El anuncio de un pre acuerdo para las negociaciones de un proceso de Paz, firmado entre el gobierno y las Farc, no resultó extraño para muchos, máxime cuando el ex presidente Alvaro Uribe lo reveló la semana anterior y los medios de comunicación escritos y hablados del país lo ratificaron este fin de semana. Lo nuevo son los cincos puntos que se acordaron para la negociar: 1. La participación en política de los subversivos después de una eventual entrega de las armas. 2. El compromiso de hacer una reforma agraria más allá de la Ley de restitución de tierras aprobada por el Congreso. 3. La negociación de sentencias judiciales que en la práctica signifiquen rebaja de penas, 4. Una Reforma Política que permita la participación de actores de izquierda que han apoyado al grupo subversivo y que no cuentan con recursos para realizar campañas y 5. El lugar de negociación que quedó definido en Oslo, Noruega y, la segunda fase, en Cuba. Falta por definir si el proceso será público como lo pide las Farc o privado como lo propuso el Gobierno. A diferencia de los procesos de paz iniciados durante otros gobiernos este cuenta con el beneplácito de la comunidad internacional, especialmente de los Estados Unidos y con la voluntad tanto del Gobierno como de las Farc. Otra gran diferencia es que esta vez el país será consciente de que el proceso se llevará a cabo en medio de las balas.