El huracán Sandy desbarajusta la campaña electoral de los EEUU

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El huracán «Sandy» llegó el domingo por la noche a las costas estadounidenses, con vientos de hasta 120 kilómetros por hora, y este lunes se desplazará por las zonas densamente pobladas del noreste del país, donde se ha decretado el estado de emergencia.

Unos 60 millones de personas podrían verse afectadas por un temporal de intensas lluvias y fuerte viento que está obligando a la suspensión de los transportes públicos y puede provocar inundaciones y cortes de suministro eléctrico.

Lo que los medios estadounidenses han bautizado como «Frankenstorm», «Superstorm» o «la tormenta perfecta» se ha convertido en elemento distorsionador de la campaña electoral, a solo una semana de las presidenciales del 6 de noviembre.

El candidato republicano, Mitt Romney, suspendió el domingo un acto en Virginia, uno de los estados a los que primero iba a afectar el huracán, y marchó en cambio a Ohio, en el interior del país, donde los efectos de la tormenta podrían llegar el lunes.

Barack Obama mantuvo su plan de actos en Florida, fuera del alcance del «Sandy», pero el domingo suspendió su mitin con el expresidente Bill Clinton en Virginia; el lunes no irá a Colorado para poder dirigir la situación de emergencia desde la Casa Blanca.

El trastorno electoral puede afectar negativamente al voto anticipado, fomentado especialmente por los demócratas como palanca para aumentar la participación de las minorías que forman la base electoral de Obama.

Aparición extra

Pero el presidente también puede beneficiarse de unos días de aparición extra antes las cámaras como líder a cargo del país en un momento en que todas las televisiones hablarán menos de política y más del ciclón. Su reto es no cometer ninguna equivocación en estas horas de emergencia.

Mientras Romnney no puede hacer nada para compensar ese mayor protagonismo de Obama, sus asesores consideran que en cualquier caso es demasiado tarde para que ahora se produzca un cambio del voto. Además de que la estrategia de los republicanos nunca pasó por promover el voto anticipado, sino por lograr que sus bases salgan a votar el día 6, cuando ya habrá pasado el temporal, los republicanos ven otras razones para no ver problemático el efecto Sandy.

«En un momento en que Romney ha sido presentado como alguien en alza, el huracán distrae la atención de la Prensa y nosotros podemos intentar mantener nuestra tendencia bajo radar», declaró a «Político» un asesor de Romney. Los republicanos parecen haber recibido bien que la campaña se haya quedado «congelada» por el «Sandy».

Fuente de preocupación

Desde el bando demócrata se reconoce que «todo lo que trastoca los horarios de la campaña y del candidato en este punto de la carrera es significativo. Esos actos son importantes para la campaña como forma de energizar a los votantes. Los candidatos pueden salir en entrevistas, pero nada puede sustituir los viajes del candidato». Para David Axelrod, uno de los principales asesores de Obama, «es una fuente de preocupación que la gente no pueda salir a emitir el voto anticipado», pero aseguró desconocer qué consecuencias podría tener sobre el resultado final la emergencia de estos días. «Es difícil de predecir», declaró.

El mal tiempo ya entró en campaña a finales de agosto, cuando el huracán «Isaac» obligó a retrasar un día el comienzo de las sesiones de la convención republicana, en Tampa (Florida). Aquel día fue aprovechado por Obama para aparecer como hombre al mando del país con el fin de poner de manifiesto su control de la situación, robando así el protagonismo que la convención debía suponer para Romney.

Todos los estados de la costa este, desde Carolina del Norte hasta Nueva York, se encontraban este domingo en plenos preparativos para afrontar la llegada del Sandy, cuyos movimientos han sido difíciles de pronosticar porque este huracán es resultado de la fusión de varias tormentas.

En Nueva York, donde las zonas bajas de Manhattan y Long Island ofrecen especiales riesgos de inundación, este domingo comenzó la evacuación de parte de los residentes. Además estaba previsto suspender a partir de esa noche los servicios de metro, autobús y tren del área neoyorquina. Medidas especiales también se adoptaron en otras grandes ciudades, como Washington y Filadelfia.

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