Nuevo gabinete: ¿adiós a la mermelada?

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Por: Carlos Obregón

Está prácticamente listo el equipo de primer nivel con el que inicia sus cuatro años de gobierno Iván Duque, elogiado por su perfil, en su mayoría, técnico, no político, con lo cual se estaría estrenando una forma de gobernar más con personas provenientes del sector privado y la academia que de los directorios políticos que sería una de las grandes diferencias con los que nombró Juan Manuel Santos que tuvo técnicos también, pero en representación de partidos.

Que no sean de directorios no quiere decir que no sean afines a políticos o a partidos. Varios de ellos son afines al senador Álvaro Uribe: el canciller Holmes Trujillo, la de Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, la de Trabajo, Alicia Arango, y Alberto Carrasquilla. Dentro de los afines a partidos, están la de Educación, hija de un conocido conservador del Tolima; Transporte, Ángela María Orozco, cercana a la vicepresidenta y al ex presidente Pastrana, y el de Defensa, Guillermo Botero. Los demás parecen obedecer más a afinidad o cercanía personal con el nuevo presidente, al deseo de tener una relación estrecha con gremios y sector privado. La mayoría, bien recibidos y algunos con cuestionamientos como Botero, y las ministras de Interior y Cultura.

La de Duque es una apuesta interesante porque con un gabinete más técnico que político estaría dispuesto a sacar adelante las grandes reformas que prometió y que el país necesita, cuando es claro que en el Congreso los aliados del gobierno condicionan sus votos a puestos o a partidas presupuestales. Duque hará historia si logra demostrar que se puede sin puestos ni mermeladas. Y si con ellos, además, demuestra que dentro del gobierno hay voces que entienden los reclamos y aspiraciones de las minorías étnicas, sexuales, ambientalistas o los defensores de derechos colectivos, que es el gran temor que hay en algunos sectores sociales que ven a este como un gabinete de centro derecha.

Pero aún la torta no se ha terminado de repartir y es mucho lo que hay por nombrar y por eso ya empiezan a surgir inquietudes de si la cara del gabinete es apenas una forma de ver el tema. Por ejemplo, algunos analistas se preguntan si ese perfil se mantendrá en los viceministerios y departamentos administrativos y demás entidades del orden nacional tan apetecidas como Sena, ICBF o Fonade. O si en vez de darles, opta por no quitarles lo que ya tienen en esas entidades, en un momento en que los congresistas ya están pensando en las elecciones regionales y en las que una dirección local es muy apetecida. Lo que pase con las primeras reformas en el Congreso durante el primer año será la prueba de si el país político se deja gobernar por los técnicos. Y si los técnicos entienden al país no político.

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