Pof: Oscar Montes
Hacía mucho tiempo que el país no hablaba tanto de las Farc. Desde la época del Caguán, cuando los jefes guerrilleros monopolizaron la información y se convirtieron en protagonistas de la actualidad nacional, las Farc no habían logrado acaparar la atención de los medios de comunicación, que habían optado por darle un tratamiento marginal, luego de la experiencia que vivieron durante la llamada zona de distensión.
No obstante, por cuenta de las recientes acciones terroristas de las Farc, los medios volvieron a ocuparse de la suerte de ese grupo guerrillero, especialmente después de los ataques a miembros de las Fuerzas Armadas, el secuestro del periodista francés Roméo Langlois y -sobre todo- el ataque al exministro Fernando Londoño Hoyos, quien es, después de Álvaro Uribe Vélez, el enemigo más encarnizado que tienen las Farc hoy por hoy.
Por cuenta de esas acciones, las Farc volvieron a las primeras páginas de los diarios nacionales e internacionales y a los titulares de los noticieros de radio y televisión. Pero, además, la hábil estrategia de los jefes guerrilleros alias Timochenko e Iván Márquez de aclimatar un eventual proceso de paz con el Gobierno, también ha servido para que un sector del país comience a hablar de diálogos y negociación.
De tal manera que las Farc son protagonistas cuando hablan de paz y también lo son cuando cometen acciones terroristas. Para sus intereses de cubrimiento mediático, ganan con cara y con sello, pues han logrado mostrar una aparente fortaleza militar y una capacidad de reacción que las hace ver sólidas a la hora de una eventual negociación. Y eso es lo que quieren.
El atentado a Londoño
Aunque aún no hay certeza sobre los autores del atentado al exministro Fernando Londoño, ocurrido el pasado martes en el norte de Bogotá, las primeras hipótesis apuntan hacia las Farc como responsables del hecho.
La declaración de un desmovilizado -que habría sido capturado durante la desactivación de un carro-bomba también en Bogotá horas antes del ataque a Londoño- así lo indica, al igual que labores de inteligencia que apuntarían a alias El Paisa, jefe de la cuadrilla Teófilo Forero, como responsable de la acción terrorista.
Londoño no es solo el más férreo opositor del Marco Legal para la Paz, que favorecería a autores de crímenes de lesa humanidad, sino radical opositor a cualquier tipo de negociación con ese grupo guerrillero. De hecho ha sido declarado objetivo militar de las Farc.
El caso de Sigifredo López
Cuando el país aún no había asimilado el impacto de la bomba al exministro Londoño Hoyos, se produjo otro hecho de grandes proporciones: la captura del exdiputado Sigifredo López, señalado por la Fiscalía de ser cómplice de las Farc en el secuestro de los 12 diputados del Valle del Cauca, así como en el asesinato del policía Carlos Cendales, muerto por las Farc cuando intentó impedir el secuestro masivo de los diputados.
López es procesado por los delitos de homicidio agravado, perfidia, toma de rehenes y rebelión, cargos que han sido negados por el exdiputado. De comprobarse su responsabilidad en los hechos, quedaría en evidencia el poder de infiltración del grupo guerrillero y su enorme capacidad para “comprar aliados”, aún los más insospechados, como sería el caso de López.
Cartas a periodistas y ataques a la Fuerza Pública por igual
Tanto Timochenko como Iván Márquez se han valido de cartas abiertas a la opinión pública y a periodistas para tratar de aclimatar un acercamiento con el Gobierno con miras a una eventual negociación. Aunque ninguno de los dos ha ido más allá de un discurso mamerto y trasnochado lleno de frases grandilocuentes, han logrado crear la sensación en ciertos círculos de que están dispuestos a dialogar con el Gobierno.
De hecho, Timochenko llegó a plantearle al Gobierno “retomar la agenda del Caguán” y Márquez llamó a un gran acuerdo nacional. No obstante, ninguno de los dos reconoce la práctica del secuestro, así como vínculos de su organización con el narcotráfico. Mientras ambos caramelean con posibles negociaciones, ordenan ataques a la Fuerza Pública, como ocurrió en La Gabarra, donde murieron 7 policías y 11 resultaron heridos.
Roméo Langlois, secuestro y atentado a la libertad de prensa
El secuestro del periodista francés Roméo Langlois, durante un enfrentamiento de las Farc con tropas del Ejército Nacional, convirtió de nuevo a ese grupo guerrillero en protagonista de primer nivel en los medios de comunicación de Europa, algo que no sucedía desde el secuestro de Ingrid Betancourt. De hecho, el nuevo presidente de Francia Francois Hollande acaba de designar un delegado para que sirva de mediador para la liberación del Langlois.
En plata blanca eso significa, ni más ni menos, que las Farc recuperaron la interlocución con ese país. Pero, además, las Farc lograron poner sobre el tapete el tema de Langlois como supuesto prisionero de guerra, algo que es completamente absurdo, dado que Langlois cayó en poder de las Farc cuando se desempeñaba como periodista, no hace parte del Ejército Nacional y las Farc no son ejército.
Las Farc tienen a Santos y a la Policía en orillas diferentes
Las acciones terroristas de las Farc, especialmente, el atentado al exministro Londoño y la desactivación de un carro-bomba en Bogotá, el mismo día del ataque al exhombre fuerte del gobierno de Álvaro Uribe, terminó poniendo en orillas diferentes al presidente de la República y a altos mandos de la Policía, entre ellos el director de la institución en Bogotá.
En efecto, mientras Santos se ha mostrado cauto a la hora de asignar responsabilidades y solo ha dicho que “todas las hipótesis valen sobre el atentado a Londoño”, los altos oficiales de la Policía no han dudado en responsabilizar a las Farc como las autoras de la acción criminal. No deja de llamar la atención semejante contradicción, precisamente en momentos en que más se requiere de trabajo armónico y de unidad en el mensaje que se transmite a la opinión pública.
Twitter: @leydelmontes