Los republicanos eligen a Romney como su candidato oficial para la Casa Blanca

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La convención de Tampa designó este martes a Mitt Romney como el candidato republicano a la Presidencia. Ocurrió unos minutos antes de la medianoche española, cuando el portavoz del estado de New Jersey anunció que todos los delegados de su estado votarían por Romney.

El ex gobernador de Massachusetts necesitaba superar el umbral de 1.144 votos para ser elegido candidato en la primera votación. Su triunfo en las primarias hacía imposible que los republicanos eligieran a cualquier otro aspirante a la Casa Blanca.

Al final de la votación, el republicano John Boehner anunció que Romney había logrado los votos de 2.061 delegados y el auditorio estalló en una ensordecedora ovación.

La convención se había inaugurado este martes con un ojo en la ruta del huracán ‘Isaac’ y otro en la rebelión en ciernes de los partidarios del libertario Ron Paul, cuyos delegados han mostrado su descontento con las normas aprobadas por la dirección republicana, que perciben como una imposición del ‘establishment’ y una forma de cercenar la democracia interna.

La rebelión de los delegados libertarios ha empañado la designación de Romney y ha creado varios instantes de tensión. Por la mañana hubo gritos que pedían la palabra para Paul, que había renunciado al derecho a pronunciar su discurso por los recelos del entorno de Romney, que quería revisarlo de antemano porque no se fiaba de las intenciones de su rival. Por la tarde, el griterío de los simpatizantes de Paul ha interrumpido durante varios minutos la aprobación de las nuevas normas republicanas. Aunque la dirección ha ignorado las protestas como ha podido y ha aprobado las normas pese a su oposición.

«No quieren una convención sino una coronación», explicaba enfadado a ELMUNDO.es el delegado David Boyer, que ha venido hasta aquí desde Falmouth (Maine) para denunciar lo que considera un pucherazo en contra de Ron Paul. Boyer se quejaba esta tarde de las presiones de la dirección republicana, que ha reducido al mínimo la representación de quienes no votaron por Romney para potenciar la imagen de un partido unido en la recta final de la campaña electoral. Un ejemplo es lo que ocurre en su estado de Maine, donde Ron Paul había logrado 20 delegados de los cuales sólo a 10 se les ha permitido venir a la convención.

Paul es el líder de los republicanos más libertarios, que abogan por suprimir el impuesto sobre la renta, eliminar la Reserva Federal, retornar al patrón oro y abandonar cualquier intervención militar. Sus ideas apenas tuvieron eco durante años. Pero resurgieron en 2009 con el auge del Tea Party y ganaron vuelo este año durante las primarias republicanas, cuando la candidatura del congresista logró cierto respaldo entre los jóvenes y los independientes seducidos por su lenguaje radical.

Los libertarios que están en Tampa están muy descontentos con la dirección republicana. Muchos se han pagado su estancia y sus billetes de su bolsillo para descubrir ahora que no se les permite votar. Y su protesta la comparten líderes conservadores como Sarah Palin, que esta semana definió los cambios como «un ataque directo» contra las bases.

Nuevas normas con polémica

Las normas aprobadas hoy por la convención permiten a la dirección del partido vetar a cualquier delegado a partir de 2016. Un extremo que no convence a delegados de estados como Iowa o Texas, que han recibido la votación con una pinza en la nariz.

Al margen de la polémica con Paul, la convención ofrece al aspirante republicano una oportunidad para explicar quién es y cuáles son sus propuestas para mejorar la economía: el problema que más preocupa al 72% de la población.

La mayoría percibe a Romney como un candidato mejor preparado para lidiar con las secuelas de la crisis. Pero también como un político menos atractivo y menos preocupado por los problemas de la gente corriente. El sondeo publicado el lunes por Gallup ofrece dos cifras especialmente negativas para el republicano: un 60% de los encuestados cree que ayudará más a los más ricos que a la clase media y sólo un 27% le percibe como un político más simpático que su rival.

¿Una convención con impulso?

Los republicanos aspiran a atajar esos problemas y por eso han concebido la convención como un relato dirigido a humanizar el perfil del candidato, subrayando el formidable éxito de su firma financiera y sus años como líder religioso de la comunidad mormona de Belmont. En ese contexto cabe enmarcar la intervención este martes de su esposa Ann y de amigos como Thomas Stemberg, al que Romney ayudó a crear una empresa de artículos de papelería que hoy da empleo a decenas de miles de personas en todo el país.

Las convenciones no siempre ofrecen un impulso a los candidatos en los sondeos. Lo hicieron en el caso del demócrata Bill Clinton (1992) o del republicano Bob Dole (1996). Pero no en el de John Kerry (2004), cuya intención de voto apenas subió después del cónclave demócrata de Boston. Este año expertos como Larry Sabato auguran un empuje menor que en otras ocasiones por la polarización de la campaña, que ha reducido al mínimo el número de indecisos y ha acentuado la importancia de los incondicionales en el resultado final.

«Los ciudadanos son cada vez más críticos con los medios y quieren escuchar a los candidatos con sus propias palabras», explica la politóloga Susan McManus, que predice que los tres debates entre los candidatos serán más importantes que la convención.

El desafío de Romney es devolver la campaña a la economía y alejarla de asuntos como el aborto o los anticonceptivos, que pueden ahuyentar a grupos como los jóvenes y a las mujeres. «Los asuntos que más preocupan a los ciudadanos son los impuestos, el paro, el crecimiento y la Sanidad y son todos asuntos económicos», explica el politólogo Peter Brown. «Las elecciones las decidirá la respuesta a esta pregunta: ¿Han generado las políticas de Obama la recuperación económica más lenta desde la Gran Depresión o han evitado en cambio un desastre mayor?».

Ann Romney no es la única oradora estrella que hablará este martes. El otro orador importante es Chris Christie, que ejerce como gobernador de New Jersey desde hace dos años y es una de las figuras más populares entre el electorado más conservador. Varias fuentes han desvelado en las últimas horas que Romney ofreció a Christie ser el aspirante a la vicepresidencia y que éste no aceptó porque no quería abandonar su puesto como gobernador.

Este martes hablarán también en la convención los gobernadores Nikki Haley (Carolina del Sur) y Scott Walker (Wisconsin) y el ex candidato presidencial Rick Santorum y el aspirante hispano al Senado Ted Cruz. Vía www.elmundo.es

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