Guerra entre bacrims, otro desafío para Colombia

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La pelea entre las bandas criminales conocidas como Los Urabeños y Los Rastrojos sumió en el miedo a todo el departamento de Antioquia. Aumentan las desapariciones.

AP Desde el quiebre en la tregua que desde noviembre pasado sostenían las bandas criminales de ‘Los Rastrojos’ y ‘Los Urabeños’, creció la violencia en todo el departamento, pero en especial en el municipio de Caucasia. Allí, se suceden ataques con explosivos, asesinatos y desapariciones.

Las bacrim (como se abrevia a las «bandas criminales») actúan de forma similar a los paramilitares, porque poseen una estructura vertical, dominio territorial y vínculos con sectores estatales y las fuerzas públicas. Están catalogadas como las sucesoras de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), cuyos integrantes -de extrema derecha-, se desmovilizaron entre 2003 y 2006, durante el gobierno de Alvaro Uribe a cambio de beneficios jurídicos.

El portal colombiano, Caracol, asegura que aumentaron las muertes violentas en el Bajo Cauca, con 12 homicidios en sólo 10 días. “Preocupa también a los habitantes de Caucasia en el incremento en las extorsiones y vacunas a los comerciantes del Bajo Cauca, que vienen realizando tanto las bandas criminales como la delincuencia común”, agrega el medio.

Además, advierte que  la situación más preocupante en la región es el incremento en los casos de desapariciones, “de hombres y mujeres, y en especial de mototaxistas”.

Además de Los Urabeños y Los Rastrojos, Los Paisas, el Ejército Revolucionario Popular Anticomunista de Colombia (ERPAC), las Águilas Negras y la Oficina de Envigado son las estructuras responsables del 90% de las acciones delictivas de Colombia.

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