En el último año, la economía colombiana ha estado expuesta a fuertes choques de oferta, de carácter transitorio, que han afectado los precios al consumidor. La depreciación del peso ha impactado los precios de los bienes importados y los costos de producción. Además, por razones climáticas se han presentado incrementos importantes en los precios de los alimentos. Como resultado, la inflación se ha desviado de la meta de forma temporal. Por el tamaño y la persistencia de los efectos de estos choques, se espera que la convergencia de la inflación a la meta se de en un horizonte de política de dos años.
Frente a los choques temporales descritos, tratar de lograr una convergencia más rápida de la inflación a la meta produciría cambios excesivos de las tasas de interés de política y un costo elevado en términos de empleo y actividad económica. Sin embargo, una excesiva lentitud en la respuesta también sería costosa: si las expectativas de inflación de mediano plazo se distancian de la meta, su re-alineamiento requeriría una política monetaria más apretada en el futuro y una desaceleración fuerte de la economía.
La meta de inflación del 3% es la base de la estrategia de política monetaria. Las decisiones de la Junta se encaminan a su logro y la convergencia de la inflación a la misma se facilita si quienes determinan precios y salarios incorporan estos hechos en sus decisiones.