Por Maria Basteiro
Barcelona.– Llegó el tan ¿temido? ¿esperado? “20 N”. Se elige presidente en España. ¿Expectativa? Absolutamente ninguna. De hecho, los resultados están casi cantados. Mucho tendría que pasar para que el candidato del Partido Popular –PP-, Mariano Rajoy, no saliera elegido.
Después de una de las semanas más negras de la economía española y un jueves caótico -en el que la ya famosa “prima de riesgo”(*) alcanzara la catastrófica cifra de 500 puntos- el simple hecho de ir a las urnas asentó los ánimos internacionales y evitó el desastre ocurrido Grecia e Italia. Allí cayeron Papandreu y Berlusconi –respectivamente-. Aquí podríamos decir lo mismo de Zapatero, de no ser porque se anticiparon las elecciones, que viene siendo lo mismo pero de una forma, digamos, más elegante.( Es mejor hacer el cambio en casa antes de que lo exija Europa como sucedió en los países antes mencionados).
Mañana, la gente votará luego de una campaña que ha sido bastante discreta. Quizás sea porque los ánimos no son los mejores y por la certidumbre en los duros tiempos que se avecinan. Nadie espera un salvador. La gente está más preocupada por conseguir dinero para pagar sus deudas, porque no los desahucien y les obliguen a seguir pagando la hipoteca de un apartamento que ya no es suyo (en España hay un lanzamiento judicial cada tres minutos) y, lo más importante, POR ENCONTRAR EMPLEO. Esa fue la Espada de Damocles del ya “antiguo” gobierno y es la Excalibur del nuevo.
Ahí es donde, precisamente, radica la crisis española: cinco millones de personas sin trabajo y sin posibilidad de encontrarlo, puesto que no se está creando empleo. La cosa es sencilla: reventó la burbuja económica en la cual se asentaba la economía española (léase, construcción exclusivamente), quebraron empresas e industrias, se despidieron cientos de miles de personas, se dejó de mover dinero y se paralizó la economía. Nadie compra porque no hay dinero, nadie vende porque no hay quien compre, los bancos no están concediendo absolutamente ningún crédito y el gobierno está ahogando a los contribuyentes mientras ministros y senadores ganan cifras astronómicas.
Zapatero quedará en la historia como el presidente más nefasto de la democracia española. Por eso se va, por eso hay elecciones y por eso su opositor, Mariano Rajoy ganará –muy seguramente- mañana en las urnas.
¿Qué le espera a Mariano Rajoy? De todo, pero todo malo. ¿Qué les espera a los españoles? De todo, pero peor: más recortes salariales, más impuestos y menos garantías económicas.
¡No es de extrañar que no haya optimismo para ir a votar!
(*) Rentabilidad que exigen los inversionistas para comprar deuda soberana. Se mide la rentabilidad de los bonos del Estado, a diez años, y se compara con la rentabilidad de los mismos en Alemania. Se toma Alemania como referencia por ser el país que mayor seguridad ofrece.