Obama dijo que aún existen riesgos de inundaciones y cables de energía eléctrica derribados. Agregó que la tormenta resulta un evento “desgarrador para la nación”.
El presidente ofreció sus declaraciones y oraciones a quienes resultaron afectados y les dijo que “Estados Unidos está con ustedes”. Indicó que ha señaló a funcionarios del gobierno que coordinan los operativos de respuesta que “no hay excusa para la pasividad”.
Informó que ha pedido a los gobernadores de estados de las zonas afectadas que si reciben un “no” como respuesta, “pueden llamarme personalmente a la Casa Blanca”.
Obama habló el martes durante una visita a la sede nacional de la Cruz Roja. Planea permanecer en Washington hasta el miércoles, cancelando tres días consecutivos de campaña para lidiar con la tormenta.
DAÑOS PODRÍAN SUMAR 50.000 MILLONES DE DÓLARES
La supertormenta Sandy causará cerca de 20.000 millones de dólares en daños, más otros 10.000-30.000 millones en pérdidas, de acuerdo con un pronóstico de la empresa especializada en prospectiva IHS Global Insight.
A largo plazo, la devastación que la tormenta causó en la ciudad de Nueva York y otras partes del noreste de Estados Unidos apenas mellará la economía del país. Esa es la previsión de economistas que dicen que el aumento en los precios del combustible y la desaceleración económica marginal de las próximas semanas serán compensados por la inversión en reconstrucción y reparaciones, que contribuirá al crecimiento con el tiempo.
No obstante, el golpe inmediato a la economía podría restarle 0,6 puntos porcentuales al crecimiento económico en el trimestre octubre-diciembre, dice IHS. Los comercios minoristas, las aerolíneas y las empresas constructoras de viviendas sufrirán algunas pérdidas por inactividad.
Los economistas prevén que los daños de Sandy superarán a los causados por el huracán Irene el año pasado, los cuales sumaron 15.800 millones de dólares. Irene tuvo poco impacto en el crecimiento del país.
Sandy presumiblemente se colocará entre los 10 huracanes más costosos en la historia de Estados Unidos, aunque estará muy lejos del peor de todos, Katrina, que costó 108.000 millones de dólares y causó 1.200 muertes en 2005.
DURA PRUEBA A SECTOR NUCLEAR
El huracán Sandy, que devastó el nordeste de Estados Unidos, sometió a dura prueba al sector nuclear del país, al provocar el cierre de tres reactores y colocar en estado de alerta a una vieja central, generando interrogantes sobre la seguridad de sus instalaciones.
“Todo parece bajo control en este momento. Las infraestructuras de las centrales no han sido dañadas”, afirmó a la AFP NNeil Sheehan, portavoz de la autoridad de seguridad nuclear de Estados Unidos (NRC).
“No hay amenaza alguna de fuga radioactiva”, aseguró por su lado Craig Fugate, de la agencia estadounidense de gestión de crisis (FEMA), a la cadena NBC.
Instaladas sobre todo en el nordeste, la zona más afectada por Sandy, las centrales atómicas estadounidenses no salieron indemnes de la embestida del huracán, uno de los más devastadores de la historia nacional según expertos, y algunas de ellas no podrán funcionar plenamente durante varios días, en momentos en que 8 millones de hogares están privados de electricidad.
“Sandy demostró que estas centrales eran vulnerables a este tipo de tempestades, especialmente si aumentan en intensidad y frecuencia”, dijo a la AFP Robert Alvarez, exconsejero del secretario de Energía del gobierno de Bill Clinton.
Ubicado a orillas del río Delaware, en Hancocks Bridge (Nueva Jersey), el reactor nuclear Salem 1 fue apagado el martes luego que varios de los elementos que intervienen en su enfriamiento dejaron de funcionar.
“La central está estable”, afirmó a la AFP un portavoz de la empresa que la opera, Public Service Electric and Gas (PSEG), pero dijo no estar en condiciones de comunicar una fecha de restablecimiento del servicio del reactor, que brinda parte de la electricidad de Nueva York.
Este martes el departamento de Energía anunció el apagado de un segundo reactor, en la central de Nine Mile, y de un tercero a orillas del río Hudson, en el norte del estado de Nueva York.
La instalación que más inquietud suscita en la región es de todas maneras una central que figura entre las más antiguas del país.
Construida en 1969 en Nueva Jersey, en los alrededores del río homónimo, Oyster Creek está en estado de alerta desde el lunes, como consecuencia de un aumento del nivel del agua al interior de su sistema de enfriamiento y de una perturbación en su circuito de aprovisionamiento eléctrico.
“La corriente fue restablecida en partes de la central” y el generador de emergencia fue activado, dijo a la AFP, en un correo electrónico, un portavoz de la empresa Exelon, que explota Oyster Creek.
Las autoridades estiman que será necesario esperar que el nivel del agua descienda, pero recuerdan que el único reactor de la central ya estaba fuera de servicio antes del pasaje de Sandy, por tareas de mantenimiento.
La situación de esta central, cuyo cierre está previsto para 2019, inquieta a algunos expertos.
Un 20% de la energía consumida en Estados Unidos proviene de fuente nuclear.