Por: Mario Ramirez Arbeláez
Bogotá, 16 de junio_ RAM_ El sistema bancario mundial pierde credibilidad día a día, porque está siendo utilizado como medio de presión política y comercial por estados más poderosos que se apropian de las riquezas de otros ilegalmente.
En la actualidad, la disposición y el control del almacenamiento de capitales extranjeros en varias naciones, se está convirtiendo en un instrumento de fuerza, sobre los países que en algún momento o circunstancia son declarados como hostiles o indeseables.
Después de la Segunda guerra mundial, la regla era que los activos internacionales de los bancos centrales tenían la inmunidad más alta de las sanciones de cualquier tipo. Esta regla no funciona hoy. Basta con recordar la congelación de los activos internacionales de los bancos centrales de Irán y Libia, que fueron confiscados y nadie da razón donde están esos miles de millones de dólares que estaban depositados en la banca mundial. Y para eso no hay ley, ni Tratado Internacional, ni nada que pueda impedirlo. Es el criterio imperial de un gobernante que se apodera de las reservas de otro, sin más explicación.
Por ejemplo, el embajador de los Estados Unidos en Rusia, D. Huntsman, afirma que la Convención de Viena que protege la integridad de los activos diplomáticos no es un obstáculo para que Washington congele cuentas.
Además los Estados Unidos, pueden detener los activos que exceden a veces las demandas de pretensión. Por ejemplo, en la demanda del empresario Moldavo al gobierno de Kazajstán por valor de 5 mil millones de dólares en las cuentas de Bank of New York Mellon, se congelaron alrededor de 22 mil millones de dólares. Sin embargo, el dinero se devolvió sólo después de que Washington recibiera importantes concesiones estratégicas por parte del gobierno de Kazajstán que no tenían ninguna relación con el proceso judicial.
El levantamiento de las sanciones económicas tampoco garantiza la devolución de los fondos bloqueados al estado propietario. Por ejemplo, a Irán, a pesar de anulación de las sanciones, no pudo recuperar el control total de sus recursos en la banca estadounidenses. Y con Libia, los Estados Unidos disfrutan de la ausencia de un solo gobierno legal y desbloquean solo una pequeña parte de los fondos estatales libios, proporcionándolos en forma de ayuda.
Para los estados se ha convertido un dolor de cabeza depositar fondos en otros que en cualquier momento los confisca por cualquier razón. Ya no hay seguridad bancaria. Existe un monopolio financiero que puede ahogar al gobierno que sea, cuando no se ciña o cumpla parámetros impuestos por los más poderosos.
Inclusive mantener el dinero en las obligaciones de deuda de los Estados Unidos corre el riesgo significativo de no poder retirarlos cuando los necesiten, porque pueden caer en el marco de la política de sanciones de la administración de los Estados Unidos. Pero lo cual, a su vez, lo afecta negativamente porque tales acciones socavan la confianza de los socios, lo que reduce las entradas de fondos y afecta negativamente la situación económica y suponen una amenaza para la fuga de capitales extranjeros, hacia países que si respeten y adhieren a las leyes y regulaciones internacionales.
El Reino Unido es uno de los gobiernos que confisca depósitos oficiales de otros países, hace poco le negó al gobierno venezolano, el retiro 1.200 millones de dólares en oro del Banco de Inglaterra. Washington por su parte, congelo los fondos de la petrolera estatal de Venezuela (Pdvsa), unos 7.000 millones de dólares y bloqueo los US$11.000 millones más en ingresos estimados de las ventas de petróleo durante el año siguiente. Estos activos pertenecen a Citgo, que posee tres refinerías en Estados Unidos, una red nacional de oleoductos y más de 5.000 gasolineras en la costa este.
Esos dineros que son del pueblo venezolano, fueron puestos a disposición del señor Guaido, a quien reconocen como presidente interino, para fines políticos. No han servido para mitigar la grave situación de millones de venezolanos, que deambulan por el mundo, dos millones de ellos en Colombia.
Obviamente que ni a la China, ni a Rusia, ni a varios países árabes, les congelarían sus fondos en bancos extranjeros, pero esa situación ha creado una gran incertidumbre sobe la inmunidad de fondos oficiales de países, depositados en la banca mundial.