Tania, el golazo de las Farc al Gobierno

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Por Oscar Montes

Aún sin estar en la mesa de negociación entre el Gobierno y las Farc en Oslo, el protagonismo durante la instalación de los diálogos se lo ganó la guerrillera Tanja Nijmeijer, quien, al parecer, solo hará su aparición el próximo 15 de noviembre en La Habana, donde será, sin duda, la vedette del encuentro.

Y es que Tanja ha acaparado los titulares de los medios de comunicación nacionales, pero, sobre todo, los internacionales, que desde hace varias décadas viven a la caza de héroes y heroínas capaces de convertirse en los nuevos Che Guevara, es decir guerrilleros románticos capaces de sacrificar su vida por el ideal de la revolución.

A juzgar por el despliegue que tuvo el anuncio de su frustrada llegada a Noruega, los periodistas creen que Tanja es la versión femenina del Che. Ahí está la figura que los medios del mundo estaban buscando afanosamente y que las Farc han cultivado, sabiendo que ella les puede permitir lavar su cara de grupo guerrillero violador de Derechos Humanos, secuestrador y poderoso cartel narcotraficante, que es lo que son, así sus jefes lo nieguen o pretendan ignorarlo, como ocurrió con la intervención de alias Iván Márquez durante la instalación de la mesa.

Nadie cumple mejor con ese prototipo de ‘guerrillero ideal’ que en pleno Siglo XXI los medios de comunicación siguen teniendo en la cabeza, que una joven profesora holandesa que dejó todo en Europa, incluyendo a una madre afligida, para internarse en las selvas colombianas y sumarse a un grupo de combatientes que lucha contra un régimen opresor, que es la ‘novela rosa’ que las Farc han tratado de venderle al mundo y que muchos siguen comprando.

Para la Farc, Tanja es oro en polvo, pues les permitirá reeditar el capítulo que las mostraba como una especie de Robin Hood criollo, que quitan a los ricos para darles a los pobres, especie de leyenda que quedó desvirtuada después de que el mundo las conociera de cuerpo entero durante los diálogos del Caguán. Ahora con Tanja en la mesa de negociación, vuelve y juega la figura del guerrillero altruista capaz de sacrificarse por un ideal. Tanja será vendida ante el mundo como la cara amable de las Farc, la guerrillera abnegada y la combatiente arrojada.

Lo que llama la atención es que el Gobierno se haya dejado meter ese embuchado y no haya tenido capacidad de reacción para contrarrestarlo. Y eso es lo preocupante: que nadie en el equipo negociador haya tenido la habilidad para responderle al grupo guerrillero con sus mismas armas. ¿Qué tal si el Gobierno hubiese llevado a Oslo, o lleve a La Habana, decenas de soldados mutilados por las minas antipersonas que Tanja y sus amigos ‘siembran’ a lo largo y ancho del territorio nacional?

La impresión que queda después de leer los múltiples artículos que sobre Tanja escribieron periodistas en Colombia y el extranjero es que las Farc comenzaron ganando en la mesa. Todo su aparato propagandístico funcionó a la perfección, hasta el punto de que sin estar presente en la mesa de conversaciones, todos hablaban más de Tanja que de la propia agenda de negociación.

No puede ser que después de las experiencias vividas en Caracas, Tlaxcala y el Caguán, donde las Farc marcaron el ritmo de las publicaciones, la lección siga sin ser aprendida por los representantes del Gobierno, quienes en las primeras de cambio se ven obligados a pasar a la defensiva, dejando siempre la iniciativa a la contraparte.

Es decir, las Farc le volvieron a ganar de mano al Gobierno y lo hicieron de forma contundente. Tanja, sin disparar un tiro, al menos en Oslo a donde nunca llegó, produjo una tronera en la mesa de negociación. Preocupa que el Gobierno no se haya dado cuenta del poder de esa carta en manos de las Farc. O peor: que se haya dado cuenta y pretenda ignorarlo.

Por Óscar Montes
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