ANÁLISIS LEY DEL MONTES | 12 lecciones de Francisco

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Por Oscar Montes

@LeydelMontes

Hoy regresa a Roma el Papa que supo ganarse el corazón de millones de colombianos, que se conmovieron con su carisma y humildad. ¿Qué enseñanzas nos dejó su visita?

¿Será una visita política o pastoral? Esa pregunta que nos desvelaba a los colombianos quedó muy pronto disipada apenas Su Santidad Francisco pisó suelo colombiano para iniciar una extenuante gira de cinco días, que empezó en Bogotá y termina hoy en Cartagena. La visita de Francisco ha tenido una buena dosis pastoral y también un profundo mensaje político. A Colombia vino el pastor a hablarle a sus ovejas descarriadas en la fe y el amor a sus semejantes, pero también vino el líder político a echar línea sobre la necesidad de la reconciliación y el perdón, tanto el perdón cristiano, como el político.

Francisco es sin duda un Papa político. Su apostolado es político, como lo fue el de Juan Pablo II en su lucha frontal contra el comunismo, en la que contó con dos aliados incondicionales: Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Francisco es –además– fervoroso pregonero de la igualdad social. Pero no solo la predica, sino que la aplica, pues es ejemplo vivo de lo que dice. Francisco tiene un compromiso genuino con la paz y la reconciliación. Pero no la paz firmada en un papel, sino la paz que nace la igualdad social y la derrota de la iniquidad. Es ahí donde se equivocan quienes hacen una lectura politiquera y coyuntural de la paz que pregona Francisco. El papa Francisco no piensa en elecciones, sino en generaciones.

Estas son las doce lecciones de la visita de SS Francisco a Colombia…

“Debemos escuchar a los pobres, a los que sufren”

El 28 por ciento de los colombianos son pobres y cerca del 10 por ciento vive en la indigencia. Y en el caso de la Región Caribe dichas cifras son mucho más altas. No habrá paz mientras no logremos derrotar la pobreza que nos agobia. Por esos pobres es que clama el Papa Francisco. Es a ellos a quienes debemos escuchar y socorrer. Invisibilizarlos o ignorar su tragedia –o pretender maquillarla con cifras amañadas– es perpetuar la desigualdad social y por consiguiente el conflicto. Mientras en Colombia haya millones de compatriotas que mueren de hambre o agonizan en las puertas de los hospitales, no podemos hablar de paz y reconciliación. Todos somos  necesarios para crear una mejor sociedad, “ella no se hace sola con los purasangre, sino con todos”, dijo Francisco a los obispos en Bogotá.

“Mantengan viva la alegría”

Francisco habla de la alegría que nace de la paz espiritual, de la reconciliación y del perdón. Es la alegría que expresa quien perdona y que siente quien ha sido perdonado. Si en tu corazón no hay odios ni rencores, ¿por qué no estás alegre? ¿Por qué estás afligido o afligida si en tu alma no hay espacio para la envidia ni para la cizaña? Francisco nos invita a mantener viva la alegría a partir del amor al prójimo. Los colombianos debemos recuperar nuestra felicidad desde la expresión máxima del amor que es el perdón. Solo es feliz quien perdona. Nadie que no esté dispuesto a perdonar, puede disfrutar de la felicidad en toda su plenitud y su esplendor.

“No se puede vivir del rencor. El amor libera y construye”

Las heridas hay que sanarlas. Si quedan abiertas hacen mucho daño, tanto al que las padece como a quien las causó. El odio debe ser desterrado si queremos transformar al país. Pero no podemos transformar al país si en nuestros corazones anidamos rencores. Solo quien es capaz de amar es capaz de perdonar. No podremos sanar las heridas si no tenemos la convicción íntima de que debemos perdonar a quienes las produjeron. El perdón dignifica. Quien perdona no se humilla: se purifica y se enaltece.

“No es la ley del más fuerte, sino la fuerza de la Ley, la que es aprobada por todos, la que rige la convivencia pacífica”

Nada que nazca de la imposición o de la fuerza genera paz y promueve la reconciliación. La paz auténtica es un pacto colectivo en el que debemos tener cabida todos: mujeres, hombres, negros, blancos, indios, mulatos, ricos, pobres… Solo así alcanzaremos la “convivencia pacífica” de la que habla Francisco. La paz duradera no la imponen unos pocos, sino que la debemos construir entre todos.

“La violencia engendra más violencia, el odio más odio y la muerte más muerte. Tenemos que romper esa cadena”

La venganza no es justicia: es odio. Mientras no estemos dispuestos a perdonar jamás podremos romper la cadena que perpetúa el odio, el rencor y la violencia. Alguien tiene que dar el primer paso para poner fin a la cadena de violencia y muerte que por décadas hemos tejido todos los colombianos. La sanación debe ser colectiva, no individual. Pero no puede haber sanación colectiva si primero no estamos dispuestos a sanarnos nosotros. El llamado de Francisco es a romper las cadenas que nos tienen atados a un pasado lleno de resentimientos y rencores.

“¡Cómo no van a poder cambiar a esta sociedad. No le tengan miedo al futuro. Atrévanse a soñar a lo grande!”

Es de los mensajes más hermosos de Francisco a los jóvenes que llenaron la Plaza de Bolívar en Bogotá. Es un enorme desafío de Francisco a las nuevas generaciones. Un verdadero reto a quienes están llamados a construir un mejor país. Atreverse a soñar sigue siendo el don más valioso del ser humano. Ojalá todos los colombianos nos contagiemos del optimismo de Francisco, de su sonrisa franca y sincera. Los colombianos no podemos dejar de soñar con un país mejor, uno donde quepamos todos y donde entre todos podamos vencer los grandes males, como la corrupción.

“Debemos detener nuestra mirada en la mujer, su aporte, su talento, su ser madre en sus múltiples tareas”

Otra constante en las distintas intervenciones del papa Francisco ha sido su exaltación al papel fundamental que juega la mujer en la sociedad. Es no solo un merecido homenaje, sino una expresión de justicia a quienes han sido víctimas directas del conflicto armado colombiano. Es un reconocimiento de Francisco a quienes han padecido el conflicto armado desde todas sus orillas: como madres de soldados, de guerrilleros y de paramilitares. Ese dolor de madre también ha sido reconocido por Francisco y así lo ha expresado en múltiples ocasiones.

“Solo Dios es Señor y a ninguna otra causa se debe someter nuestra alma de pastores”

Este cariñoso tirón de orejas tiene nombre propio: aquellos obispos que se dejan llevar por veleidades políticas y se ponen la camiseta del gobierno de turno. No debe ser así. “Solo Dios es Señor”, les dijo Francisco. La única camiseta que deben ponerse es la de los pobres, los afligidos, los excluidos, los apartados, los más sufridos… Los gobiernos con sus cálculos políticos y sus mezquindades pasan, pero los pobres y los excluidos quedan. La de ellos es la única causa por la que deben luchar quienes tienen la condición de pastores de la Iglesia católica.

“Es cierto que en esta regeneración moral y espiritual del victimario la justicia tiene que cumplirse”

Es una de las frases con mayor carga política de todas las expresadas por Francisco. La regeneración moral y espiritual del victimario debe estar acompañada de justicia. No puede haber impunidad con los victimarios y se requiere que haya justicia. Francisco no dijo qué tipo de justicia debe aplicarse a los victimarios, pero es claro que si sus actos quedan impunes, entonces su regeneración moral y espiritual no puede ser completa.

“En Colombia todavía hay espacio para la cizaña. No nos engañemos. Cuiden la paz”

Esta es la otra frase con carga política que fue interpretada de diversas maneras por amigos y contradictores del Gobierno. Una vez más Francisco se vale de un pasaje bíblico para llamar la atención sobre la importancia de la paz y la reconciliación entre los colombianos. Pero su visión de la paz tiene que ver con la derrota de la pobreza y la iniquidad, no con la firma de un acuerdo final con las Farc. La cizaña que devora el trigo bueno en la Biblia es la misma que impide que se les preste asistencia a los pobres, a los marginados y excluidos en la Colombia de hoy. La cizaña podría ser la corrupción que permite que se roben miles de millones de pesos que debían servir para ayudar a los niños pobres.

“El recurso de la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia”

Ninguna reconciliación tiene sentido si  se basa en la injusticia. El reencuentro sin justicia es inocuo y vano. Carece de soportes y se vuelve frágil. Es la justicia la que le brinda la estabilidad y lo vuelve resistente. En otras palabras: la reconciliación con injusticia carece de sentido. Ni siquiera la sola voluntad de las partes es suficiente para garantizar el éxito de la reconciliación. Solo la justicia permite que la reconciliación perdure en el tiempo y resista los mayores embates.

“El odio no tiene la última palabra. El amor es más fuerte que la muerte y la violencia”

El amor todo lo vence, porque todo lo puede. Nada hay más poderoso que el amor. Punto. El odio empequeñece al ser humano, lo vuelve ruin y mezquino. Por el contrario, el amor lo purifica, lo sana y lo ennoblece. El llamado de Francisco es a no dejar que el odio anide en nuestros corazones y que tengamos el valor de desterrarlo para siempre. Valiente no es aquel que alimenta el odio, sino aquel que lo expulsa de su vida.

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