La fiscalía reveló que dos religiosos contrataron a sicarios para que los mataran, luego de que a uno de ellos se le diagnosticara con una enfermedad incurable.
La Fiscalía logró establecer, principalmente a través del seguimiento a los teléfonos celulares de los curas (que fueron encontrados días después de la muerte), que días previos al asesinato estos sostuvieron reuniones con dos hombres, Girdardo Peñate Suárez, alias «Gavilán», e Isidro Castiblanco Forero, alias «el Gallero». Ellos habrían recibido la suma de 15 millones de pesos para acabar con la vida de los sacerdotes.
La hermana de Píffano negó la versión de la fiscalía, diciendo que su hermano no había entrado en ningún «pacto de muerte». Los sacerdotes fueron encontrados muertos a comienzo del año pasado en un automóvil. Dos de los presuntos asesinos comparecieron este martes ante un tribunal de Bogotá.