Por: Gloria Zamora
Las acciones políticas desarrolladas por los pueblos indígenas del Cauca en defensa de sus territorios, su identidad cultural, autonomía y unidad, marcan la historia de dichos pueblos a lo largo de más de cuarenta años.
El norte del Cauca ha sido escenario de la guerra sistemática en ese mismo periodo de tiempo y los pueblos indígenas sus principales víctimas. Como ellos lo señalaron al Presidente Santos en la visita a Toribio, son múltiples las estrategias implementadas y fracasadas a lo largo de casi cinco décadas, privilegiando el componente militar que ha conducido a que hoy, “no menos de 15.000 miembros de las fuerzas militares hacen presencia en nuestros territorios”. La última de ellas, el Plan de Consolidación Territorial, sigue buscando, al decir de los últimos gobiernos, una rápida y contundente recuperación militar del territorio, que no ha sido ni lo uno ni lo otro.
En ejercicio de sus funciones constitucionales, legales y de derecho propio, las autoridades tradicionales y los cabildos indígenas del Cauca han expedido normas para hacer valer frente a todos los armados, su derecho a la autonomía territorial, al gobierno propio, a aplicar la justicia para la armonía entre la gente y con la naturaleza, a diseñar y ejecutar sus planes de vida conforme a sus propias concepciones de desarrollo.
Es así como en 1985 expiden la RESOLUCIÓN DE VITONCÓ, rechazando la intromisión de los grupos armados en sus asuntos territoriales y de administración de justicia, y les exigen respeto a la autoridad de los cabildos, el cese de la represión y el esclarecimiento de los asesinatos contra sus comuneros. Con posterioridad en 1999 promulgan la RESOLUCIÓN DE JAMBALO frente a los actores armados, al narcotráfico, a los diferentes movimientos religiosos, a las empresas, a los partidos políticos y a las políticas de gobierno que vulneran su autonomía territorial y atentan contra su proyecto de vida. Por último, hace un año, ante los hechos de violencia armada provocados por la guerrilla en Toribío, Corinto, Caldono, Jambaló y San Andrés de Pisimbalá en Tierradentro, y ante la decisión unilateral e inconsulta del gobierno nacional de copar militarmente los territorios Indígenas, principalmente los del norte del Cauca, se pronuncian a través de la DECLARACION DE TORIBIO, convocando la Minga de resistencia por la autonomía y armonía territorial y por el cese de la guerra:
“Es hora de la paz y no de la guerra. Hora para que desde el Estado, desde la insurgencia y demás grupos armados, no se levanten las armas contra el pueblo. Que cesen las masacres, los homicidios selectivos, los desplazamientos, las amenazas, las torturas, las desapariciones forzadas, las mutilaciones, los señalamientos, la muerte y la ignominia. Hora de la Verdad y de la Justicia. Hora de que la riqueza del país sea puesta a favor de la igualdad y la equidad, que el presupuesto nacional sea invertido fundamentalmente en lo social y no en la guerra.”
Tal vez sea también la hora de que esta nación nuestra, que se reconoce como multiétnica y pluricultural acompañe las acciones promovidas por los pueblos indígenas del Cauca, en defensa de la vida, la dignidad y la búsqueda de la paz.