CARACAS.-, 06 de Marzo ¬_RAM_ “Miren dónde va Nicolás, el autobusero Nicolás. Era chófer de autobús en el metro, y cómo se han burlado de él”, fueron las palabras que pronunció el presidente Hugo Chávez cuando nombró a Nivolas Maaduro vicepresidente de la repúblic.
Con anterioridad, muchas veces, Chávez había destacado esa faceta de Maduro, a quien proclamó como sucesor en diciembre, antes de viajar a Cuba, para su cuarta intervención quirúrgica, previendo las consecuencias de la misma.
Precisamente la prensa internacional recuerda que durante la campaña electoral que culminó con la reelección de Chávez para un cuarto mandato, a Maduro se le vio conducir un par de veces el camión sobre el que viajaba el candidato-comandante en sus recorridos por el país.
“Mientras Chávez saludaba a su militancia con besos y sonrisas, en las fotografías se veía a Maduro aferrado al volante, con el ceño fruncido, como sometido a una última penitencia para demostrar su lealtad”.
Pero antes de ejercer el oficio de chofer de uno de los vehiculos de Metrobus, que son alimentadores del servicio del Metro de Caracas, en sus años de estudiante de secundaria fue “bajista” de una banda de rock llamada “Enigma”.
Durante su desempeño como chofer, en la década de los 90, militó en el sindicato de trabajadores de la empresa y llegó a ser presidente del mismo.
Quizá por estas peculiaridades es que el diario español El Mundo advierte que “aunque Nicolás Maduro querrá continuar el legado de su jefe, no podrá liderar la revolución socialista”.
Las precisiones corresponden a un escrito de la periodista española, radicada en Colombia, Salud Hernández, quien dice, además:
“Ni su personalidad ni su trayectoria ni su famélico carisma le permitirán replicar la política exterior del desaparecido Presidente. No es fácil imaginar a un Rafael Correa, que acaba de barrer en las elecciones y que es un personaje soberbio, popular y bien formado, o a una Cristina Kichner empoderada, inclinando la cabeza ante Maduro, o a un Fidel Castro abrazándole como a un alumno favorito”.
Previamente Hernández destaca el perfil del desaparecido presidente Chávez:
“Retador y grosero con unos presidentes, encantador, entrañable y generoso con los de sus afectos. Hugo Chávez odió con la misma pasión al colombiano Álvaro Uribe y al mexicano Vicente Fox, por poner solo dos ejemplos de su amplia lista negra, como quiso a Evo Morales o al matrimonio Kirchner”.
Y complementa: “El mandatario fallecido nunca renunció a su sueño de una América Latina bolivariana y al no poder conquistar los territorios con ejércitos libertadores, los fue uniendo a su causa bien con la fuerza de sus ideales, bien con el poder de su inagotable chequera”.
Nicolás Maduro, nacido en Caracas en1962, a quien definen como un hombre afable, carismático, paciente, que se ha hecho a sí mismo, comenzó su carrera política como militante de la Liga Socialista.
Luego se hizo militante del Movimiento Bolivariano Revolucionario-200 (MBR-200), una de las tantas formas que adoptó el movimiento político liderado por Hugo Chávez, tras dirigir un intento de golpe de Estado contra el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Maduro formó parte de la Asamblea Nacional Constituyente en 1999 y al año siguiente, fue electo diputado del nuevo Parlamento unicameral. En enero de 2006, fue designado presidente del Poder Legislativo y pocos meses después, renunció para ser ministro de Relaciones de Exteriores de Hugo Chávez, cargo que ocupó hasta el 10 de octubre, cuando fue designado vicepresidente ejecutivo.
A Nicolás Maduro se le reconoce como el líder del ala civil más moderada de PSUV.
Su esposa, la abogada Cilia Flores, fue también presidenta del Parlamento y vicepresidenta del PSUV, la segunda de a bordo del partido de Gobierno después de Chávez. Ambos acumularon gran poder dentro de la nomenclatura chavista hasta que el presidente-comandante sacó a Flores de la dirección del partido y la nombró Procuradora de la República. Sathya Sai Baba, el gurú indio fallecido en 2011, es el líder espiritual de la pareja.