La idea de los hombres cercanos a Hugo Chávez de postergar la asunción del convaleciente mandatario enfrenta importantes escollos legales y la cerrada negativa de la oposición.
Cabello, uno de los más cercanos colaboradores del líder socialista, había dicho que la fecha no estaba escrita en piedra y que sólo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) podía decidir sobre el asunto.
Sin embargo, los asambleístas opositores rechazaron esa posición e insistieron en que Chávez debe jurar el 10 de enero en Venezuela o deberán convocarse nuevas elecciones presidenciales en un lapso de 30 días, tal como señala el artículo 233 de la Constitución.
Hiram Gaviria afirmó a Reuters que “la ley es el orden y el orden es la paz”. “Estamos obligados a respetar la Constitución sin atajos ni situaciones sobrevenidas porque eso podría conllevar a una anarquía que nadie desea”, señaló.
Sería el propio Cabello el encargado de llamar a nuevos comicios dado que es el presidente del Poder Legislativo venezolano. “No hay necesidad de pedir interpretación alguna al TSJ, cuya inefable sala constitucional ha demostrado no ser confiable”, agregó Gaviria.
Por su parte, el abogado constitucionalista José Vicente Haro indicó que, en cualquier supuesto, es la Asamblea Nacional -de mayoría oficialista- la que debe debatir si el 10 de enero hay una falta absoluta del presidente que requiera volver a convocar a elecciones.
La Constitución venezolana, reformada en 2009 para permitir la reelección indefinida del presidente y gobernadores, dice que si un candidato electo no puede asumir, deben celebrarse nuevos comicios en un lapso de 30 días.
Pero también dice que “si por cualquier motivo sobrevenido, el presidente de la República no pudiese tomar posesión ante la Asamblea Nacional, lo hará ante el Tribunal Supremo de Justicia”.
“Esto podría iniciar formalmente una transición en Venezuela que abonaría el terreno para una nueva elección presidencial”, dijo la firma IHS Global Insight en una nota a clientes.
Agregó, sin embargo, que “dada la volatilidad del ambiente político en Venezuela, su debilidad legislativa y el control que ejerce el chavismo sobre todas las instituciones, un desenlace diferente podría permitir a Chávez de alguna forma tomar posición sin estar físicamente en el país”.
La oposición debe definir una estrategia
“El gran reto de la oposición es convertirse en una referencia nacional alternativa y con un liderazgo que pueda conectarse con todas las regiones”, dijo a la AFP el politólogo Alexander Luzardo, profesor de la Universidad Central de Venezuela.
Según este analista, los partidos opositores aglutinados en la coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) están asociados a grupos acomodados y tienen el reto de identificarse y conectarse con los problemas de los trabajadores.
La experta en comunicación política, Mariana Bacalao, coincidió en que la MUD debe dejar de actuar exclusivamente “desde la trinchera de la oposición” y forjar un “liderazgo propio” y la “capacidad de emocionar” a los electores.
Luego de perder ampliamente contra Chávez en octubre, la oposición recibió una dura derrota en las regionales del pasado domingo al perder cuatro estados, incluido el más poblado del país, y retener solo 3 de los 23 estados en disputa.
Las regionales demostraron también la crisis de los partidos tradicionales AD (socialdemócrata) y Copei (socialcristiano), que se repartieron el poder durante 40 años y cuya decadencia abrió el camino al mandatario y que perdieron en los estados donde gobernaban.
Según la psicóloga social Colette Capriles, académica de la Universidad Simón Bolívar, la derrota en las regionales creará “presiones” dentro de la oposición para “construir una política unitaria” y abrirse a sectores de la sociedad civil en caso de unas hipotéticas nuevas elecciones.