Los países occidentales del Consejo de Seguridad de la ONU defendieron este miércoles la necesidad de presionar a Siria con sanciones reforzadas para que cumpla con el plan de paz del mediador Kofi Annan, una idea rechazada por Rusia.
«Nuestra actitud sobre la sanciones sigue siendo negativa», dijo ante la prensa el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, a la salida de las consultas que celebró el Consejo de Seguridad sobre Siria y en las que la amenaza de sanciones volvió a aparecer de la mano de las potencias occidentales.
Churkin detalló que, durante las tres horas de consultas a puerta cerrada que celebró el Consejo, varios miembros defendieron la imposición de sanciones para impulsar el acercamiento de la oposición siria al diálogo con el Gobierno.
«No veo conexión entre que el Consejo imponga sanciones y que solo entonces la oposición vaya a iniciar el diálogo», subrayó el diplomático ruso, quien aseguró que Siria ya sufre «sanciones muy severas» por parte de varios países y que tienen «un impacto muy contundente sobre la población».
Los países occidentales, sin embargo, quieren dialogar en el Consejo de Seguridad sobre la idoneidad de aprobar sanciones ante el «punto de inflexión» en el que, según varios embajadores, está el país árabe, lo que, a juicio de los mismos, merece «nuevos pasos» del máximo órgano internacional de seguridad.
Así lo defendió el embajador británico ante la ONU, Mark Lyall Grant, quien aseguró que ha llegado el momento de «incrementar la presión sobre el régimen sirio para que cumpla con sus compromisos con el plan de paz de seis puntos».
Lyall Grant también pidió a la oposición siria que se distancie de la violencia de cara al diálogo.
«El Consejo de Seguridad tiene las herramientas necesarias para lograr un cambio», añadió Lyall Grant, quien defendió el inicio de un proceso de diálogo en el Consejo de Seguridad sobre cómo se puede encontrar «una salida a esta situación antes de que la crisis evolucione a una guerra civil total que afectará a toda la región».
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, defendió asimismo la imposición de sanciones a Siria, pero alertó que para ello es necesaria «la unidad» de todos los miembros del Consejo de Seguridad, algo que por el momento no es probable.
«Hemos sido claros: si el Gobierno sirio no cumple con sus compromisos, tiene que haber consecuencias», dijo Rice, quien reconoció que los miembros del Consejo tienen «diferencias» al respecto.
Así en los próximos días se espera que las negociaciones en el Consejo de Seguridad se centren en las distintas ideas para frenar el agravamiento de la situación en Siria, después de que hoy sus miembros recibieran «un informe sombrío» por parte del subsecretario general de la ONU para las Operaciones de Paz, Hervé Ladsous, y del segundo de Annan, Jean-Marie Guéhenno.
En cualquier caso el Consejo de Seguridad permanece unido en torno al plan de paz de Annan, como subrayaron varios embajadores al término de las consultas, y esperan su visita en persona el próximo 7 de junio, para que les informe de sus últimos contactos con el régimen de Damasco.