Christoph Harnisch, jefe de la delegación del Comité Internacional de la Cruz Roja (Cicr) en Colombia, presentó este jueves el informe del año 2015 que hace esa organización sobre la situación humanitaria en el país, y resaltó un aumento en la violencia, especialmente en las zonas urbanas. Además, se hizo una mención especial en la atención que requiere el hacinamiento carcelario.
Las amenazas de muerte, las desapariciones y la violencia sexual encabezaron los registros de la Institución en 2015. «Esta realidad nos muestra la compleja etapa que atraviesa Colombia. A la espera del fin del conflicto armado muchos colombianos no sienten aún el impacto de los avances de las negociaciones en La Habana, pues siguen sufriendo múltiples formas de violencia y siguen necesitando ayuda humanitaria», explicó Harnisch.
Así pues en el informe, para el año 2015, se mostró un aumento en la llamada ‘gota a gota’, es decir, ataques contra de una sola persona o grupos pequeños, lo que suele impedir que se hagan visibles. Frente a esto el Cicr documentó 812 presuntas infracciones al derecho internacional humanitario (DIH) y otros ataques contra la población dentro y fuera del conflicto armado, con unas 19 mil víctimas. Además, se reportó que la mitad de estos actos fueron cometidos contra niños, niñas y mujeres.
«El impacto del conflicto armado sigue vigente, pero de manera más individual. Este tipo de violencia más focalizada que las masacres y los enfrentamientos entre los actores del conflicto, que en cinco décadas involucró a guerrillas, paramilitares y fuerzas del Estado, «suele impedir que los crímenes se hagan visibles», explicó Delphine Van Solinge, directora de Protección del Cicr en Colombia.
Al tiempo de mostrar las cifras Harnisch aseguró que este escenario refleja que a pesar de un eventual acuerdo en Cuba, no se detendrán las consecuencias del conflicto ni de otros tipos de violencia, lo cual empieza a determinar una serie de retos en materia humanitaria para el posible posconflicto.
«Estos retos humanitarios nos conciernen a todos y el Cicr continuará trabajando para solucionarlos», agregó Harnisch. «Estamos preparados para seguir apoyando la implementación de acuerdos humanitarios a los que lleguen las partes en conflicto y apoyar, como intermediario neutral, en un eventual proceso de negociación entre el Gobierno y ELN, que sigue pendiente de un comienzo formal».
Otro tema que preocupó en el informe fueron las cifras sobre desaparecidos. «Aún queda pendiente la búsqueda de las casi 79 mil personas reportadas como desaparecidas (entre ellas, 45 mil atribuidas al conflicto). Es urgente, encontrarlos para llenar esos vacíos para reconstruir el tejido social», explicó Deborah Schibler, coordinadora Desaparición Cicr.
Ante las evidencias, el Cicr aseguró que Colombia tiene cuatro grandes retos humanitarios en 2016: La búsqueda de los desaparecidos; la presencia de artefactos explosivos y el desminado; la violencia que se origina por fuera del conflicto armado; y la crisis del sistema penitenciario.
Crisis en el sistema penitenciario
El factor más visible ha sido el hacinamiento que, en enero de 2016, se ubicó en alrededor del 55 por ciento. Esto significa que hay unos 43 mil reclusos de más en las prisiones.
«Con capacidad para unas 80 mil personas y una población que supera los 120 mil presos, el hacinamiento en los centros de reclusión provoca que 2016 haya empezado con una sobrecarga de casos de detenidos que no han podido acceder a servicios de salud a pesar de sufrir complicaciones graves, afirma el texto», explicó Harnisch.
El delegado anotó además que «el solo hecho de salir del patio donde se encuentran recluidos para ir a ver a un médico suele ser una odisea, pues deben arreglárselas para ser incluidos en una corta lista por la que compiten con los demás internos. Todo esto, únicamente para ser examinados».
Desminado humanitario
«Colombia, segundo país del mundo con más minas antipersonales después de Afganistán, si algún día la guerra en Colombia llega a su fin, sobre el terreno quedará un problema: la contaminación por armas, es decir, la presencia de minas antipersonal, artefactos improvisados y restos explosivos de guerra. No se sabe exactamente cuántos hay ni cuánto tiempo tomará limpiar todo el territorio», concluyó Harnisch.