Los resultados preliminares del censo 2018 mostraron una realidad que expertos venían advirtiendo desde hace un tiempo: Colombia está envejeciendo, pues de los 45,5 millones de habitantes que hay en el país, el 9,2 % o 4,1 millones tienen 65 años o más
Pero esto no sería problema si la población adulta mayor del país contara con una pensión para cubrir sus gastos de vejez de manera tranquila. Ese no es el escenario en Colombia.
De acuerdo con cálculos del presidente de la Administradora Colombiana de Pensiones (Colpensiones), Juan Miguel Villa, al menos el 20 % de los colombianos de 80 años (unas 150 mil personas de esa edad, según las cuentas de Asociación Colombiana de Administradoras de Fondos de Pensiones y de Cesantía (Asofondos) tiene que seguir trabajando porque no acumuló las 1.300 semanas de trabajo para pensionarse y necesita ingresos para vivir.
“Eso es una tragedia. Nosotros queremos que con la ampliación de cobertura y con la consecución de ciertos recursos todos los adultos mayores accedan a una pensión”, agregó Villa (ver Paréntesis).
Mientras tanto
Los adultos mayores, sobre todo aquellos de bajos estratos sociales (1, 2 y 3), tienen dos opciones para subsistir durante su vejez: los programas Beneficios Económicos Periódicos (Beps) y Colombia Mayor (ver módulos).
Aunque estos programas han sido aplaudidos porque buscan darle un auxilio a aquellas personas que no pudieron acceder al Sistema General de Pensiones, ya sea porque sus ingresos fueron menores a un salario mínimo legal vigente o porque las circunstancias no le permitieron cumplir con los requisitos para recibir una pensión. También han sido criticados.
Jorge Llano, director de Estudios Económicos de Asofondos señaló que tanto Beps como Colombia Mayor son fundamentales para mejorar la cobertura del sistema pensional, pues el 64 % de las personas ocupadas (14,7 millones de colombianos) no está cotizando para percibir una mesada.
Actualmente, Colombia Mayor da un subsidio monetario de unos 75 mil pesos mensuales. Un valor muy bajo que, a juicio de Llano, pues no alcanza la línea de pobreza extrema que está en 140 mil pesos. “Además, la ayuda debería llegar a 3,5 millones de adultos mayores y solo alcanza a 1,5 millones”, agregó (ver gráfico).
Por tal motivo, recordó que el gremio propuso en abril que ese programa sea manejado por Colpensiones y que el valor del subsidio aumente a 250 mil pesos.
Esa medida impactaría las finanzas del Estado, por ello los fondos privados han planteado que se dejen de dar subsidios a las pensiones de altos ingresos de Colpensiones, los cuales cerrarán este año en 10 billones de pesos.
Mientras que en el caso de los Beps, Llano planteó que aquellas personas que hayan ahorrado algo en el sistema pero que no alcancen a tener una pensión puedan obtener ese dinero como un ingreso vitalicio para su vejez (ver Radiografía).
Por poner un ejemplo, una persona que ganaba entre 1 y 2 salarios mínimos y que no alcanzó a pensionarse en un fondo privado, pero que cotizó unas 500 semanas, en 2017 recibió una devolución de sus aportes de 35 millones de pesos. Mientras que en Colpensiones percibió apenas 4 millones de pesos debido a que en este sistema no se generan rendimientos por ahorro. “Si se logra trasladar ese dinero a los Beps, el Estado pondrá el 20 % a la persona que ahorró 35 millones de pesos para un total de 42 millones de pesos. Con eso la persona tendría un ingreso vitalicio de unos 280 mil pesos mensuales”, calculó Llano.
Las propuestas de mejora
Tanques de pensamiento ya han lanzado en varias oportunidades las alternativas para mejorar el sistema pensional del país y evitar que adultos mayores lleguen a la edad de pensión sin una mesada.
Por ejemplo, Sergio Clavijo, presidente de Anif, ha planteado que se expanda el programa Colombia Mayor, y un Fondo de Garantía para una franja de personas (de salario mínimo).
Según las cuentas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), la tasa de reemplazo, es decir, el porcentaje de ingresos en la jubilación respecto a los ingresos previos como trabajadores en activo, debe reducirse en Colombia pues se ubica entre 65 % y 75 %, mientras que el promedio en el resto de países del bloque es de 45 %.
Otro factor que han propuesto que se evalúe es subir la edad para pensionarse, pues la media de la Ocde es de 65 a 67 años; y disminuir la pensión de sobrevivencia, las viudas no se deberían quedar con el 100 % de la pensión, sino entre 50 % y 75 %.
Por su parte, Fedesarrollo propone que los trabajadores coticen a Colpensiones lo correspondiente a un salario mínimo, y el excedente lo pongan en el Régimen de Ahorro Individual (Rais). El pago de pensión sería: una renta vitalicia (en fondos privados), otra de Colpensiones (tasa básica de reemplazo con tasa de interés a calcular), y una renta adicional, subsidiada por el sector público del faltante del salario mínimo (para quienes cotizan sobre ese valor), pero deducido el 25 % de la renta vitalicia correspondiente al total acumulado de los fondos privados.
Para otros, como el profesor de Economía e investigador de la Universidad del Rosario, Juan Carlos Guataquí, el problema pensional se corregirá en el país si el Gobierno le pone el ojo a las dificultades existentes en el mercado de trabajo.
“Si los ciudadanos no tienen acceso a la educación superior no tendrán ingresos suficientes y, en consecuencia, tendrán trayectorias laborales precarias. Esa realidad les impedirá ahorrar para su retiro. Es importante revisar el ciclo de vida laboral de las personas. Otro punto importante que se debe estudiar es el rol de los ancianos en las familias. Cuando Colombia vivió crisis económica en los años 90, los abuelos fueron una pieza importante en las familias porque se encargaban de cuidar a los nietos mientras los padres salían a buscar el sustento, pero ahora que la economía está creciendo ¿qué papel cumplen?”, cuestionó .