Primeros detenidos por el asalto al consulado de EEUU en Bengasi

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Trípoli, 13 sep (EFE).- Las autoridades libias reconocieron hoy que las investigaciones sobre el asalto al consulado estadounidense de Bengasi anteayer, en el que murieron cuatro funcionarios norteamericanos, entre ellos el embajador, Christopher Stevens, han conducido a la detención de los primeros sospechosos.

El viceministro de Interior para el Oriente de Libia, Wanis al Sharf, aseguró hoy que se había procedido a la detención de «algunas personas sospechosas de estar vinculadas con la agresión al consulado de Bengasi» por un grupo de extremistas que se concentraron frente a la misión diplomática para protestar por una película que se burlaba del islam y de Mahoma.

En unas declaraciones a la agencia de noticias libia, WAL, Al Sharf, que no identificó a los detenidos ni aclaró de cuántos se trataba, agregó que los sospechosos están siendo interrogados para valorar su posible implicación en lo ocurrido.

Las autoridades han mostrado su intención de llevar con discreción las investigaciones sobre el doble ataque al consulado de EEUU para evitar que su marcha se vea afectada, como aseguró hoy a Efe el portavoz del Parlamento libio, Omar Hamedan.

«No se ahonda en los detalles de la investigación para evitar que no se vea afectado el avance de las investigaciones» dijo Hamedan, que recordó que las pesquisas comenzaron el miércoles, tras los sucesos.

La noche del martes al miércoles, un grupo de hombres asaltaron y prendieron fuego a la legación diplomática de EEUU en Bengasi, la segunda ciudad del país, en protesta una la película norteamericana que se burla de Mahoma. En el asalto falleció el embajador Christopher Stevens y un funcionario.

Posteriormente, hombres armados asaltaron a un grupo de comandos estadounidenses que se habían desplazado a Bengasi para evacuar al personal de la embajada. En este segundo ataque, otros dos norteamericanos murieron y una docena resultó herida.

El primer ministro libio en funciones, Abderrahim al Kib, ya insistió el jueves en que no se revelarían detalles de lo ocurrido hasta finalizar las investigaciones.

Según reveló la Casa Blanca en un comunicado, el presidente del Parlamento libio Mohamed al Magriaf se comprometió a colaborar en la investigación con Estados Unidos que, según varias fuentes filtraron a medios estadounidenses consideran que el ataque pudo estar planificado.

Los únicos detalles oficiales que han trascendido hasta el momento fueron ofrecidos el mismo miércoles por el viceministro de Interior para el Oriente de Libia, Wanis al Sharf.

El político reconoció que la situación se les había escapado de las manos a las fuerzas de seguridad, incapaces de frenar en un primer momento a los manifestantes y de evitar, más tarde, el ataque contra los comandos.

Las tres hipótesis que barajan las autoridades, pero que hasta ahora no han sido desarrolladas, son que los ataques fueron obra de delincuentes comunes que actuaron al calor de la protesta; de simpatizantes del derrocado régimen de Muamar el Gadafi; o de un grupo de islamistas radicales.

Mientras la reacciones internacionales se multiplican paralelamente a las protestas frente a otras embajadas norteamericanas, en Libia la máxima autoridad religiosa condenó este jueves tanto las ofensas contra el islam como la agresión al consulado.

En un comunicado, «Dar al iftaa» (El Instituto de las fetuas) condenó vehementemente «que se provoque los sentimientos de los musulmanes con películas, imágenes o textos que ofendan al profeta de Alá Mahoma o a cualquier otro profeta».

En la nota, Dar al iftaa también mostró su rechazo al violento asalto al consulado de Bengasi, y lo calificó de «acción irresponsable, contraria a los intereses supremos de la nación».

«Lo que ocurrió en el consulado estadounidense de Bengasi es una grave ofensa al islam, que incita a sus enemigos contra él», dijo la institución, para quien el asalto no supuso ninguna sorpresa dada la reciente violencia vivida tanto en Bengasi como en otras partes del país.

En el comunicado también se condena cualquier ataque de grupos armados ilegales y se hace referencia, aunque sin llegar a levantar ninguna acusación, a los grupos salafíes armados que en los últimos meses han destruido mausoleos y tumbas por considerar que su erección es contraria a los principios del islam más ortodoxo.

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