En un país en guerra y con el nivel de violencia como Colombia el asesinato de tres Policías tiende a pasar desapercibido o formar “parte del paisaje”. Si para colmo de males ocurre en la mitad de un proceso de paz en crisis, es natural que los gobiernos tiendan a minimizar los hechos para no “dañar” la negociación, mientras la oposición tiende a actuar en sentido contrario para “demostrar” que tiene la razón.
Bien dicen que en la guerra el primer muerto es la verdad.
La publicación por parte del expresidente, Álvaro Uribe en su cuenta de Twitter de dos fotografías de policías asesinados en La Guajira desató una tormenta en las redes sociales, especialmente por la crudeza de una de ellas.
La principal crítica es la de quienes sostienen que la publicación de las fotos buscaba un beneficio político. Puede ser. Pero también buscaban un beneficio político los asesinos a quienes poco condenan y, por supuesto quienes buscan el linchamiento virtual y mediático del mensajero.
No hay duda. Al expresidente Uribe se le fue la mano. Con la publicación de una sola de las fotos se podía contar la tragedia con la misma fuerza. Pero también se le va la mano a los críticos, especialmente a algunos medios de comunicación que han publicado fotografías y vídeos en primerísimo plano de asesinatos y masacres, cuando no los han transmitido en directo.
Recuerdo mucho las imágenes de un policía disparando en Cali contra un grupo de indigentes que algún noticiero de televisión pasó una y otra vez en la misma emisión porque se dio cuenta que eso le daba raiting.
Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.
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