El presidente Iván Duque va perdiendo su principal apuesta de Gobierno de reformar el Acuerdo de Paz firmado por su antecesor Juan Manuel Santos y la extinta guerrilla de las Farc, tras el hundimiento de las objeciones a la Ley Estatutaria de la Jurisdicción Especial para la paz, JEP, y la orden de la Corte Suprema de Justicia de dejar en libertad a ‘Jesús Santrcih’, exlíder de Farc.
Con nueve meses en el poder y las encuestas en contra, la derrota a manos de las altas cortes podría forzar un temprano punto de quiebre de su gobierno.
Hasta el momento, el mandatario insiste en buscar medidas que permitan reformar los acuerdos.
Timonazo o radicalización. Sin una mayoría consolidada en el Congreso, Duque enfrenta a ojos de los analistas el dilema de dar un giro o seguir apegado a la bandera que iza su gobierno por la presión de su partido de derecha, el Centro Democrático, que insiste en modificar lo pactado en 2016 con las Farc, pese al alto costo político y las críticas internacionales.
Cualquiera sea el rumbo que tome el Gobierno, impactará en un país aún polarizado por el Acuerdo de La Habana.
Una coyuntura agravada además por asesinatos de excombatientes, activistas de derechos humanos y las críticas y exigencias de Estados Unidos ante la falta de resultados en la lucha antidrogas.
Desgaste. Elegido para un único periodo de cuatro años, Duque está en el “peor de los mundos”, señala Carlos Arias, experto en comunicación política de la Universidad Externado.
El pasado miércoles la justicia le propinó una estruendosa derrota por partida doble.
Por un lado, dejó sin piso sus objeciones a la JEP y, por el otro, excarceló a un excomandante pedido en extradición por Estados Unidos bajo sospecha de haber planeado un envío de cocaína después de la firma del acuerdo.
Primero, la Cámara de Representantes rechazó los reparos planteados por Duque y, segundo, en Senado hubo gran incertidumbre por la votación, algunos decían que se habían hundido y otros que se habían salvado.
Así que, ante la impresición, en manos de la Corte Constitucional quedó la tarea de validar la votación .
El alto tribunal le ordenó al presidente promulgar la ley considerada la columna vertebral de los Acuerdos de Paz, la Estatutaria de Administración de Justicia de la JEP.
Duque se había empecinado en sacar adelante los cambios a un acuerdo que según él promueve la impunidad, pese a los llamados de fuerzas políticas a pasar la página e implementar los compromisos respaldados por la ONU.
Otra de las pérdidas fue la libertad de ‘Jesús Santrich’, al no tener pruebas la JEP ordenó su libertad. Sin embargo, dos días después cuando la Fiscalía liberó al exguerrillero lo vuelve a capturar y se empieza a hablar de “pruebas” que, según el ente investigador, darían cuenta de la reincidencia en el delito después de la firma del acuerdo.
Pero, tras una decisión del Consejo de Estado, que dejó en firme la investidura de ‘Santrich’ como representante a la Cámara, la Corte Suprema de Justicia ordenó su libertad y que fuese procesado como aforado.
Por el momento, la situación jurídica de ‘Santrich’ quedó en suspenso mientras concluye la investigación en la Corte.
Ante ello, el presidente Duque dijo que respetaría la decisión de las altas cortes.
“Ha sido un desgaste muy fuerte para él (…) y eso ha debilitado al gobierno ante la opinión pública”, señala Yann Basset, analista de la Universidad del Rosario. Aunque, agrega, la “derrota” podría permitirle ocuparse de otros asuntos y “dejarle a su partido la oposición al Acuerdo de Paz”.
Violencia en ciernes. No obstante, es poco probable que el presidente se ‘zafe de la camisa’ que le puso su partido, el Centro Democrático, liderado por el expresidente y senador Álvaro Uribe, quien ha sido un crítico de los acuerdos con las Farc y quien ‘catapultó’ a Duque hacia el poder.
El presidente quisiera “tomar esas distancias o por lo menos pasar a otros temas, pero la verdad es que no tiene el piso político para hacerlo”, señala Basset.
Así, coinciden analistas, lo que queda esperar es que el mandatario insista en ajustar el acuerdo en un ambiente ensombrecido por el asesinato de 128 excombatientes de las Farc desde la firma de la paz y la decisión de algunos excomandantes de apartarse de los compromisos, alegando incumplimientos estatales e inseguridad.
Duque ya deslizó la opción de “corregir las cosas que no están saliendo bien” para asegurar una “paz con legalidad y sin impunidad”, aunque aún es incierta la fórmula para conseguirlo.