Diálogos de paz con las Farc: lo bueno, lo malo y lo feo

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Por Oscar Montes

El presidente Juan Manuel Santos, acaba de decir, que el próximo año “será el de la paz”. Pero también había anunciado hace algún tiempo que “solo en 2013 hablaré de reelección”.

De manera que el año que viene será el de la paz, pero también el de la reelección de Santos. Y ello tiene más desventajas que ventajas, pues amarra la suerte del Jefe del Estado a lo que pueda suceder con los diálogos con las Farc.

En otras palabras: ese grupo guerrillero tendrá en sus manos el futuro del próximo Presidente de la República, que podría ser el propio Santos, si se postula para un segundo mandato y resulta elegido, o alguien totalmente opuesto a la salida negociada al conflicto, como lo fue en su momento Álvaro Uribe Vélez. En cualquiera de los dos casos, las Farc definen. Y ello es bueno para las Farc, pero no para el país, ni mucho menos para el futuro Presidente de la República.

Aunque Santos, ha dicho en varias oportunidades que no será rehén de la negociación con las Farc, es evidente que su futuro político está cada día más ligado a los diálogos de La Habana.

El diario El País de España, que lo acaba de elegir como uno de los personajes del 2012, destaca su “valiente” decisión de negociar con las Farc, pero a la vez sostiene que el fracaso de los diálogos sería una “humillación para Santos” y el fin de su carrera política.

De manera que lo que está en juego en La Habana es la suerte de todos. De Santos, de las Farc y del país, por supuesto. Así como Santos, se juega su futuro político, que va mucho más allá de su reelección en 2014, las Farc tienen, sin duida alguna, la última oportunidad para reintegrarse a la sociedad y alcanzar por la vía política lo que no han podido lograr por la vía armada, después de 50 años de insurrección.

¿Cuál es el balance de los diálogos hasta el momento? ¿Qué pueden esperar los colombianos de la mesa de negociación de La Habana? ¿Qué sigue a partir del próximo 14 de enero, cuando se reanuden las conversaciones? Por cuenta de los diálogos, Santos, será héroe o villano?

Lo bueno: la participación de la sociedad civil

A diferencia de los diálogos de Tlaxcala, México, y El Caguán, que contaron con muy poca participación de la sociedad civil, en esta oportunidad la negociación se ha nutrido de las iniciativas que desde distintos escenarios les han hecho llegar los colombianos a los negociadores, tanto del Gobierno como de las Farc. De hecho, tanto Humberto de la Calle, jefe del equipo negociador del Gobierno, como Iván Márquez, vocero del equipo negociador de las Farc, destacaron los aportes realizados por la sociedad civil, los cuales “serán valorados apropiadamente”, según palabras de De la Calle.

La vinculación de la sociedad civil a los diálogos es fundamental para su éxito, pues lo único que no puede pasar es que al final de las negociaciones, cualquiera sea su resultado, se diga que Gobierno y guerrilla dialogaron de espaldas al país. De hecho, el foro sobre Política de Desarrollo Agrario Integral, organizado por la Universidad Nacional y coordinado por Alejo Vargas, contó con una masiva participación.

Lo malo: los voceros de las Farc siguen mintiéndole al país

Desde que se instalaron los diálogos en Oslo, Noruega, hasta que se trasladaron a La Habana, los voceros de las Farc no han hecho otra cosa que repetir una gran mentira, que no solo habla muy mal de su real voluntad de paz, sino que acrecienta la desconfianza que la mayoría de los colombianos sienten por el futuro de las conversaciones. Insistir en que las Farc no tienen secuestrados es una demostración de cinismo que atenta contra la transparencia que debe acompañar la negociación.

No solo las autoridades militares y de policía tienen en sus archivos reportes de decenas de uniformados secuestrados por las Farc, sin que hasta el día de hoy se sepa de su suerte, sino que entidades como País Libre, también poseen archivos con decenas de nombres de secuestrados en poder de ese grupo guerrillero. Las Farc tampoco pueden negar que reclutan menores de edad, se lucran del narcotráfico, atentan contra la infraestructura nacional y siembran minas antipersonales en todo el territorio nacional, entre otras prácticas de terror. Con mentiras no se llega a la paz.

Lo feo: pretender convertir a Tanja en el rostro amable de las Farc

Pretender convertir a la guerrillera holandesa Tanja Niejmaer, en una especie de versión femenina del Che Guevara, no pasó de ser un recurso propagandístico de las Farc, cuyo propósito no era otro que el de tratar de vender una cara amable de un grupo guerrillero que se ha caracterizado por convertir a la población civil en su principal blanco.

Y aunque los medios de comunicación cayeron en la trampa tendida por las Farc, la comunidad nacional e internacional tiene perfectamente claro que la realidad es bien distinta a como la quieren mostrar las Farc, pues atrás quedaron los tiempos en que el mundo veía a los guerrilleros como combatientes altruistas que luchaban contra los ricos para darles a los pobres.

Esa especie de leyenda urbana quedó desvirtuada con los diálogos del Caguán y con el proceder de las Farc contra la población civil y contra miembros de la Fuerza Pública, contra quienes atentan constantemente. Pero, además, en términos estrictamente publicitarios, nada habla más mal del supuesto nacionalismo de una guerrilla que tener como vocera a una extranjera.

La incertidumbre: la salud de Chávez será clave para la paz

Tanto Santos, como las Farc, reconocen que el papel de Hugo Chávez, fue determinante para que ambos se sentaran a negociar. En efecto, el Presidente de Venezuela, se encargó de acercar a las partes y de convencer a los voceros del grupo guerrillero de que en los tiempos que corren, es imposible acceder al poder por la vía armada.

“Chávez es el responsable de que estemos aquí sentados con el Gobierno”, ha dicho en reiteradas oportunidades Iván Márquez, a la delegación gubernamental. Lo anterior significa que así como Chávez, en tiempos de Uribe, era fundamental para la guerra, ahora, en tiempos de Santos, es vital para la paz.

La muerte de Chávez -escenario que cada día parece inminente-, podría generar en Venezuela una desinstitucionalización que afectaría la suerte de las conversaciones, pues una cosa es una negociación apadrinada por Chávez y otra bien distinta es una negociación apadrinada por Nicolás Maduro, quien antes de embarcarse en aventuras de paz extranjeras, debería emplearse a fondo para tratar de organizar la casa.

Óscar Montes
La Ley del ‘Montes’

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