Teletón va en contravía con la realidad

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Si usted es uno de los miles de colombianos de buen corazón que hizo su donación en la pasada Teletón y creyó que quedó a paz y salvo con la conciencia en materia de ayuda a las personas con discapacidad, Mónica Cortés le tiene malas noticias. Ella es directora ejecutiva de Asdown Colombia, coordinadora de la Red de Familias por el Cambio, representante en el país de Inclusion International, representante en el Consejo Nacional de Discapacidad y, más allá de los cargos, una de los líderes de una comunidad que no aprueba del todo ni los métodos, ni el manejo, ni la orientación de Teletón.

– ¿Por qué la molestia con Teletón?
La visión sobre las personas con discapacidad ha ido evolucionando. El compromiso ahora es una lucha por lograr un reconocimiento como ciudadanos y personas valiosas para la sociedad, gente que no necesita mendigar para ocupar el lugar que se merece. Teletón va en contravía con la realidad, promoviendo en los colombianos la imagen de la mendicidad de las personas con discapacidad y presentándolas como un objeto de la caridad. Durante 27 horas, en los grandes canales de la televisión colombiana, esta gente protagoniza la limosna y la compasión.

– ¿La junta directiva de Teletón no está sintonizada con las organizaciones que representan esos derechos?
No, y lo hemos intentado. El año pasado les manifestamos nuestro descontento con la presentación de casos con cierto toque de amarillismo y les dijimos que lo que queríamos era que se mostraran nuestras necesidades en materia de educación o inclusión laboral, pero es claro que no hubo receptividad. Tienen muy arraigado el concepto de que para que les den plata hay que mercadear la lástima.

– ¿Normalmente la junta se reúne con las personas con discapacidad?
No hemos contado con ese espacio. Además, no hay personas con discapacidad en la junta de Teletón y su presidente, Gustavo Canal, no tiene trayectoria en los asuntos de discapacidad y, sí, mucha cercanía a personas muy representativas del sector salud.

– ¿No es ese sector, con sus EPS, el que debería atender las rehabilitaciones?
Claro. Le digo más: en términos muy concretos, Teletón no es más que una Institución Prestadora de Salud (IPS). No entendemos a qué hora una IPS se atribuyó el derecho de representar frente a los colombianos a una comunidad tan diversa. La Teletón solo favorece a personas con discapacidad física y deja por fuera a las que padecen las de tipo visual, auditivo, mental y cognitivo. Tampoco respetan la convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad, ratificada como ley en Colombia en 2011, en cuyo artículo octavo se ordenan campañas que acaben con la imagen estereotipada y prejuiciosa de la que se vale Teletón.

– ¿Qué opinión tiene de los centros de rehabilitación de Teletón?
Algunos consejeros de la sociedad civil, representantes, como yo, ante el Consejo Nacional de Discapacidad, visitamos en septiembre del año pasado el centro de Soacha. Muy bonito, pero improductivo: estaba prácticamente vacío ese día, sin usuarios. Doctores por aquí, terapeutas por allá… pero cero pacientes. El de Cartagena está en un segundo piso y no tiene ascensor, ¿puede creerlo? Nos dicen que el de Manizales, como el de Soacha, está en un lugar de difícil acceso y el de Barranquilla queda en la vía al aeropuerto, junto a un puente que no han terminado de construir, porque se lo lleva siempre el arroyo. La plata de la transmisión termina invertida ahí, en instalaciones que no resuelven las verdaderas necesidades.

– ¿Son indispensables estos centros para la rehabilitación?
A partir de la Ley 100 la rehabilitación en Colombia es un derecho, así que todo el que la necesite puede gozar de ella a través de su Plan Obligatorio de Salud (POS). Teletón, como nos la vende la publicidad, sobra. Le repito: pueden existir perfectamente como IPS, y punto.

– ¿Los canales ceden desinteresadamente su programación a Teletón?
Eso no es gratis: los canales reciben unos beneficios económicos concretos. Ojalá pudiera decirle cuánto, pero esa información solo la manejan ellos. Y alguien debería explicar abiertamente qué gana Oritel, la empresa chilena que maneja las teletones que aún funcionan en 13 países. Una persona que trabajó en las comunicaciones de este año en el programa me dijo que estaba decepcionada, que los representantes de Oritel le habían dicho: “si no le arranca lágrimas a la gente, no sirve”.

– ¿Quién audita Teletón?
Desconozco quién ejerce ese control. Uno supondría que la Superintendencia Financiera, por captar recursos del público, o que la Dian estuviera pendiente del asunto, sobre todo por las exenciones tributarias que generarían donaciones de personas naturales. ¿Quién las certifica? ¿Quién verifica si las reclama Teletón o las entidades patrocinadoras? Ellos se blindan a estos temas alegando que son empresa privada.

– ¿Ustedes le pidieron al presidente Santos no asistir a la Teletón?
Sí, varias organizaciones, en una comunicación de los representantes ante el Consejo Nacional de Discapacidad, porque el gobierno no puede apoyar campañas contrarias al objetivo que protege la convención de Naciones Unidas. El Presidente se abstuvo de ir, pero les dio un espaldarazo por Twitter, que no fue de buen recibo por nosotros.

– ¿Cuántos directores ha tenido Teletón en los últimos años?
Desde de que la revivieron, varios: Rafael Stand, Ana María Gómez, Diana Gutiérrez de Piñeres, hasta hace muy poco Rafael Carrillo, ahora Fernando Pinilla, encargado, y hablan de una nueva directora. Una situación que genera inestabilidad adicional y poca credibilidad en la organización.

– ¿Por qué se fue Rafael Carrillo, el último director en propiedad?
Él es un profesional muy serio, a quien conocí por el hecho de que, como yo, tiene un hijo con síndrome de Down. Siento que llegó con intenciones muy concretas de poner la casa en orden, pero se estrelló con el muro de la junta. Carrillo fue el que logró que la junta nos oyera, pero está claro que no tuvimos ningún efecto en ellos.

– ¿Qué le diría usted a una persona que está pensando en hacer donaciones a Teletón?
Que no sea tan inocente, que no crea que esa donación es una gran ayuda para la comunidad con discapacidad: es simplemente un aporte a una entidad que atiende a un minúsculo grupo de colombianos. Y que, en vez de donar a una entidad cerrada, contribuya a la creación de oportunidades de educación, trabajo e inclusión de las personas con discapacidad, que no los siga viendo como enfermos merecedores de limosna, ¡que los trate como ciudadanos! COLPRENSA

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