En uno de sus más abiertos ataques al primer mandatario Juan Manuel Santos, el expresidente Andrés Pastrana consideró que la reelección presidencial es hoy un «caballo de troya de la guerrilla o por decir lo menos un as que está en la manga de los rebeldes», en las que llamó negociaciones secretas de paz.
Durante las deliberaciones del Congreso de Naturgas en Cartagena, Pastrana aseguró que esta vez la insurgencia enfrenta un binomio monolítico de sociedad y Fuerzas Armadas, pero que la solidez del frente militar no está totalmente correspondida por la fortaleza de lo político, que está expuesto en su flanco más débil: el de la ambición por la reelección presidencial.
El dirigente conservador sostuvo que en un ejercicio elemental de análisis de la negociación, siempre va a estar presente el interrogante de cuánto más se habría podido lograr y cuánto menos se cedería, de no estar detrás de su reelección el jefe de Estado.
«Lo único cierto del proceso, es que el Presidente está en campaña y lo saben tanto el país como la guerrilla», afirmó, y expuso que el instrumento que en alguna medida permite mantener la sartén por el mango es la posibilidad de levantarse de la mesa.
Tras reclamar que es bueno que haya transparencia y socialización de un proceso que se está acordando con terroristas, observó que antes se les contaba a los jefes de los partidos políticos en qué iban las cosas, y hoy sin saber nada hay gente a favor y en contra, y todos muy radicales.
Pero a Pastrana le preocupó sobre manera que lo que está sentado en La Habana es el ala política y no el ala militar de las Farc, ante lo cual interrogó si hay un mando unificado de la organización en este sentido, como ocurría en tiempos de Manuel Marulanda Vélez, en el fallido proceso que lideró en su gobierno.
De manera concluyente, el expresidente subrayó que la paz es el mejor negocio para Colombia y lo único que nos hace falta, pues hoy el país gasta el 5,5 del producto interno bruto en la guerra, cuando el promedio del gasto militar en latinoamérica es del 3,5 del PIB. «La paz traerá una prosperidad a Colombia que ni nosotros mismos imaginamos, pero si se firma tampoco es el fin de la violencia», advirtió.