Los ganaderos, ¿irracionales, miopes y vacas muertas?

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Por Oscar Montes

Confieso que desde hace muchos años no veía una andanada del tamaño de la que el Ejecutivo desató contra José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, por el hecho de haberse negado a participar en el foro que sobre la negociación con las Farc organizó la Universidad Nacional y que contó con el respaldo del Gobierno Nacional.

Una vez Lafaurie dio a conocer esa decisión, la Casa de Nariño activó un plan muy bien aceitado para moler con adjetivos al vocero de uno de los gremios más importantes del país, cuyos miembros –no solo su Presidente– han hecho saber que no se sentarán a conversar con quienes consideran sus principales victimarios. ¿Es que acaso estaban obligados a hacerse presentes? ¿Quién les dijo a los ganaderos que era obligación asistir al foro sobre la paz?

El primero en disparar munición gruesa contra Lafaurie fue el mismísimo presidente de la República, Juan Manuel Santos, quien calificó la negativa de los ganaderos como “irracional”. Luego el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, lo llamó “miope”, mientras que el ministro del Interior, Fernando Carrillo, se refirió a los ganaderos como “vacas muertas” que se atraviesan a los diálogos de paz. El ahora santista presidente del Senado, Roy Leonardo Barreras, también la emprendió contra Lafaurie.

Llama la atención que Santos, Restrepo y Carrillo –para no hablar de Barreras– utilicen contra Lafaurie una artillería verbal que ni siquiera emplean contra las bandas criminales y muchísimo menos contra las Farc, a las que ahora se refieren en términos muy conciliadores y hasta amigables.

Y llama la atención porque uno pensaría que quienes están al otro lado de la mesa, al menos mientras no se desarmen y desmovilicen, son los guerrilleros de las Farc y el ELN, quienes siguen actuando al margen de la Ley. De este lado de la mesa –supone uno– se encuentra la sociedad civil, incluyendo, claro, a los ganaderos, que son quienes no solo han puesto 3.000 víctimas, sino que pagan impuestos, sean muchos o pocos, que esa es otra discusión.

Es decir, señor Presidente y señores ministros, no nos podemos equivocar y creer que los enemigos de la paz están de este lado y no del otro. Quienes hasta ahora han mostrado poca voluntad de paz son los integrantes de las Farc, que aún siguen negando que secuestran, narco-trafican, reclutan menores y siembran minas antipersonales y fueron ellos los que se burlaron del Gobierno en Caracas, Tlaxcala y El Caguán.

De manera que, con todo respeto, Presidente y señores ministros, no creo que José Félix Lafaurie y los ganaderos del país sean más “irracionales”, “miopes” y “vacas muertas” que los guerrilleros de las Farc.

La búsqueda de la paz –que todos los colombianos queremos– no nos puede llevar a descalificar a quienes, desde la legitimidad del Estado, tienen el valor de expresar las razones por las cuales no asisten a los foros donde se promueven los diálogos de paz. Estamos en un sistema democrático. Resulta irresponsable y peligroso –eso sí– graduar de enemigos de la paz a quienes no comparten la forma como se negocia con las Farc. Y no son únicamente los ganaderos del país, hay que decirlo.

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