El todopoderoso de InterBolsa

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Rodrigo Jaramillo, el protagonista del mayor descalabro bursátil en años, tenía firmas en Islas Vírgenes, avión, yate y propiedades en la Florida.

El presidente de la organización, Rodrigo Jaramillo, dijo que luego de ver las operaciones que se han hecho en el sector financiero en los últimos años, esperan recibir entre 2,5 y 3 veces el valor en libros del grupo, lo que equivale a mínimo US$430 millones por la totalidad del grupo, teniendo en cuenta que el patrimonio de este alcanza los $311.000 millones.

El paisa Rodrigo de Jesús Jaramillo Correa acarició el cielo con las manos el 24 de marzo del 2009.

Ese día, fue él quien abrió la jornada de negocios de la Bolsa de Valores de Nueva York, una de las más poderosas del mundo.

Tras tocar la emblemática campana, recibió la ovación de sus pares, que sabían que su firma, Interbolsa, estaba montando atractivas estrategias de inversión en Estados Unidos, Brasil y Panamá, y reportaba ganancias por 80.000 millones de pesos al año.

Tres años y medio después, Jaramillo y sus socios andan contratando abogados de la talla de Carlos Fradique y Brigard & Urrutia para poder salir airosos del desmoronamiento de ese imperio bursátil, puede tener consecuencias penales.

El Gobierno ordenó la toma y liquidación de Interbolsa hace 13 días, cuando la corredora quedó en un gran riesgo financiero tras invertir 300 mil millones de pesos en ‘repos’ con acciones de Fabricato. Ahora se cree que detrás de ese negocio pudo haber conductas indebidas.

EL NEXO CON FABRICATO

Antes de llegar a ese punto, el gigante alcanzó a manejar el 30 por ciento del mercado bursátil, un gran logro para una firma que nació en un local de Medellín, en 1989.

Ese año, Jaramillo le compró un puesto en la Bolsa a Luis Carlos Mejía Gómez con la idea de seguir los pasos de su padre, Guillermo, quien también se dejó tentar por el azar de las transacciones.

Estaba decidido a dejar la ingeniería química y, tras la mala experiencia de uno de sus hermanos, no lo atrajo la política.

Juan Guillermo Jaramillo disputó la primera alcaldía popular de Medellín (1988) con Juan Gómez Martínez y perdió por 1.800 votos. Después de su derrota, se consagró a Fabricato, empresa que gerenció durante dos décadas y que hoy tiene tambaleando a su hermano.

Con su primer socio, Álvaro Martínez, Rodrigo Jaramillo empezó manejando algunas inversiones de la acaudalada familia de su esposa, María Cecilia Botero Restrepo, dueña de grandes extensiones de tierra.

Era la época en la que Jaramillo iba a pescar cerca de Fredonia (Antioquia) y visitaba el restaurante Hato Grande, donde comía sancocho y a veces se tomaba un aguardiente.

A finales de los 90, Interbolsa y Jaramillo tuvieron un viraje radical con nombre propio: Juan Carlos Ortiz. Expulsado de la Bolsa de Bogotá, por prácticas no permitidas, el hábil economista bogotano se asoció con Interbolsa.

Por varios años, apostaron y ganaron con las llamadas transacciones de posición propia.

El dinero abundaba, y aunque Jaramillo siguió con su bajo perfil, cambió Fredonia por un lujoso apartamento en Key Biscayne (Florida), y su Toyota blindada, modelo 85, por una Porsche Cayenne del año.

También adquirió Gaia, un yate anclado en Santa Marta, y uno de sus socios dice que Interbolsa negoció un avión Falcon que devolvió en el 2011. El mapa de la corredora y de sus socios también se amplió con la creación de firmas en Islas Vírgenes (de los Jaramillo), Luxemburgo y Curazao.

Tomás Jaramillo, hijo de Rodrigo y amigo del arte, de los negocios y de Ortiz, entró a las grandes ligas bursátiles, y con él, Jorge Arabia y Álvaro Tirado, los escuderos de su padre.

Tras el divorcio bursátil, en el 2008, contrataron al banquero español Javier Aguirre para que disolviera sus 27 sociedades, de las cuales 6 está vivas.

Ocho años antes de esa pelea, el empresario Víctor Maldonado ya había entrado a Interbolsa, y la firma se concentraba en los ‘repos’. En el 2011 hicieron operaciones con Fabricato por 1,6 billones de pesos y se cree que habrían manipulado el precio de la acción. Por eso, el congresista Simón Gaviria, que acaba de hacer un debate sobre el tema, prevé que se darían sanciones penales y financieras.

“Rodrigo es químicamente bueno.

Estoy seguro de que no tomó un peso en su provecho”, asegura el empresario paisa William Vélez. Mientras todo se aclara, Jaramillo permanece en silencio, por instrucción de sus abogados.

¿QUIÉNES ESTÁN DETRÁS DE PREMIUM?

Premium Capital, el fondo de inversiones en dólares que Interbolsa les ofrecía a sus clientes, aclaró que no es una firma de la corredora. Pero están ligadas. Tomás Jaramillo y Juan Carlos Ortiz fueron sus socios gestores en el 2000.

Y firmaron una corresponsalía con Interbolsa para que los operara.

Eclipse Management, administradora de Premium, contrató al abogado Jaime Granados para que defienda los intereses de sus 1.260 inversionistas.

“Mis clientes son los inversionistas, y si hay pérdidas y fuese necesario, tendríamos que proceder incluso en contra de los socios”, explicó Granados.

Ahora se indaga si del fondo salió dinero para comprar obras de arte y créditos para socios de Interbolsa y si sus clientes evadieron impuestos. Hay una firma homónima de Inversiones Jaramillo Botero, Tomás Jaramillo, Víctor Maldonado y Helados Modernos, entre otros.

FISCALÍA REVISA HASTA CHATS

Los investigadores analizan un primer paquete de actas, cintas, extractos de cuentas, correos electrónicos y hasta chats de personas vinculadas a Interbolsa, para establecer si sus cabezas deben rendirle cuentas a la justicia penal.

Lo primero que se quiere precisar es si el precio de la acción de Fabricato se elevó artificialmente (de 30 a 84,5 pesos) mediante transacciones entre inversionistas de la propia textilera.

En total, fueron 28.139 movimientos solo en el 2011, por más de $ 1,6 billones.

En un primer peritazgo de 4.252 transacciones se estableció que el 30% se concentró en Alessandro Corridori y Alfonso Manrique, y en dos firmas ligadas a ellos: P&P Investment S. A. S. y Manrique y Manrique S. C. A.

“Corridori fue también el que más vendió (15%), seguido de P&P (5,13%) y la empresa USB AG London Branch (2%)”, dice el peritazgo. “La hipótesis que se plantea es si inversionistas vinculados a Corridori y él mismo –como demandantes y oferentes de las acciones– afectaron su precio y si es legal o no”, explicó un investigador.

Y agregó que después de la toma de posesión por parte de la Superfinanciera, descubrieron que hubo operaciones ‘repo’ que no habrían contado con el permiso de los clientes.

Fuente: Radio SantaFe

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