre sus resultados finales. En septiembre del año pasado el 64 por ciento de los colombianos encuestados se mostraba optimista ante la posibilidad de la firma de un acuerdo entre el Gobierno y las Farc. Hoy ese porcentaje se redujo a apenas un 52 por ciento. Es decir, en los últimos siete meses el optimismo acerca del éxito de los diálogos de La Habana ha perdido 12 puntos. Lo grave es que el optimismo nacional depende del desarrollo que tengan los diálogos de La Habana. En la medida en que las conversaciones con las Farc avancen de forma transparente, clara y contundente, el pesimismo de los colombianos, obviamente, empezará a disminuir. De hecho, ni siquiera otros indicadores, como la inseguridad y el desempleo, logran golpear el ánimo nacional como sí ocurre con la incertidumbre que producen las conversaciones de paz. El desplome en el optimismo de los colombianos sobre el futuro de los diálogos podría convertirse en un factor determinante a la hora de aclimatar los posibles acuerdos de La Habana.

NEGOCIADORES DE GOBIERNO QUIEREN RESULTADOS EN NUEVO CICLO DE DIÁLOGOS CON LAS FARC

¿Hasta dónde llegarán el indulto y la amnistía?

El tema de las penas que tendrían que pagar los guerrilleros -jefes y combatientes de base- es otro de los que llama la atención, al analizar los resultados de la encuesta de Semana y los medios pertenecientes al Grupo RCN. El 69 por ciento de los colombianos encuestados está en desacuerdo con que no vayan a la cárcel, mientras que el 25 por ciento respalda el hecho de que no purguen penas en centros carcelarios. En otras palabras: la gran mayoría de los colombianos no conciben una negociación con las Farc que no contemple el encarcelamiento por los delitos cometidos, posibilidad que ha sido descartada por los voceros de las Farc en La Habana, quienes apuestan por acceder a cargos de representación popular, luego de que los acuerdos sean refrendados mediante una Asamblea Constituyente. Curiosamente, fueron las propias Farc las que en su momento -durante el gobierno de César Gaviria- descartaron hacer parte de la Constituyente, como les ofreció el Gobierno. Una de las grandes preguntas que rondan la mesa de negociación es precisamente la que tiene que ver con el tratamiento que recibirán los miembros de las Farc que decidan abandonar la lucha armada: ¿Cuál será el alcance del indulto o de la amnistía que surja de los diálogos? ¿Que pasará con aquellos delitos de lesa humanidad que por su naturaleza no pueden ser indultados o amnistiados?

Timochenko: ¿De la selva a la plaza pública?

El fiscal general, Eduardo Montealegre, quien debe investigar a los guerrilleros de las Farc, sostuvo recientemente que prefiere ver a los combatientes de las Farc en la plaza pública echando discursos y no en el monte echando bala. Pues bien, el Fiscal General hace parte de la minoría que cree que los ex guerrilleros deben participar en política. De acuerdo con la encuesta de Ipsos Napoleón Franco, el 67 por ciento de los colombianos no es partidario de que alias Timochenko y compañía salgan de la selva directo a la plaza pública a buscar llegar al poder no por la vía armada, sino por la vía democrática, esto es mediante la elección popular. En Colombia el caso más exitoso de desmovilizados que llegaron a ocupar altos cargos de representación popular es el del M-19, varios de cuyos miembros se comprometieron con la paz y cumplieron su palabra de no volver a empuñar un arma para combatir al Estado. De ellos, Antonio Navarro y Gustavo Petro son dos de las figuras más sobresalientes. El primero ha sido Presidente de la Asamblea Constituyente, Ministro de Salud, Gobernador de Nariño, Alcalde de Pasto y candidato presidencial. el segundo ha sido un destacado parlamentario y actualmente ocupa la Alcaldía de Bogotá. La sociedad terminó reconociéndoles a los militantes del M-19 que se desmovilizaron su voluntad de paz, que los llevó, inclusive, a superar el asesinato de su máximo líder, Carlos Pizarro.

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