El Senador Armando Benedetti afirmó hoy que no cabe sorpresa alguna en el fallo de la Haya que afectó los límites de Colombia con Nicaragua porque los negociadores Julio Londoño y Guillermo Fernández de Soto se dedicaron a cuidar la tierra y descuidaron el mar.
Dijo que “La más liviana y superficial revisión de las actuaciones de Colombia en el litigio impone la certeza de que ese fallo podía haberse anticipado sin dificultad”.
El senador Benedetti aseguró que no entiende como sabiendo que el mar y la tierra de San Andrés y sus cayos eran de Colombia, los negociadores hubieran recomendado ir a la Haya a “defender algo que era nuestro”.
“El tratado de Bogotá, fruto de Conferencias Interamericanas de 1948, suscrito apenas 21 días después del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, es decir entre el humo y las cenizas del bogotazo, fue y es un instrumento que, al obligar a Colombia a instancias como la de la Corte de La haya, representaba riesgos serios al status quo de las fronteras marítimas en el Caribe”, aseguró.
Según Benedetti para muchos expertos haber permanecido en ese Pacto de 1948 y no haber anticipado las estrategias de Nicaragua, son hechos causales de la dura e irreversible sentencia de la CIJ
“Lo ocurrido subraya muy bien esa ancestral tendencia de nuestras elites de mirar con inocultable desprecio a las regiones costeras y sus habitantes”, indicó.
“La arrogancia lanuda de un Fernández de Soto o un Julio Londoño, que miraban despectivamente y por encima del hombro, las caribeñas estrategias de Nicaragua, jugó sin duda un papel estelar en los desaciertos de la posición colombiana en el litigio”, dijo
Y agregó que “Como siempre, no había un hombre Caribe, un hombre del archipiélago en la elegante y selecta tropilla de expertos que nos condujeron al desastre de La Haya. Para los hombres del páramo todavía estamos en los tiempos en que el “sabio” Caldas o la arrogancia de un José María Samper, en los que era poco menos que absurdo suponer que la nación pudiese ser representada por un hombre poco civilizado de nuestras costas”
Para Benedetti Colombia orientó sus alegatos jurídicos, sus estrategias y su diplomacia hacia la conservación de los territorios, con olvido casi total de las fronteras marítimas. “Aquí siempre nos vendieron la idea de que Nicaragua quería arrebatarnos San Andrés, apropiarse del archipiélago. Es fácil concluir que Nicaragua, mas ladina que nuestros ladinos andinos, fingió un raponazo territorial para quedarse con el mar”.
En su intervención ante la plenaria de Senado, Benedetti dijo que el gobierno nacional, de éste y de los últimos 4 gobiernos, por lo menos los últimos cuatro gobiernos, aplicaron el secretismo en el litigio con Nicaragua. “Tal vez lo que se impone de aquí en adelante, en las relaciones del inmediato futuro con Nicaragua como con las de los restantes países vecinos, es una diplomacia más abierta, más oxigenada, mas a la intemperie. Hay que sacar de las de sanedrines con ruanas y chimeneas las asuntos de estado que interesan a todos los colombianos”.
Solicitó que el gobierno nacional exija la renuncia inmediata del equipo negociador. Así mismo pidió “la composición de una comisión asesora menos casposa y no íntegramente paramuna, para manejar los asuntos de interpretación y sentido que todavía quedan pendientes con Nicaragua, así como el análisis de las novedades que el fallo de la Corte de La Haya impone al resto de las fronteras marítimas en el Caribe”.
Concluyó que “los asuntos del Caribe se debe manejar con gente del Caribe, sin esa mentalidad provinciana mediterránea, seca y aislada, con la que el hombre andino ha construido un país que se niega y se desconoce”