Cerca de 100 soldados yemeníes murieron este lunes en un atentado suicida perpetrado en la capital Saná por Al Qaida, que apuntaba al ministro de Defensa y amenazó con golpear de nuevo al ejército, implicado en una ofensiva contra la red extremista en el sur del país.
Al menos 96 militares murieron en el atentado llevado a cabo por un soldado que detonó su carga explosiva en medio de sus camaradas cuando se entrenaban para un desfile. Otros cerca de 300 resultaron heridos, según un balance de siete hospitales a los que fueron transportadas las víctimas.
Al Qaida reivindicó el atentado, e indicó en un comunicado difundido en foros islamistas de internet que el ataque estaba dirigido contra «el ministro de Defensa», que salió ileso, «y otros dirigentes de la guerra estadounidense contra nuestro pueblo en Abyan», una provincia del sur de Yemen.
El presidente yemení, Abd Rabo Mansur Hadi, afirmó no obstante que «la guerra contra el terrorismo continuará (…) sean cuales sean los sacrificios» necesarios para ello.
La explosión fue tan potente que provocó un cráter en el asfalto, según un corresponsal de la AFP.
Tuvo lugar ante la tribuna destinada a las personalidades que el martes deben asistir al desfile por el 22º aniversario de la unificación entre el norte y el sur de Yemen.
El ministro de Defensa, Mohamed Naser Ahmed, y el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Ali al Ashual, se encontraban en la tribuna en el momento de la explosión pero salieron ilesos, según las mismas fuentes militares.
El presidente Abd Rabo Mansur Hadi debía asistir el martes a este desfile en la plaza Sabin y pronunciar un discurso.
Todos los muertos «son oficiales y soldados», afirmó una fuente militar a la AFP, que añadió que decenas de ellos resultaron heridos.
El presidente estadounidense Barack Obama presentó sus «sinceras condolencias» a su par yemení tras «el cobarde atentado terrorista», indicó la Casa Blanca.
Por su lado, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, «condenó firmemente» el atentado y pidió «a todos en Yemen que rechacen el empleo de la violencia».
Las víctimas pertenecían a unas unidades de la seguridad central, un cuerpo del ejército dirigido por un sobrino del antiguo presidente Ali Abdalá Saleh, el general Yahia Mohamed Abdalá Saleh.
Decenas de ambulancias llegaron al lugar del atentado para evacuar a las víctimas y las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso al sector.
Se trata del primer gran atentado en Saná desde la llegada al poder en febrero del presidente Abd Rabo Mansur Hadi, que se comprometió nada más ser elegido a luchar sin descanso contra Al Qaida.
El ejército lanzó el 12 de mayo una ofensiva de envergadura contra Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), que en el sur de Yemen se hace llamar «partidarios de la Sharia».
Once partidarios de Al Qaida y tres soldados murieron en los últimos combates por el control de la ciudad de Jar, en el sur de Yemen, indicaron el lunes fuentes militares y tribales. Siete soldados murieron también cerca de Zinjibar, según una fuente militar.
Las operaciones dejaron hasta ahora 234 muertos, según un balance realizado por la AFP en base a las cifras dadas por las tribus y fuentes militares: 158 combatientes de Al Qaida, 41 soldados, 18 milicianos y 17 civiles.
Al Qaida afirmó el lunes haber atacado a expertos estadounidenses en Hodeida, hiriendo a tres de ellos, pero la embajada estadounidense en Saná desmintió la presencia de dichos expertos en esta ciudad del oeste de Yemen.
Una fuente de seguridad en Hodeida confirmó el ataque, sin dar más precisiones, cuando testigos indicaron que tres estadounidenses habían sido tiroteados a la salida de un restaurante de la ciudad y que uno fue alcanzado por las balas.
Según una fuente diplomática árabe, expertos estadounidenses ayudan a las fuerzas armadas yemenitas en el sur y algunos se encuentran en la base aérea de Al Anad, cercana al escenario de las operaciones.