La reconquista de esta gran ciudad del norte del país no supone, sin embargo, el fin de la guerra contra el EI.
El primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, llegó a Mosul este domingo, una ciudad “liberada”, donde proclamó la victoria sobre el grupo yihadista Estado Islámico (EI), tras casi nueve meses de cruenta batalla.
Abadi “llega a la ciudad liberada de Mosul y felicita a los combatientes heroicos y al pueblo iraquí por esta importante victoria“, indica el comunicado.
En una foto publicada en la cuenta oficial de Abadi en Twitter, se ve al primer ministro iraquí vestido con un uniforme militar negro a su llegada a Mosul, en el norte de Irak, para anunciar la conquista de la ciudad.
Sin embargo, no parece que la batalla haya terminado completamente, pues en la tarde del domingo todavía se podían escuchar disparos y bombardeos en la ciudad.
La reconquista de Mosul es la más importante victoria de Irak desde que el EI se apoderara de la ciudad en una ofensiva relámpago el 10 de junio de 2014, antes de hacerse con el control de grandes partes del corazón sunita del país y de proclamar su “califato” a caballo entre Irak y la vecina Siria.
Tenaz resistencia
El grupo yihadista, que enfrenta ofensivas apoyadas por una coalición liderada por Estados Unidos en ambos países, ha perdido gran parte de los territorios que controlaba desde entonces.
En una reunión en el cuartel general de la policía federal de Mosul, el primer ministro ordenó “eliminar a los últimos (yihadistas) derrotados (…), establecer la seguridad y la estabilidad en la ciudad liberada y limpiarla de minas y explosivos”.
Las fuerzas iraquíes lanzaron su campaña para recuperar la segunda ciudad del país en octubre, y desde entonces el EI pasó de controlar toda la ciudad a verse atrapado entre las fuerzas de seguridad y la orilla occidental del río Tigris.
Apoyada por la campaña de bombardeos aéreos de la coalición, la ofensiva iraquí redujo gran parte de la ciudad a escombros y obligó a huir a miles de personas.
En los últimos días, las fuerzas de seguridad abatieron a yihadistas que trataban de escapar de sus menguadas posiciones en Mosul, mientras las fuerzas iraquíes luchaban para recuperar las dos últimas áreas en manos del EI, cerca del Tigris.
Hasta los últimos días de la batalla, miles de civiles seguían atrapados dentro de la Ciudad vieja.
Alrededor de 915.000 residentes huyeron de Mosul desde que comenzó la batalla por la ciudad, según indicó Naciones Unidas esta semana.
A finales del mes pasado, Abadi había publicado en Twitter: “estamos asistiendo al final del falso Estado (Islámico)”.
Los últimos yihadistas acorralados han opuesto una tenaz resistencia en los últimos días, pero sus esfuerzos para evitar que las tropas iraquíes lograran la que se considera la mayor derrota del EI hasta el momento llegaron a su fin.
Previamente, este domingo, el mando conjunto de las operaciones en Irak había anunciado que “30 terroristas” habían sido abatidos cuando intentaban escapar por el río.
La reconquista de esta gran ciudad del norte del país no supone, sin embargo, el fin de la guerra contra el EI, que aún controla algunas zonas en Irak y territorios en el este y centro de Siria, donde su feudo de Raqa es objeto de asedio por fuerzas también apoyadas por Washington.
Civiles traumatizados
Entre los cientos de civiles que huyeron en los últimos días, los periodistas de la AFP en Mosul vieron a unos 60 mujeres y niños, traumatizados e inconsolables.
Entre ellos estaba Fatima, quien por fin veía la luz tras cuatro meses en un sótano, “casi sin comida ni agua”. Cuando su grupo se puso en marcha, su hermano recibió un disparo de un francotirador yihadista, contó.
Algo más lejos, una madre de familia, con el rostro descompuesto por la pena, dijo a un soldado que acababa de perder a su hijo de 7 años en el momento en que huía. “No pude hacer nada”, gritaba.
Mosul tiene una importante dimensión simbólica para el EI, ya que su jefe, Abu Bakr al Bagdadi, proclamó ahí su “califato”, en su única aparición pública.
La suerte de Al Bagdadi es incierta. Rusia afirmó en junio que probablemente lo había abatido en un ataque en Siria, pero nadie confirmó su muerte.