Carlos Patiño, director del Instituto de Estudios Urbanos de la U.N., quién cree que Moscú toma el control en escenarios donde los estados occidentales parecen no tener claridad estratégica ni voluntad de acción.
El artículo del analista, publicado en la última edición de UN Periódico, señala que el 30 de septiembre de este año Rusia inició una intervención militar que, anunciada una semana antes, tomó como punto central y estratégico el apuntalamiento del régimen sirio de Bachar al–Asad, mientras da lugar a que Moscú tome las riendas del posible proceso político que pondrá fin a la guerra que se libra desde el 2011.
Según el catedrático Patiño, los medios de comunicación occidentales registran la intervención rusa como una acción geopolítica peligrosa que desestabilizará aún más la región, y se ha culpado a este país de ser el mayor responsable de la ola masiva de refugiados que ha llegado a diferentes destinos europeos en los últimos meses.
Sin embargo, la principal acusación, punto de desencuentro entre Rusia con sus acciones militares y diplomáticas en Siria, así como con las potencias occidentales (principalmente Estados Unidos –EE.UU–, Francia y Reino Unido), es que la intervención no era contra el grupo Estado Islámico, considerado el principal peligro del orden internacional y amenaza directa contra la seguridad de los países desarrollados.
Así mismo, el docente afirma que diversas fuentes especializadas coinciden en que dichos ataques son contra lo que Rusia considera una pléyade de grupos terroristas transnacionales como el llamado Ejército Libre de Siria, el frente Al–Nusra y otros grupos islamistas más, incluidas las fuerzas peshmergas de los kurdos, que aunque Rusia no las ha definido entre sus objetivos, cabrían dentro de este rango, toda vez que pueden atentar contra el régimen de al–Asad.
Además, uno de los aspectos más interesantes de esta intervención es que se ha llevado a cabo en coordinación tanto política como diplomática y militar con Irán, lo que genera una vía de comunicación y entendimiento político con Irak, que al parecer tiene autonomía política frente a EE.UU y el régimen creado en Bagdad, luego del derrocamiento de Sadam Husein en la Segunda Guerra del Golfo Pérsico, en 2003.
Según el profesor Patiño, el primer ministro de Irak, Haider Al–Abadi, manifestó a medios de comunicación nacionales y extranjeros que diversos sectores de su país reclaman la constitución de una alianza efectiva con Rusia para combatir amenazas como las del Estado Islámico, que ponen en entredicho no solo la seguridad del país sino la posibilidad de que permanezca como unidad territorial.
Al mismo tiempo, Irak y Siria comparten un problema común: el Estado Islámico, cuya construcción ha estado marcada por el uso del terrorismo, que es más que una amenaza, pues de facto se ha declarado como una organización estatal bajo la forma de califato, con las diversas implicaciones que ello conlleva para el orden internacional.
Es así como el profesor Patiño explica que en medio de las interpretaciones internacionales que pueda suscitar, la intervención rusa tiene tres soportes clave: primero, retoma la iniciativa en una zona que había quedado a expensas de la influencia occidental luego de la implosión soviética, pero que Putin se ha propuesto recuperar como se ha evidenciado desde el 2013, cuando derrotó la iniciativa estadounidense de castigar a al–Asad con una intervención militar directa, luego de que pasara la “línea roja” establecida por Barack Obama, que advertía la irremediable intervención de Washington si se presentaba el uso de armas químicas en la guerra siria.
Segundo, tal como quedó manifiesto en el desfile militar de este año por el aniversario número 70 de la victoria en la Segunda Guerra Mundial, Putin ha dejado en claro la recuperación de la influencia de Rusia como gran potencia global, más allá incluso del período soviético.
Tercero, las acciones estratégicas de Rusia combinan diversos escenarios que van desde la reunificación de Crimea, el conflicto de Ucrania y la revitalización de la Comunidad de Estados Independientes, con diversos proyectos de integración económica, política y de seguridad.
Finalmente, el director del Instituto de Estudios Urbanos de la U.N. indica que otro aspecto por destacar es que Rusia no solo ve de forma diferente los conflictos en los que choca con Occidente, sino que tiene voluntad y capacidad de intervención, así como de encontrar salidas a las medidas punitivas elevadas por EE.UU y la Unión Europea (UE) al buscar nuevos socios, como China, para establecer relaciones estratégicas y aumentar su protagonismo en la Organización de Cooperación de Shanghái. Con información de la Agencia de Noticias UN.
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