El Partido Popular (PP, centroderecha) ganó hoy las elecciones legislativas españoles y aunque mejoró los resultados de diciembre pasado quedó lejos de la mayoría absoluta, con lo que tendrá que conseguir el apoyo de al menos otros dos partidos para alcanzarla y retener el Gobierno.
«Reclamamos el derecho a gobernar porque hemos ganado las elecciones», dijo Rajoy esta noche a los simpatizantes congregados en la sede de su partido en Madrid.
Con el 99,89 por ciento escrutado, el PP logró 137 escaños, catorce más que en las elecciones de diciembre, por delante de los socialistas, que con 85 perdieron cinco.
La coalición de izquierda Unidos Podemos obtuvo 71 escaños, los mismos que por separado lograron sus partidos hace seis meses y los liberales de Ciudadanos sumaron 32 diputados, ocho menos.
La participación fue ligeramente inferior al 70 por ciento en unas elecciones que confirmaron que se ha superado el tradicional bipartidismo basado en PP y PSOE con la inclusión de dos nuevas fuerzas, Podemos y Ciudadanos.
La incapacidad de los partidos para cerrar pactos – sólo hubo uno entre PSOE y Ciudadanos que resultó insuficiente – llevó a la repetición de los comicios este domingo, que han resultado beneficiosos para el PP.
Acusado de pasividad, porque incluso rechazó el ofrecimiento del rey Felipe VI de someterse a la investidura en el Congreso, Mariano Rajoy sale bien parado de estos comicios, porque mejora sus resultados, sube más de cuatro puntos su apoyo – hasta el 33 por ciento de los votos – y estará en mejor posición para negociar.
«A partir de mañana hablaremos con todo el mundo. Nuestro único horizonte es defender a todos los españoles», afirmó Rajoy, que asumió el Gobierno en diciembre de 2011, en plena crisis económica que hizo perder las elecciones a los socialistas.
Sin embargo, no lo tendrá fácil. La opción aparentemente más próxima es un acuerdo con Ciudadanos, pero los 32 escaños de los liberales no son suficientes para tener la mayoría absoluta, fijada en 176 de los 350 escaños del Congreso.
Sería más fácil ser elegido en una segunda votación, por mayoría simple, pero para eso debería contar con la abstención de otros grupos.
Rajoy ha venido apostando de manera genérica por una «gran coalición» con los socialistas, sin concretar acuerdos, pero el PSOE ha reiterado su rechazo a ese planteamiento.
Ahora los socialistas tendrán que decidir qué actitud tomar y se ven abocados a un fuerte debate interno.
El PSOE ha visto con alivio que mantiene su liderazgo en la izquierda española, a pesar de que todas las encuestas auguraban que sería superado por la coalición Unidos Podemos.
Esta fuerza, que en marzo pasado rechazó la investidura como jefe del Ejecutivo del socialista Pedro Sánchez, ha sufrido un grave traspié, porque se veía ya como alternativa al PP.
Su líder, Pablo Iglesias, heredero de los movimientos de «indignados», reconoció su insatisfacción con los resultados, que suponen un incremento de lo que considera bloque conservador, donde incluye al PP y Ciudadanos.
El socialista Sánchez felicitó al líder del PP y presidente del Gobierno en funciones y criticó a Iglesias porque «pudo haber acabado con Rajoy y ahora la derecha ha mejorado resultados».
La nueva legislatura se abrirá el 19 de julio y el Rey tendrá que hacer una ronda de contactos entre los líderes antes de proponer un candidato a la Presidencia del Gobierno.
Hasta entonces los partidos tendrán tiempo para hablar y evitar el negativo espectáculo de unas terceras elecciones consecutivas.
Los comicios han supuesto un retroceso de las fuerzas de izquierda, mientras que los nacionalistas catalanes -partidarios de la independencia de esa región respecto a España- repiten resultados y los vascos, más moderados, pierden un escaño, al pasar de seis a cinco.