Una misa entre flores, lluvia, cantos y con varios problemas en la agenda del Papa Francisco se celebró con fervorocidad en la pista del aeropuerto Olaya Herrera de Medellín. En la eucaristía a la que asistieron más de un millón de personas valió la espera durante horas y hasta días para ver al Papa ataviado con su poncho, carriel y sombrero.
El Papa arribó al José María Córdova en un vuelo especial de Avianca, pero debido a las condiciones climáticas no pudo abordar el helicóptero que lo llevaría hasta el Olaya y se fue en una caravana de vehículos que estuvieron acompañados por las personas que salieron a la vía Las Palmas a darle la bienvenida a Medellín.
El pontífice realizó en el vehículo un corto recorrido por la pista del José María Córdova, en donde lo esperaban cientos de feligreses ubicados en un graderío. A su paso y con el vidrio de la ventanilla abajo, el papa saludó a los asistentes que le regalaron flores y libros.
Una banda interpretó “La cumparsita”, un tango creado por el músico uruguayo Gerardo Matos Rodríguez y que hiciera célebre Carlos Gardel, quien precisamente murió en 1935 en un accidente aéreo en el aeropuerto Olaya Herrera donde se oficiará la misa de hoy.
La agenda se retardó y a las 11:00 de la mañana se dio inició a la misa en el Olaya, luego de que Francisco hiciera un recorrido por toda la pista en su papamóvil. El corto recorrido desató la euforia de la multitud que por horas lo esperó bajo la lluvia.
Tras el saludo con el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que le entregó las llaves de la ciudad, un poncho y un carriel de Jericó, un poncho y un sombrero, el sumo pontífice se mezcló con la gente, pese al retraso en la agenda porque las malas condiciones climáticas hicieron que llegara vía terrestre y no en helicóptero, como estaba previsto.

De todos los rincones llegaron peregrinos, todos con distintas peticiones y expectativas sobre el encuentro con el papa argentino, que a su llegada lució muy paisa con el sombrero “aguadeño” que también le obsequiaron y que usó por unos minutos.
Luego del recorrido en el papamóvil, el Santo Padre comenzó la misa agradeciendo a los fieles la paciencia y el coraje de esperar bajo la lluvia su llegada, que se retrasó por el mal tiempo.
“Quiero agradecer a quienes bajo la lluvia tuvieron que esperar porque hubo un retraso. Gracias por la paciencia, por su perseverancia y su coraje, y como todos somos pecadores pidamos perdón”, así comenzó la misa en la explanada del aeropuerto Enrique Olaya Herrera de Medellín ante cientos de miles de personas.
“El papa transmite mucha esperanza y alegría con sus mensajes”, dijo Bibiana Carrillo, líder de un grupo de 40 personas que se desplazó hasta Medellín desde Chinácota y Pamplonita, en el departamento de Norte de Santander.
En otro espacio, mucho más cerca del altar rodeado por coloridas silletas de flores, estaban decenas de estudiantes que por sus buenas calificaciones lograron un lugar de privilegio en la eucaristía.

Entre la multitud también se mezclaron venezolanos, unos que viven un nuevo comienzo en Medellín tras escapar de la crisis de su país, y otros que vinieron para ver al papa procedentes de ciudades como Barquisimeto.
Luego llegaron las primeras palabras del Papa que llenaron de optimismo y fe a los fieles presentes en el lugar.
“Lo esencial, renovarse e involucrarse”: la homilía del Papa
El Santo Padre realizó su habitual homilía enviando un mensaje sobre las tres actitudes que tenemos que plasmar en nuestra vida de discípulos (ir a lo esencial, renovarse e involucrarse).
“No quiere decir «romper con todo» lo que no se acomoda a nosotros, porque tampoco Jesús vino «a abolir la ley, sino a llevarla a su plenitud»; es más bien ir a lo profundo, a lo que cuenta y tiene valor para la vida”, afirmó el Papa Francisco sobre la primera actitud ir a lo esencial.
Sobre renovarse, el segundo punto, el Papa dijo que la Iglesia es “zarandeada” por el Espíritu para que deje sus comodidades y apegos. ”La renovación no nos debe dar miedo. La Iglesia está siempre en renovación —Ecclesia semper reformanda—. No se renueva a su antojo, sino que lo hace «firme y bien fundada en la fe, sin apartarse de la esperanza transmitida por la Buena Noticia”, afirmó el Santo Padre.
El Papa agregó que la renovación supone sacrificio y valentía, “no para considerarse mejores o más pulcros, sino para responder mejor al llamado del Señor”. “En Colombia hay tantas situaciones que reclaman de los discípulos el estilo de vida de Jesús, particularmente el amor convertido en hechos de no violencia, de reconciliación y de paz”, agregó.
Sobre la tercera actitud, involucrarse, dijo que aunque “para algunos eso parezca ensuciarse, mancharse” es “crecer en arrojo, en un coraje evangélico que brota de saber que son muchos los que tienen hambre, hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados”, indicó.
Por último, concluyó diciendo: “pidamos a través de la intercesión de nuestra Madre, Nuestra Señora de la Candelaria, que nos acompañe en nuestro camino de discípulos, para que poniendo nuestra vida en Cristo, seamos simplemente misioneros que llevemos la luz y la alegría del Evangelio a todas las gentes”.
Al final de la homilía, el Santo Padre hizo una oración ante la Virgen de la Candelaria, “que nos acompañe en nuestro camino de discípulos”, afirmó.

La misa finalizó al mediodía como estaba previsto, una eucaristía dedicada a la memoria del jesuita español San Pedro Cláver, considerado el patrón de los derechos humanos tras acoger a los esclavos africanos que llegaban al Nuevo Mundo.
La agenda del Papa tras la misa
Después de la misa, el Papa Francisco fue trasladado en automóvil hasta el Seminario Conciliar, donde almorzará y tomará su infaltable descanso del mediodía, que le permitirá recuperar energías para asumir los compromisos de la tarde en Medellín.
El primero será la visita al hogar San José, una institución que alberga niños abandonados o en situaciones desfavorables. Este lugar funciona desde hace 107 años, cuando empezó la atención con los huérfanos de los muertos de la Guerra de los Mil Días. Hoy, cuenta con tres internados y un taller, en los cuales atienden desde niños entre 2 y 5 años, hasta la adolescencia, brindándoles estadía, comida y educación.
Luego, Francisco hará un recorrido en el papamóvil de aproximadamente tres kilómetros hasta La Macarena, donde tendrá un encuentro con religiosos y sus familias. Está previsto que en este lugar estén presentes las reliquias de la Madre Laura, primera santa colombiana, canonizada el 12 de mayo de 2013 por el Papa Francisco.
Finalmente, en un nuevo recorrido a bordo del papamóvil, el Sumo Pontífice regresará al aeropuerto Olaya Herrera para tomar un helicóptero rumbo a Rionegro y, desde allí, un avión a Bogotá, donde pasará su última noche en la sede de la Nunciatura, esa casona del tradicional sector de Teusaquillo que lo acogió como su casa en Colombia desde el pasado miércoles 6 de septiembre.

FOTO MANUEL SALDARRIAGA


FOTO Donaldo Zuluaga